1. Proclamación de la República y Periodo Constituyente
1.1. Las elecciones y el gobierno provisional
El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en España, mediante sufragio universal masculino. La participación fue muy alta y las candidaturas republicano-socialistas triunfaron en las grandes ciudades, en 41 de las 50 capitales de provincias y en la mayor parte de los núcleos industriales. Aunque el número de concejales monárquicos era ligeramente superior, se hizo evidente que una parte significativa del electorado apostaba por un cambio. El 14 de abril, los concejales electos de Eibar proclamaron la República, seguidos por los de Valencia, Sevilla, Oviedo, Zaragoza y Barcelona, mientras la población celebraba en las calles. Ante esta situación, el rey Alfonso XIII renunció a la potestad real y se exilió. En Madrid, los partidos firmantes del Pacto de San Sebastián constituyeron un gobierno provisional, proclamando oficialmente la Segunda República española. Este gobierno representaba a las fuerzas republicano-socialistas: republicanos conservadores, de izquierda, radicales, socialistas y nacionalistas catalanes y gallegos. Quedaron al margen la derecha monárquica, los nacionalistas vascos y el obrerismo más radical (comunistas y anarquistas). El gobierno provisional convocó elecciones a Cortes constituyentes para el 28 de junio y decretó medidas urgentes: amnistía para presos políticos, libertades políticas y sindicales, y designación de altos cargos. Se proyectaron reformas del ejército, negociaciones con catalanes y vascos para la autonomía, protección a campesinos y medidas contra la crisis económica. Las promesas de cambio generaron apoyo popular, pero también animadversión de grandes propietarios, la oligarquía financiera, parte del ejército y la Iglesia. Las elecciones del 28 de junio, con alta participación (70,14%), dieron la victoria a la coalición republicano-socialista.
1.2. La Constitución de 1931
Los diputados electos formaron las nuevas Cortes republicanas y ratificaron al jefe de gobierno, Niceto Alcalá Zamora, y a los ministros del gobierno provisional. Las Cortes nombraron una comisión para elaborar un proyecto de constitución, aprobado en diciembre de 1931. La Constitución de 1931, de carácter democrático y progresista, definía a España como «una República de trabajadores de todas las clases que se organiza en un régimen de Libertad y Justicia», donde todos los poderes emanaban del pueblo. Sus principios incluían:
- Estado integral con posibilidad de gobiernos autónomos regionales.
- Poder legislativo en las Cortes (unicamerales).
- Poder ejecutivo en el gobierno (Consejo de Ministros y jefe de gobierno) y el presidente de la República.
- Poder judicial independiente.
- Amplia declaración de derechos y libertades, igualdad ante la ley, educación, trabajo y no discriminación.
- Facultad del gobierno para expropiar bienes de utilidad social.
- Voto desde los 23 años y voto femenino.
- Laicidad del Estado, sin religión oficial, matrimonio civil y divorcio.
La Constitución no logró consenso total, con discrepancias entre izquierda y derecha en temas religiosos y autonómicos. La aprobación de los artículos religiosos provocó la dimisión de los sectores católicos del gobierno, Manuel Azaña sustituyó a Niceto Alcalá Zamora como jefe de gobierno, y este último pasó a ser presidente de la República.
1.3. Partidos y sindicatos en la Segunda República
La República impulsó la actividad de formaciones políticas y sindicales. El Parlamento se convirtió en el centro de la vida política, con gran repercusión en la prensa y la opinión pública. En la izquierda destacaron los partidos republicanos Radical-socialistas y Acción Republicana, con figuras como Manuel Azaña. En el ámbito regional, Esquerra Republicana de Catalunya tuvo gran fuerza. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) creció notablemente, con corrientes socialdemócratas (Julián Besteiro, Indalecio Prieto) y revolucionarias (Largo Caballero). El Partido Comunista de España (PCE) y el POUM surgieron en la izquierda más radical. La CNT, sindicato anarquista, tuvo gran influencia, con corrientes moderadas (trentistas) y radicales (FAI, liderada por Durruti, Ascaso, García Oliver).
En la derecha, el Partido Radical de Lerroux y la Derecha Liberal Republicana derivaron hacia posiciones conservadoras. La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil Robles, representó a la derecha católica y conservadora. En Cataluña, la Lliga Regionalista y en el País Vasco, el PNV, representaron a la derecha regional. Grupos monárquicos como Renovación Española (José Calvo Sotelo) y los carlistas defendían la vuelta a la monarquía. Falange Española, fundada por José Antonio Primo de Rivera, y las JONS representaron al fascismo, con ideología antidemocrática y nacionalismo español.