Análisis de la Segunda República Española: Desde las Reformas hasta la Guerra Civil

La Segunda República Española: Reformas, Conflictos y el Camino a la Guerra Civil

El fracaso de Berenguer llevó a su sustitución por el gobierno de Aznar, quien prometió convocar elecciones municipales el 12 de abril. La mayoría republicana condujo a que Alfonso XIII abandonase el país, cediendo el poder al gobierno provisional.

En Madrid, el comité revolucionario (firmantes del Pacto de San Sebastián) tomó posesión del gobierno provisional, compuesto por republicanos, socialistas y catalanistas de izquierda, excluyendo a la derecha monárquica, nacionalistas vascos, comunistas y anarquistas, y proclamó la República.

De acuerdo con lo pactado, se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes y se iniciaron reformas para solucionar los problemas endémicos del país, como la reforma agraria, el ejército y las negociaciones con catalanes y vascos para pactar la autonomía.

Las elecciones a dichas cortes dieron la mayoría a la conjunción republicano-socialista, que nombró una comisión encargada de redactar un proyecto de constitución aprobado en diciembre de 1931. Destacan:

  • Definición del Estado como república de trabajadores de toda clase.
  • Concepción de un Estado integral, aunque se dejaba abierta la posibilidad de autonomía para las diferentes regiones.
  • División de poderes:
    • Legislativo: Cortes Unicamerales, por sufragio universal.
    • Ejecutivo: Presidente de la República elegido por el Congreso, con competencias restringidas, y Consejo de Ministros.
    • Judicial: Estado de Derecho con jueces independientes.
  • Establecimiento de la posibilidad de expropiación forzosa de propiedades por utilidad social.
  • Derechos y libertades: sufragio universal desde los 23 años, extendido por primera vez a la mujer, separación Iglesia-Estado mediante la aconfesionalidad y la supresión de la financiación, reconocimiento del matrimonio civil e igualdad de todos los ciudadanos ante la educación y el trabajo.

El Bienio Reformista (1931-1933)

Entre 1931 y 1933, Azaña presidió un gobierno formado por republicanos de izquierda y socialistas, que llevaron a cabo un proceso reformista iniciado durante el gobierno provisional y plasmado en la Constitución de 1931.

Reforma del Ejército

Mediante la Ley de Retiro de la Oficialidad, se pretendía acabar con el excesivo número de soldados y la macrocefalia e intervencionismo en política. Los militares debían prometer su adhesión al régimen o retirarse conservando su sueldo íntegro.

Cuestión Religiosa

Los objetivos eran limitar la influencia de la Iglesia y secularizar la vida social. La Ley de Congregaciones limitaba la posesión de bienes a las órdenes religiosas, preveía su disolución en caso de peligro para el Estado y prohibía la impartición de enseñanza. Este punto, junto con la supresión de la financiación, fue el más polémico, provocando una fuerte oposición al nuevo régimen, contestada por sectores anticlericales con la quema de iglesias.

Reforma Agraria

Probablemente el proyecto más ambicioso. Durante el gobierno provisional ya se habían promulgado Decretos Iniciales que daban comienzo a la reforma agraria, pero el verdadero impulso vino con la promulgación de la Ley de Bases, que establecía la expropiación de latifundios para el posterior asentamiento de campesinos, intentando acabar con la desigual distribución. Sin embargo, la situación de déficit presupuestario de la República limitó el presupuesto para indemnizaciones, por lo que el número de expropiaciones y asentamientos fue menor al esperado. Los campesinos, decepcionados, se acercaron a grupos radicales de izquierda, protagonizando actos reivindicativos que provocaron la formación de un nuevo núcleo de oposición.

Las Autonomías

La Constitución establecía la posibilidad de reconocimiento de las autonomías. Se comenzó a trabajar en esta línea, destacando Cataluña y el País Vasco.

  • Cataluña: Se reconoció un gobierno autonómico (Generalitat) que encargó la redacción de un estatuto (Estatuto de Nuria), aprobado en 1932 con modificaciones.
  • País Vasco: El proyecto de estatuto resultó del acuerdo entre nacionalistas del PNV y carlistas. Fue considerado anticonstitucional y su aprobación no se produjo hasta octubre de 1936, iniciada ya la guerra.
  • Galicia: La aprobación de un estatuto se retrasó indefinidamente.

Reformas Sociales y Educativas

Entre las medidas sociales, Largo Caballero, como ministro de Trabajo, impulsó medidas como la semana laboral de 40 horas. Se promovió una enseñanza liberal y laica y el derecho a la educación.

Polarización Social y el Bienio de Derechas (1933-1936)

Estas reformas evidenciaron una polarización de la sociedad. Por un lado, los grupos de derecha se opusieron a las reformas desde el principio. Por otro, la oposición de izquierda, formada principalmente por campesinos, se unió a organizaciones obreras (CNT, PCE, FAI), que aprovecharon la situación para protagonizar huelgas, destacando los sucesos de Casas Viejas. El gobierno entró en un proceso de desgaste y dimitió, convocando Zamora elecciones para noviembre de 1933.

Las elecciones dieron la victoria a grupos de centro-derecha, comenzando el Bienio de Derechas, articulado a partir del Partido Radical y la CEDA. El objetivo principal de este nuevo gobierno fue acabar con el proceso reformista anterior. Se paralizó la reforma agraria, las negociaciones con vascos y se acercaron posturas con la Iglesia y los estamentos militares.

El nuevo núcleo de oposición estuvo configurado por las fuerzas del anterior gobierno y grupos beneficiados por sus reformas. El aumento del desorden llevó a que la CEDA exigiera participación directa en el gobierno, otorgándole tres carteras ministeriales. La entrada de la CEDA fue considerada por las fuerzas de izquierda como un posible giro de la República hacia el fascismo, lo que provocó manifestaciones obreras. Comenzó la Revolución de Octubre de 1934, considerada preludio de la Guerra Civil, con revueltas en Asturias y Cataluña.

En Asturias, el movimiento tuvo un carácter social protagonizado por mineros. En Cataluña, la revolución destacó por su carácter político, temiendo el traspaso de las competencias autonómicas. El ejército sofocó ambos movimientos.

A partir de 1934, la influencia de la CEDA en el gobierno aumentó, con el nombramiento de Robles como ministro de Guerra. Robles intentó aprovechar la situación para hacerse con el poder, pero la desconfianza de Zamora llevó a la convocatoria de elecciones.

El Frente Popular y el Golpe de Estado

Las candidaturas se presentaron divididas: por un lado, las fuerzas de izquierda agrupadas en el Frente Popular, y por otro, el Bloque Nacional, que agrupaba a la derecha. La victoria del Frente Popular llevó a la reanudación del proceso reformista del primer bienio y al envío de Mola y Franco a destinos lejanos.

La victoria de las fuerzas de izquierda no acabó con los desórdenes. Las fuerzas radicales de izquierda llevaron a cabo acciones reivindicativas para acelerar las reformas, lo que influyó en la derecha, fomentando un clima de enfrentamiento civil y violencia callejera. La inestabilidad aumentó y apareció la sombra del golpe de estado.

Se preparó un golpe de estado, organizado por Mola, con Sanjurjo como jefe supremo. El plan consistía en el pronunciamiento simultáneo de todas las guarniciones militares. Las fuerzas implicadas apoyaban la instauración de una dictadura militar, aunque divergían en el régimen a instaurar.

La tensión aumentó. El asesinato del Teniente Castillo y el posterior secuestro y asesinato de Calvo Sotelo influyeron en aquellos grupos que no tenían claro si adherirse al movimiento.

El golpe, no planificado para el 17 de julio, comenzó en África y se extendió por la Península al día siguiente. El fracaso del levantamiento en Madrid y Barcelona llevó al desarrollo de una sangrienta Guerra Civil que se prolongó durante tres años.

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