Análisis del Convenio de Vergara: Fin de la Primera Guerra Carlista

Convenio de Vergara

Este texto presenta una selección de artículos del Convenio de Vergara, un acuerdo político que puso fin a la Primera Guerra Carlista (1833-1840). Se trata de un texto político-circunstancial, ya que se enmarca en un contexto histórico específico. Procede de una fuente primaria y directa, y es un documento de carácter público, ya que su función es informar a la reina, al gobierno, a las Cortes y a la población en general.

Contexto Histórico

El convenio se firmó el 31 de agosto de 1839 en la ciudad de Vitoria. Este acuerdo es producto de las conversaciones y negociaciones llevadas a cabo por el capitán general Espartero y el teniente general Rafael Maroto como representantes de los dos ejércitos enfrentados en la Primera Guerra Carlista. Ambos generales son los autores del texto.

El texto que se analiza recoge tres de los diez artículos del Convenio de Vergara. En ellos se aprecia un tono conciliador por parte de ambos bandos, y quedan fijadas las condiciones por las que los carlistas dejarían las armas.

Representantes del Convenio

  • General Espartero: Jefe de los Ejércitos Nacionales, el bando isabelino o cristiano en defensa del liberalismo dentro de la Regencia de María Cristina, madre de Isabel II.
  • General Maroto: Jefe de los ejércitos carlistas del norte, defendía el trono de Carlos María Isidro y lideraba la opción moderada que era partidaria de llegar a un acuerdo con el enemigo.

Análisis de los Artículos

El convenio busca asegurar el fin de la guerra, el reconocimiento del trono de Isabel II y del nuevo Estado Liberal fijado en la Constitución de 1837, a la vez que facilitar la reinserción del ejército carlista.

Artículo 1

Recoge una de las principales reivindicaciones carlistas: el mantenimiento de los fueros vascos y navarros que estaban amenazados por propuestas liberales de contenido igualitario, uniformador y centralista. Se especifica también que serán las Cortes las que decidan sobre su futuro.

Artículo 2

Supone el reconocimiento por parte de los isabelinos de empleos, grados y condecoraciones de los oficiales y mandos que habían servido en el bando carlista, para así poder facilitar su reinserción en el Ejército español. Para esto es necesario jurar la Constitución progresista de 1837 y reconocer la Regencia y el trono de Isabel II.

Artículo 4

Habla de facilitar el retiro o licencia a generales, jefes y oficiales que hubieran servido en los ejércitos de Don Carlos.

Antecedentes y Desarrollo de la Guerra

El contexto histórico del documento se encuentra en los últimos años del reinado de Fernando VII y la Regencia de María Cristina. Este momento es importante ya que supuso el paso del Antiguo Régimen al Nuevo Estado Liberal.

Fernando VII murió el 29 de septiembre de 1833 y días más tarde, su hermano Carlos María Isidro reclamaba el trono desde Portugal. Se desató entonces una guerra dinástica entre los partidarios de Carlos María Isidro y la hija legítima de Fernando VII, Isabel II.

Bandos Enfrentados

  • Bando Carlista: Partidarios del Antiguo Régimen, del absolutismo, de la importancia de la religión y la Iglesia, y de la defensa de los fueros. No contaron con el apoyo de ningún país en el exterior, pero sí con las simpatías de los imperios absolutistas europeos.
  • Bando Isabelino: La reina viuda María Cristina buscó apoyos en los absolutistas moderados y en los liberales. Estos sectores veían que apoyar a la reina era la única opción para reformar el país. Contó con el apoyo de parte de la nobleza, casi todo el alto clero, la mayoría de los generales, la alta burguesía, las clases medias urbanas, los obreros industriales, una parte del campesinado del sur peninsular y países como Portugal, Inglaterra y Francia.

Desarrollo Bélico

La guerra comienza en 1833. En un principio los triunfadores eran los carlistas, debido a la gran movilidad y conocimiento que tenían del terreno. Pero en 1835 la situación cambia a raíz de la muerte del general carlista Zumalacárregui.

En 1837 se produjo la expedición real de Carlos María Isidro y a punto estuvo éste de tomar Madrid. A partir de ahí, por el agotamiento sobre todo, el general Maroto negoció con Espartero (jefe isabelino) y las conversaciones de paz desembocaron en la firma del Convenio de Vergara en agosto de 1839.

Consecuencias del Convenio

El Convenio de Vergara significó el fin de la Primera Guerra Carlista y la supuesta paz entre el bando isabelino y el bando carlista. Esta situación creó una inestabilidad política en el país debido sobre todo a la debilidad de la hacienda y las próximas desamortizaciones, además de la Constitución de 1837.

Las guerrillas carlistas continuaron resistiendo en Cataluña y el Maestrazgo, hasta su derrota en 1840. Las consecuencias de la guerra carlista fueron varias:

  • La monarquía se inclinó hacia el liberalismo.
  • Los militares cobrarían un gran protagonismo en la vida política y protagonizarían frecuentes pronunciamientos.
  • Los gastos de la guerra forzaron la desamortización de las tierras de la Iglesia.

Espartero, Narváez y O’Donnell fueron destacados militares en las contiendas contra el carlismo e iniciaron después carreras políticas caracterizadas todas ellas por el autoritarismo o por el pronunciamiento militar como método.

Conclusión

se puede decir que el Convenio de Vergara significó el fin de la Primera Guerra carlista y la supuesta paz ntre l bndo isabelino y l bando carlista.sta situación crea 1inestabilidad política n l país dbido sbre todo a la dbilidad d la hacienda y las próximas dsamortizacions admas d la cnstitucion d 1887. Las guerrillas carlistas continuaron resistiendo en Cataluña y el Maestrazgo, hasta su derrota en 1840. Las consecuencias de la guerra carlista fueron varias: la monarquía se inclinó hacia el liberalismo, los militares cobrarían un gran protagonismo en la vida política y protagonizarían frecuentes pronunciamientos. Los  gastos de la guerra forzaron la desamortización de las tierras de la Iglesia. Espartero, Narváez y O’Donnell fueron destacados militares en las contiendas contra el carlismo e iniciaron después carreras políticas caracterizadas todas ellas por el autoritarismo o por el pronunciamiento militar como método.

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