Manifiesto de los Persas
1. Clasificación
Se trata de una fuente primaria para el conocimiento del pensamiento reaccionario y absolutista durante la crisis del Antiguo Régimen en España. El texto, de naturaleza narrativa e histórica-circunstancial, fue escrito por un grupo de diputados liderados por Mozo del Real y el Obispo de Orense. Es un documento público de alcance nacional e internacional, presentado en Valencia en 1814.
2. Análisis
El texto se divide en dos partes. La primera (dos primeros párrafos) justifica la monarquía absoluta desde la razón y la utilidad. La segunda (último párrafo) resume los propósitos de los diputados serviles: anular la Constitución de Cádiz y restaurar el absolutismo bajo el control de unas cortes tradicionales.
Términos clave:
- Monarquía absolutista: Forma de gobierno donde el monarca tiene el poder absoluto, sin límites institucionales. No hay división de poderes.
- Liberalismo: Sistema que promueve las libertades civiles y se opone al despotismo.
- República: Sistema político basado en la constitución.
- Constitución: Norma fundamental de un Estado con poder legislativo.
- Manifiesto: Declaración pública de principios e intenciones políticas.
- Golpe de Estado: Toma del poder repentina y violenta.
- Cortes: Asambleas convocadas por el rey para su asesoramiento.
- Soberanía: Cualidad máxima del poder.
- Vasallos: Sujetos a un soberano.
3. Comentario
Contexto histórico
El Manifiesto de los Persas fue escrito por diputados de las Cortes de Cádiz (1812) que solicitaron a Fernando VII la restauración del Antiguo Régimen y el fin del constitucionalismo. Esto ocurrió tras la Guerra de la Independencia (1808-1813), cuando Fernando VII regresó al trono. Fernando VII debía ser el primer monarca constitucional, pero ignoró la Constitución de 1812 y contactó con partidarios del absolutismo, lo que llevó a la redacción del Manifiesto y la abolición de las cortes, restaurando el absolutismo.
Comentario del contenido
El nombre «Manifiesto de los Persas» se debe a una metáfora inicial que alude a la muerte del rey anterior, la anarquía y la solución en el absolutismo de Fernando VII. Los diputados conservadores de las Cortes de Cádiz deseaban un sistema tradicional con elementos de pactismo. El Manifiesto, entregado por Mozo Rosales, futuro ministro de Fernando VII, fue firmado por 69 diputados, incluyendo a figuras como Antonio Alcalá Galiano. Estos diputados «serviles» representaban a la alta nobleza, la Iglesia y parte del pueblo. El liberalismo, incapaz de contrarrestar el absolutismo, recurrió a la conspiración y el pronunciamiento militar.
Los argumentos absolutistas se basan en la razón y el derecho divino. El absolutismo se presenta como una cesión de poder de los súbditos para el bien común, una idea con influencias de Hobbes. El Manifiesto compara el absolutismo con el liberalismo (identificado con la república), mostrando su subjetividad e intencionalidad. El texto buscaba convencer a Fernando VII, cuya personalidad se inclinaba al absolutismo. La propuesta era clara: anular la Constitución de 1812 y convocar cortes tradicionales. Fernando VII restauró el absolutismo, pero no convocó cortes. Aunque el rey solo adoptó parte de las propuestas, el Manifiesto tuvo efectos trascendentes, iniciando el sexenio absolutista (1814-1820) y la división entre liberales y serviles. Personajes como Torrero y Calatrava cambiaron de bando. La influencia militar en la política aumentó. La camarilla de Fernando VII se benefició, incluyendo figuras como el duque de Alagón, Arellano, Antonio Ugarte, Pedro Collado y Escoiquiz.
Conclusión y alcance
Tras el regreso del absolutismo, ni los colaboradores de Fernando VII ni el contexto de posguerra fueron favorables para un buen gobierno. Entre 1814 y 1820, España se debatió entre el absolutismo, la debilidad gubernamental, la crispación política, el exilio y la inestabilidad en las colonias americanas. La incapacidad de los nombrados por Fernando VII se evidenció en figuras como Pedro Gómez Labrador, embajador en el Congreso de Viena. A pesar de los esfuerzos del duque de Fernán Nuñez en 1817, la posición española no mejoró, lastrada por la firma de Fernando VII en Valencay. Las conspiraciones y pronunciamientos militares, como los de Espoz y Mina (1814), Porlier (1815), Lacy y Milans de Bosch (1815), no lograron derrocar el absolutismo. Solo en 1820, Rafael de Riego logró restaurar la Constitución de 1812, que Fernando VII aceptó para luego suspenderla de nuevo en 1823.
4. Bibliografía
:
-CARR, Raymond. Historia de España. Barcelona, Península, 2001.
-PÉREZ, Joseph. Historia de España. Barcelona, 2003.
-VIDAR, Pierre. Historia de España. Barcelona, 2005.