La Revolución Libertadora y la «Desperonización»
Los sectores que buscaban derrocar al «dictador» Perón incluían a los partidos políticos, la oligarquía terrateniente, la clase media, la Iglesia y las Fuerzas Armadas. Coincidían en caracterizar al régimen peronista como una «dictadura totalitaria».
La Revolución Libertadora (1955) tenía como objetivo «liberar» a Argentina del peronismo, implementando un proceso de «desperonización» que incluyó represión y resistencia por parte de los obreros peronistas.
Lonardi y Aramburu
El general Lonardi lideró el golpe y derrocó a Perón. Sin embargo, dentro del grupo de militares surgió un debate sobre el grado de antiperonismo necesario. Lonardi fue reemplazado por Aramburu (presidente) y Rojas (vicepresidente), quienes profundizaron la «desperonización».
Políticas económicas y la proscripción del peronismo
La Revolución Libertadora abandonó el nacionalismo económico, adoptando políticas liberales que incluyeron el congelamiento de salarios y la incorporación de Argentina al Fondo Monetario Internacional. Para reformar la Constitución de 1949 y eliminar la influencia peronista, se convocó a elecciones constituyentes en 1957. Sin embargo, el voto en blanco peronista fue masivo, lo que evidenció el fracaso de la «desperonización». Posteriormente, se realizaron elecciones generales en 1958, pero el peronismo seguía proscripto.
El gobierno de Frondizi (1958-1962)
Dentro de la Unión Cívica Radical (UCR), se presentaron dos facciones: los intransigentes (liderados por Frondizi) y los del pueblo (liderados por Balbín). Frondizi negoció con Perón para obtener el apoyo de la masa peronista a cambio de levantar la proscripción en caso de ser electo. Frondizi ganó las elecciones de 1958, pero su gobierno estuvo marcado por la inestabilidad y la presión de las Fuerzas Armadas, que lo veían como un aliado del peronismo. El movimiento obrero, liderado por la CGT (Confederación General del Trabajo), también ejerció presión a través de huelgas y manifestaciones.
Políticas económicas y sociales
Aramburu implementó políticas liberales, como la eliminación de controles de cambio y la devaluación, que beneficiaron a la burguesía agraria pero perjudicaron a los sectores populares. Los trabajadores respondieron con acciones de resistencia, como huelgas y manifestaciones. El gobierno implementó el Plan CONINTES, que permitía militarizar zonas industriales para controlar al movimiento obrero.
El gobierno de Illia (1963-1966)
Illia, de la UCR del Pueblo, asumió la presidencia en 1963 con el 25% de los votos. Su gobierno estuvo marcado por el enfrentamiento entre los azules (antiperonistas negociables) y los colorados (antiperonistas intransigentes). Illia buscó gobernar con el apoyo del movimiento obrero, pero enfrentó una creciente conflictividad social y la oposición de sectores del capital concentrado y extranjero debido a sus medidas económicas, como la recuperación del control estatal sobre la exploración de hidrocarburos y la regulación de las patentes de medicamentos.
Los medios de comunicación y la opinión pública
Los medios de comunicación, especialmente la prensa, ejercieron una fuerte crítica hacia el gobierno de Illia, lo que contribuyó a debilitar su imagen pública y a fortalecer la posición del general Onganía, quien lideraría el golpe de Estado de 1966.