Arquitectura en la Antigua Roma

Contexto Histórico

La civilización romana emergió en el siglo IX a.C. como una modesta comunidad en el centro de la península itálica. Durante los siglos IV y III a.C., la República Romana comenzó su expansión territorial. Entre los siglos III y I a.C., Roma consolidó su dominio sobre todo el Mediterráneo. No obstante, en el siglo III d.C., el Imperio experimentó una profunda crisis que culminó con su división en dos entidades: el Imperio Romano de Oriente y el Imperio Romano de Occidente.

Características Generales de la Arquitectura Romana

A diferencia del arte griego, el arte romano se distingue por su marcado carácter pragmático. Se trata de un arte al servicio del Estado, concebido para difundir los ideales de grandeza, orden y perpetuidad del Imperio. La arquitectura, predominantemente civil en detrimento de la religiosa, se orienta hacia la funcionalidad. Se erigen nuevos edificios de uso público, infraestructuras y monumentos destinados a exaltar el poder imperial.

Los materiales empleados incluyen sillares dispuestos a soga y tizón, mampostería, ladrillo y hormigón. Se adoptan los órdenes arquitectónicos griegos, modificando el dórico para originar el toscano. También surge el orden compuesto, una fusión del jónico y el corintio. El uso del arco y la bóveda permite alcanzar mayores alturas y una mayor monumentalidad. Se emplean arcos de medio punto y bóvedas de medio cañón. La decoración es más profusa que en la arquitectura griega.

Evolución y Periodos

• Periodo de la República (510-27 a.C.)
• Periodo de Augusto (27 a.C. – 14 d.C.)
• Periodo Imperial
  • Siglo I (de Tiberio a Trajano)
  • Siglo II (de Adriano a la dinastía de los Severos)
  • Crisis del siglo III (hasta Constantino)

Principales Edificios

Urbanismo y Foros

Las ciudades romanas estaban circundadas por una muralla y su trazado urbano se organizaba en torno a dos calles principales perpendiculares. El foro constituía el núcleo de la vida política, religiosa, administrativa y comercial, albergando los edificios más importantes. Un ejemplo representativo es el Foro Romano o Republicano.

Templos

Los templos se erigían sobre un podio y contaban con una escalinata en la parte frontal. La cella se extendía longitudinalmente y podía ser única o triple. Los frontones solían ser lisos. Ejemplos notables son la Maison Carrée de Nimes, el Templo de Diana en Mérida y el Panteón de Agripa.

Basílicas

Las basílicas eran edificios destinados al comercio y la administración de justicia. Consistían en grandes salas divididas en naves. Un ejemplo destacado es la Basílica de Majencio.

Termas

Las termas eran grandes complejos dedicados al deporte, la higiene y la vida social. Incluían una sala para desvestirse, baños fríos, templados y calientes, gimnasio, áreas de masajes, bibliotecas y espacios abiertos para el paseo.

Teatros

Los teatros romanos presentaban una estructura similar a los griegos. Las gradas se sostenían sobre una estructura de arcos y bóvedas de ladrillo u hormigón.

Anfiteatros

Los anfiteatros se formaban por la unión de dos teatros. Poseían una planta ovalada con una arena central para el espectáculo. Un ejemplo icónico es el Anfiteatro Flavio, conocido como el Coliseo.

Circos

Los circos eran hipódromos donde se celebraban carreras de caballos.

Monumentos Conmemorativos

Los monumentos conmemorativos se ubicaban principalmente en el Foro.

El Comunismo: Orígenes y Evolución

El comunismo se define como una forma de organización social, económica y política que promueve la colectivización de los medios de producción, la distribución de los bienes de consumo en función de las necesidades individuales y la eliminación de las clases sociales. Las teorías comunistas, con especial énfasis en el marxismo, proponen la supresión de la sociedad capitalista y la instauración de una sociedad socialista como paso previo a la construcción de una organización social comunista.

Orígenes del Pensamiento Comunista

La noción de una organización social y política fundamentada en la propiedad colectiva de los bienes y los medios de producción, sin distinción de clases, surgió en el siglo XV con el movimiento taborita en Bohemia. François Babeuf fue el primero en articular el comunismo dentro de una concepción materialista de la historia, sosteniendo que todos los bienes deben ser de propiedad común, ya que la tierra no pertenece a nadie y sus frutos son de todos.

El Comunismo Primitivo

Los historiadores y pensadores comunistas también se refieren al concepto de «comunismo primitivo», una hipótesis que sugiere que las sociedades primitivas se caracterizaban por la ausencia de propiedad privada. Karl Marx respaldó esta premisa en su momento, tomando como ejemplo el modelo de cazadores y recolectores que sustentaba la sociedad primitiva.

El Manifiesto Comunista y las Internacionales

El inicio del comunismo, en su acepción contemporánea, se puede situar en la publicación del Manifiesto Comunista en 1848. Redactado por Marx y Friedrich Engels, este documento rechazaba la sociedad de su tiempo, reivindicando el valor de la clase obrera industrial frente a la burguesía y criticando el concepto de propiedad. A lo largo de los años, el Manifiesto sirvió como base para el desarrollo de nuevas teorías comunistas y variaciones de las ideas originales, adaptándose a los diferentes contextos continentales y nacionales. Se establecieron dos «Internacionales» con el objetivo de unir a los trabajadores y a los partidos políticos socialistas de las distintas naciones.

Diversidad de Doctrinas Comunistas

Existe una amplia gama de doctrinas comunistas que difieren considerablemente entre sí. No obstante, todas ellas coinciden en la defensa de la supresión de la propiedad privada y la emancipación del proletariado. La doctrina más difundida es el marxismo, que experimentó un auge significativo a partir de la llegada de Lenin al poder en Rusia tras la Revolución de Octubre (noviembre de 1917).