Ascenso de Regímenes Totalitarios y la Segunda Guerra Mundial: Causas y Consecuencias

El Ascenso del Totalitarismo y la Segunda Guerra Mundial

Mahatma Gandhi y el Movimiento Nacionalista Indio

El movimiento nacionalista indio se agrupó en torno al ejemplo moral de Mahatma Gandhi. Adquirió gran fuerza en las campañas de desobediencia civil, en las que la población se negaba rotundamente a colaborar con las instituciones: no asistían a las escuelas, no litigaban en los tribunales, no ocupaban cargos ni empleos públicos, no votaban en las elecciones. Gandhi siempre encabezaba esas campañas y predicó que no debía utilizarse la violencia. A pesar de su enfoque pacífico, fue encarcelado en varias ocasiones.

El Frente Popular en Francia

La evidencia del crecimiento del movimiento fascista en Francia llevó a las izquierdas a presentar un frente común ante el fascismo, y fue así como se constituyó la coalición del Frente Popular. Sin embargo, solo pudo gobernar durante un año.

Benito Mussolini y el Fascismo Italiano

En 1919, Benito Mussolini fundó el partido fascista. Aunque inicialmente no consiguió ningún escaño, ganando el partido socialista, en 1922 se vio con fuerzas para dar un golpe de mano y organizó la “Marcha sobre Roma”. Muchos camisas negras partieron desde cada una de las principales ciudades hacia Roma. El rey Víctor Manuel III llamó a Mussolini a palacio y le encargó formar gobierno.

La Marcha sobre Roma

En 1922, Mussolini se sintió con la fuerza suficiente para dar un golpe de mano y organizó la “Marcha sobre Roma”. Grandes concentraciones de camisas negras partieron desde varias ciudades importantes en dirección a Roma. El rey Víctor Manuel III llamó a Mussolini a palacio y le encargó formar gobierno.

El Partido Nazi y Adolf Hitler

Las ideas del Partido Nazi, la humillación del Tratado de Versalles y la crisis económica que asoló la Alemania de posguerra constituyeron el caldo de cultivo en el que se gestó el nazismo. Adolf Hitler se unió al partido en 1919. Dicho partido exigía la anulación del Tratado de Versalles, colonias para exportar la población y nuevas tierras de cultivo para atajar el hambre, y no reconocían a los judíos como ciudadanos alemanes.

El Führer

Hitler llamó al estado que iba a construir el Tercer Reich. Tomó el título de Führer (jefe) y fue el jefe único del estado, del partido, del ejército, del gobierno y el jefe moral de su país. El Führer no estaba sujeto a la ley; solo era responsable de sus actos ante sí mismo.

Joseph Goebbels y la Propaganda Nazi

Joseph Goebbels fue el creador de la máquina nazi de control ideológico, ministro de propaganda del Tercer Reich. Desde la Cámara de Cultura controlaba la prensa, la radio y la edición de libros, y reescribía la historia, de modo que nadie podía aprender nada fuera de lo admitido por el estado.

Los Espartaquistas y la Revolución Alemana

Los Espartaquistas fundaron el Partido Comunista Alemán, afín al partido bolchevique. La asamblea de obreros berlineses nombró un comité revolucionario para dirigir la lucha contra el gobierno. Durante la Semana Sangrienta, la represión militar barrió Berlín. Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, dirigentes espartaquistas, fueron detenidos por la policía y asesinados.

La Gran Alemania y el Expansionismo Nazi

En Alemania, la subida de Hitler al poder en 1933 cambió el panorama internacional. Desde el principio, sus objetivos fueron agrupar en el Reich a los alemanes que vivían fuera de sus fronteras, lo que llamaron “La Gran Alemania”, y dotar al nuevo imperio de unas poderosas fuerzas armadas para, por último, emprender la conquista del “espacio vital”.

El Pacto de Acero

En abril de 1938, las tropas italianas desembarcaron en Albania y la incorporaron al reino de Italia. Alemania e Italia reforzaron sus alianzas firmando el “Pacto de Acero”, por el que se comprometían a ayudarse mutuamente en caso de guerra.

Blitzkrieg: La Guerra Relámpago

Táctica alemana. Hitler no contaba con que la guerra tuviera lugar tan pronto y los preparativos no estaban ultimados. La prudencia aconsejaba una guerra corta con movimientos muy rápidos. La palabra mágica era “Blitzkrieg”, la guerra relámpago, con ataques desde aviones y tanques.

Winston Churchill y la Resistencia Británica

Winston Churchill, primer ministro del Reino Unido, contaba con el apoyo americano y la potencia de la Commonwealth, y estaba decidido a una defensa a ultranza. Participó en la conferencia de paz conocida como la “Carta Atlántica”.

La Operación Barbarroja

En 1941, Hitler era el amo de Europa continental, donde se implantaría el “nuevo orden” nazi. Era la hora de volver de nuevo a mirar hacia el este y cumplir con lo anunciado en Mein Kampf: vencer al comunismo, apoderarse de las inmensas riquezas de la URSS y someter a la “inferior” raza eslava. Se ponía en marcha la “Operación Barbarroja”.

El Desembarco de Normandía

Desde el oeste de Inglaterra, los aliados iban a comenzar la invasión de Europa occidental, cuyos accesos desde Inglaterra estaban especialmente guarnecidos por todo tipo de fortificaciones. Era la Operación Overlord. El 6 de junio de 1944 se produjo el Desembarco de Normandía, llevado a cabo por un ejército de tierra, mar y aire, formado por fuerzas inglesas, canadienses y estadounidenses. Los alemanes tuvieron que retroceder. Por todas partes, los movimientos de resistencia salieron a la luz y los alemanes fueron expulsados, quedando París liberado.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU)

El mundo de posguerra intentó organizarse en torno a la ONU, organismo creado para sustituir a la fenecida Sociedad de Naciones. En la Conferencia de San Francisco en 1945, cincuenta y dos naciones adoptaron la carta de la Organización de las Naciones Unidas. El objetivo de la institución era mantener la paz y la seguridad internacionales mediante la cooperación de todos los países.

Los Acuerdos de Locarno

Las potencias firmaron el primer pacto multinacional de importancia, los “Acuerdos de Locarno” en 1925, que señalaban el punto álgido de la política de buena voluntad y de la seguridad colectiva. Alemania aceptó la situación de las fronteras occidentales (Alsacia y Lorena).

El Pacto de Kellogg-Briand

En 1928 se firmó el Pacto de Kellogg-Briand, llamado así por los políticos que lo propusieron. A él se adhirieron 70 naciones. A pesar del entusiasmo de los pueblos, logró atraer a EE. UU. a una política de cooperación, facilitó un acercamiento franco-alemán y reforzó la Sociedad de Naciones, garantizando un futuro de paz.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *