El Ascenso del Nazismo en Alemania
Adolf Hitler y el Partido Nazi
Adolf Hitler fue un soldado que no aceptó la derrota alemana tras la Primera Guerra Mundial. Fundó el Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania, conocido como el Partido Nazi. Este partido adoptó la bandera roja con la cruz gamada como símbolo. Su ideología, expuesta en el libro Mi Lucha, defendía:
- El dominio de la raza aria.
- El rechazo a los judíos.
- El odio a la democracia.
- La necesidad de forjar un gran imperio que uniese a todos los pueblos de habla alemana.
Para captar votantes, en su campaña electoral prometían trabajo para todos y subidas de salarios. Acusó a los judíos, comunistas y demócratas de la crisis alemana.
El Nazismo en el Poder
El malestar social inclinó a una buena parte de la población hacia los partidos extremistas. El Partido Nazi comenzó a recibir apoyo de la industria, los bancos y otras ayudas económicas. En 1932, los nazis ganaron las elecciones y Hitler fue nombrado canciller. Poco después, los escuadrones nazis provocaron un incendio en el Parlamento y acusaron a los comunistas. Esto sirvió para alejar a sus adversarios. Tras la muerte de Hindenburg, Hitler se proclamó führer y canciller.
La Dictadura Nazi
Los nazis transformaron Alemania en una dictadura. Los trabajadores fueron obligados a afiliarse al Frente del Trabajo Nacionalsindicalista. La administración pública fue depurada mediante una ley que permitía la expulsión por razones políticas y raciales. El estado nazi aspiraba a una total cohesión basada en la superioridad de la raza aria y la ideología nacionalsocialista. El nazismo otorgaba a la mujer un papel social muy marginal, limitando su actividad a las llamadas «3 K»: Kinder (hijos), Kirche (iglesia) y Küche (cocina). Para asegurar el control, se crearon las Juventudes Hitlerianas, que adoctrinaban a los jóvenes.
La Crisis de la Monarquía y la Segunda República Española
El Declive de la Monarquía
Los años que siguieron a la crisis se caracterizaron por una gran inestabilidad política. Entre 1917 y 1923 se formaron trece gobiernos debido a la falta de apoyo parlamentario. El turno pacífico llegó a su fin y se sucedieron gobiernos de concentración. Esta inestabilidad estuvo acompañada de una fuerte conflictividad social, con el apoyo del PSOE y los sindicatos. Los sindicatos y los grupos de izquierda impulsaron movilizaciones obreras. Los jornaleros ocuparon los campos y se frenó la producción. La lucha obrera fue especialmente intensa en las industrias. Ante esta situación, el gobierno y los empresarios endurecieron su actitud, y surgió el pistolerismo, con grupos de derecha que asesinaban a dirigentes obreros. La derrota en Annual, en 1921, con más de 12.000 militares muertos, llevó a la oposición de izquierda a pedir una investigación. Para frenar la presentación de este informe a las Cortes, se produjo un golpe de estado militar.
La Dictadura de Primo de Rivera
En 1923, Miguel Primo de Rivera protagonizó un golpe de estado que dio paso a una dictadura militar. El golpe se justificó con el argumento de que el sistema parlamentario constitucional estaba desprestigiado y era incapaz de frenar la revolución social. El nuevo régimen suspendió la Constitución, disolvió el Parlamento y prohibió los sindicatos y partidos políticos. La dictadura se mantuvo en el poder gracias a una buena situación económica y al fin del conflicto marroquí. Sin embargo, falto de apoyos, el dictador dimitió en 1930. Alfonso XIII nombró jefe de gobierno al general Berenguer, con la misión de preparar unas elecciones y retornar a la legalidad constitucional.
La Proclamación de la República
Las elecciones municipales fueron convocadas en 1931 y se plantearon como una elección entre monarquía y república. Los republicanos y socialistas se unieron para presentarse juntos a las elecciones, mientras que los partidos monárquicos estaban divididos. Los resultados electorales fueron similares para ambos bandos, pero los monárquicos mantuvieron su fuerza en las zonas agrarias, mientras que los republicanos y socialistas triunfaron en las grandes capitales. El resultado evidenciaba un rechazo a la monarquía. Miles de ciudadanos salieron a la calle para pedir la República. Ante esta situación, Alfonso XIII abandonó el país y se proclamó la Segunda República en 1931.
El Gobierno Provisional
Se formó un gobierno provisional integrado por socialistas y catalanes de izquierda, que iniciaron las primeras reformas. Se concedió el perdón a los presos políticos y se legalizaron los partidos y sindicatos. También se mejoró la vida de los trabajadores, estableciendo la jornada laboral de ocho horas, y se reconoció cierta autonomía a Cataluña. En los primeros años del gobierno hubo conflictos, como la quema de conventos y huelgas obreras. En 1931 se convocaron elecciones, que ganaron los republicanos y socialistas, y se aprobó una nueva Constitución ese mismo año.
La Constitución de 1931
La Constitución de 1931 reconoció el sufragio universal masculino y femenino y proclamó la libertad de religión. Presentaba una amplia declaración de derechos individuales y establecía libertades públicas y privadas, como el derecho a la propiedad privada. El Estado se configuraba de forma integral, pero se aceptaba la existencia de gobiernos regionales. Una vez aprobada la Constitución, Niceto Alcalá Zamora fue elegido presidente de la República.
De Golpe de Estado a la Guerra Civil
El 17 de julio de 1936, un sector del ejército protagonizó un golpe de estado. Se apoderaron de los ayuntamientos de algunas ciudades y estaban formados por altos cargos militares con la intención de restablecer el orden. El gobierno tardó en responder, y en dos días los sublevados se hicieron fuertes. El 19 de julio, ante el clamor contra los rebeldes, José Giral, nuevo jefe de gobierno, decidió entregar armas a los sindicatos y al Frente Popular para frenar el golpe de estado y defender la República. Parte del ejército y las clases medias comprometidas con la República se mantuvieron fieles al gobierno. España quedó dividida en dos zonas y se inició la Guerra Civil.