Napoleón
En 1799, Napoleón fue nombrado cónsul y su política de gobierno se encaminó a consolidar los logros de la Revolución burguesa, evitando el retorno al absolutismo. Permitió el regreso de los exiliados y firmó un Concordato con la Iglesia. Llevó a cabo una reforma administrativa de carácter centralista con la creación de la figura de los prefectos. Se promulgó un Código Civil que racionalizaba y unificaba todas las leyes anteriores y se reformó la hacienda y el sistema de enseñanza. En 1804 se hizo coronar emperador debido a que se sentía fuerte y poderoso.
Conquistas Napoleónicas
Las tropas de Napoleón consiguieron conquistar una gran parte de Europa y, en 1811, el Imperio Napoleónico se encontraba en su cumbre. Se extendía de Alemania a España y, excepto Gran Bretaña, buena parte del resto de Europa se situaba bajo el control de Francia. En todos los países anexionados o bajo influencia francesa, donde Napoleón colocó en el trono a familiares, se impusieron las ideas revolucionarias: la supresión de los derechos señoriales, de los diezmos y los privilegios nobiliarios, y la consagración de la libertad y de la igualdad legal.
La Caída de Napoleón
Los ejércitos napoleónicos actuaron como conquistadores, sometieron a las naciones ocupadas y favorecieron los intereses materiales de Francia por encima de los ideales revolucionarios. Todo ello desencadenó en los territorios ocupados sentimientos nacionales contra Francia. Los ideales de libertad expandidos por los franceses se convirtieron en el sustento con el que los patriotas se opusieron a la presencia francesa. El levantamiento protagonizado por los españoles en 1808 fue el primero y el que marcó el declive del Imperio Napoleónico. En 1814, tras ser vencido en Rusia y en España, Napoleón abandonó el poder. En 1815 fue derrotado en Waterloo y desterrado a la isla de Santa Elena, donde murió en 1821.
Europa de la Restauración
Los estados vencedores de Napoleón se reunieron a propuesta del canciller austriaco en el Congreso de Viena. Su objetivo era la restauración del absolutismo monárquico. Rusia, Reino Unido, Prusia y Austria remodelaron el mapa europeo sin tener en cuenta las aspiraciones nacionales de los pueblos. Francia volvió a sus fronteras de 1792 y el Imperio Napoleónico se dividió entre los vencedores. Las decisiones del Congreso de Viena se complementaron con la Santa Alianza (1815), un tratado entre los monarcas europeos ante cualquier amenaza de revolución liberal, que admitía el derecho de intervención militar. Para mantener el orden absolutista, las potencias acordaron reunirse en congresos periódicos. A pesar del retorno al Antiguo Régimen, las ideas generadas por la Revolución Francesa habían influido en muchos países europeos. A partir de 1815, el liberalismo y el nacionalismo se convirtieron en las dos fuerzas de oposición a la Restauración.
Liberalismo
Sistema político que fundamenta la sociedad en el individuo. El Estado debe garantizar los derechos y las libertades fundamentales de las personas. El individuo es un ciudadano y el conjunto de ciudadanos forman la nación, que detenta la soberanía.
Nacionalismo
Ideología política que sostiene el derecho de los pueblos a decidir sobre ellos mismos y defender su soberanía. Se define nación como un conjunto de individuos que poseen unos lazos culturales propios y que desean vivir en común. El nacionalismo se expandió a lo largo del siglo XIX en defensa de una Europa de naciones libres frente a la de la Santa Alianza y de los imperios absolutistas. Los nacionalismos mostraron su voluntad de reagrupar en el interior de unas mismas fronteras a los miembros de una comunidad nacional. Esto dio lugar al nacimiento de movimientos independentistas en el Imperio Otomano y Austrohúngaro y se originó la lucha de Italia y Alemania por unificarse en un mismo Estado.
Revoluciones Liberales y Nacionales
La fuerza del liberalismo y del nacionalismo se demostró en tres grandes oleadas revolucionarias que, a partir de 1820, fueron desmoronando el sistema de la Restauración configurado en el Congreso de Viena (1820, 1830, 1848).
Ideales Democráticos
En Europa occidental, en la revolución de 1848, aparecieron los ideales democráticos: sufragio universal, soberanía popular, igualdad social y el surgimiento de los trabajadores como fuerza política.
Unificación de Italia y Alemania
En la segunda mitad del siglo XIX se produjeron las unificaciones de Italia y Alemania. La unidad fue dirigida por el territorio más desarrollado de cada uno de los países. Las dos unificaciones se consiguieron después de años de conflictos. Al final, la burguesía fue la clase dirigente de los estados; para asegurar su predominio, tuvo que pactar con los antiguos grupos privilegiados, y ello dio al liberalismo de estos países un carácter conservador.
Italia
Estaba dividida en seis estados; el Papa era soberano de uno de ellos, con capital en Roma, y Austria se había anexionado la Lombardía y el Véneto. El Piamonte, a cuyo frente se encontraba Saboya, se manifestaba a favor de la unificación de Italia. En 1859, Cavour, jefe de gobierno piamontés, inició una guerra contra Austria y consiguió la anexión de la Lombardía. Un levantamiento popular, dirigido por Garibaldi, derrocó a los monarcas de los estados del centro y del sur. En 1861, el primer parlamento italiano nombró rey de Italia a Víctor Manuel. En 1866, los austriacos abandonaron el Véneto y, en 1870, fueron anexionados los Estados Pontificios y Roma se convirtió en la capital del reino.
Alemania
Compuesta por 36 estados, su problema era la rivalidad entre Prusia y Austria. Prusia lideró la unificación y potenció una unión aduanera. El avance del nacionalismo en Europa se evidenció en las revoluciones de 1848, cuando un parlamento ofreció la corona de una Alemania unificada al rey de Prusia. Desde aquel momento, Prusia escogió el camino de la guerra para conseguir la unificación alemana. El canciller prusiano Otto von Bismarck dirigió victoriosas guerras, una contra Austria en 1866 y otra contra Francia en 1870, que le permitieron unir a todos los estados bajo el rey de Prusia. Tras la victoria de Sedán, se proclamó el II Imperio alemán y Guillermo I fue proclamado kaiser.