Ascenso y Caída de Primo de Rivera: Dictadura, Corporativismo y el Camino a la Segunda República

El Golpe de Primo de Rivera

El 13 de septiembre de 1923, Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional, declaró el estado de guerra y exigió al monarca Alfonso XIII que el poder pasara a manos de los militares. Alfonso XIII aceptó un Directorio Militar. Las causas del golpe fueron:

  • La inestabilidad y el bloqueo del sistema político parlamentario.
  • El desprestigio derivado del continuo fraude electoral.
  • El miedo de las clases acomodadas a una revolución social ante el auge de la conflictividad obrera y campesina.
  • El aumento de la influencia del republicanismo y de los nacionalismos periféricos.
  • El descontento del ejército tras el desastre de Annual.

El golpe militar, a través de un discurso con pretensiones regeneracionistas e incluso moralistas, se centraba en la crítica de la vieja política y presentaba un claro componente populista con el fin de ganarse la adhesión popular. Anunció su firme voluntad de limpiar el país de caciques y de acabar con el bandidaje político, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional. Primo de Rivera pretendía evitar que el régimen político acabara por democratizarse. El último gobierno de concentración de García Prieto, con miembros del Partido Reformista, pretendía una reforma de la constitución y de la ley electoral. La dictadura fue una solución inconstitucional para frenar la posible reforma del sistema, que podía resultar amenazadora para ciertos sectores e intereses sociales.

El Corporativismo

La dictadura de Primo de Rivera atravesó dos fases sucesivas. Hasta 1925, gobernó el Directorio Militar, cuyos miembros eran militares (como Martínez Anido), y luego se pasó al Directorio Civil. Las medidas del Directorio Militar acabaron con la democracia:

  • Suspensión del régimen constitucional.
  • Disolución de las cámaras legislativas.
  • Cese de las autoridades civiles.
  • Prohibición de las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos mediante la militarización del orden público y la represión del obrerismo radical.
  • Eliminación del caciquismo, elaborándose un Estatuto Municipal y otro Provincial. Se disolvieron los ayuntamientos.

En el Directorio Civil (con Calvo Sotelo en Hacienda y Annós en el Ministerio de Trabajo), se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria tras la que se volvería al régimen constitucional. Primo de Rivera intentó institucionalizar su régimen para darle continuidad y permanencia. El modelo de influencia fue el fascismo italiano, sobre todo las teorías corporativistas, según las cuales las sociedades debían organizarse a partir de sus «cuerpos naturales» (familia, empresas, instituciones…). El camino hacia un régimen autoritario se inició con la Asamblea Nacional Consultiva de 1927, de carácter corporativo. Los diputados no serían elegidos por sufragio, sino por las grandes instituciones públicas. Las relaciones laborales fueron reguladas dentro de una organización corporativa partidaria en la que tomó parte la UGT. Se creó un partido único, la Unión Patriótica, un partido gubernamental sin un programa ideológico definido, cuya misión primordial era proporcionar apoyo social a la dictadura y seguir las directrices del poder. Su fracaso marcó el comienzo de la decadencia política de Primo de Rivera.

Política Económica de la Dictadura

La dictadura se benefició de la buena situación económica internacional, iniciada en los felices años veinte. La idea rectora fue la nacionalización de importantes sectores de la economía y el aumento de la intervención estatal. El gobierno aprobó el decreto de Protección de la Industria Nacional, que preveía la concesión de ayudas estatales a las empresas que no podían competir con el exterior. También se concedieron grandes monopolios, como el de telefonía a la Compañía Telefónica Nacional de España, y la exclusividad en la importación. Esto fue financiado mediante los llamados presupuestos extraordinarios, de forma que el Presupuesto Ordinario del Estado cada año aparecía equilibrado, pero se iba acumulando una gran deuda extraordinaria. El mundo agrario siguió en manos de los grandes propietarios sin que se emprendiera reforma agraria alguna, aunque sí se promovió el regadío a través de la creación de las llamadas Confederaciones Hidrográficas, que pretendían el máximo aprovechamiento de los recursos hidráulicos en las cuencas de los grandes ríos españoles. Se creó la Organización Corporativa Nacional (OCN), que agrupaba a patronos y obreros en grandes corporaciones y regulaba los conflictos laborales a través de los comités paritarios, formados en igual número por patronos y obreros. La UGT de Largo Caballero tuvo en ella una participación decisiva.

Causas del Triunfo de las Derechas en las Elecciones de 1933

El gobierno de Azaña fue debilitándose a lo largo de 1932-33, atacado desde la derecha y la izquierda. A la tensión social provocada por la permanente actividad revolucionaria de la CNT se sumó la desilusión de buena parte de la clase trabajadora por el escaso desarrollo de medidas como la Reforma Agraria, que a propietarios y clases medias les parecían un atentado a la propiedad privada. Los enfrentamientos con la Iglesia y el Ejército fueron en aumento. La situación de la economía se fue deteriorando tanto por razones internas (huelgas, falta de confianza de ahorradores e inversores) como por la depresión internacional, reduciéndose la producción y aumentando el desempleo.

En este contexto social y económico, los factores políticos desencadenaron la crisis de la coalición gubernamental. En primer lugar, Azaña perdió el apoyo de la derecha y el centro republicanos, tanto por sus enfrentamientos personales con Alcalá-Zamora y Lerroux como por el deseo de estos de aprovechar el descontento de una parte del electorado. El PSOE rompió con el gobierno en el verano de 1933 por la presión de sus militantes, escandalizados por la respuesta represiva a las reivindicaciones obreras (Casas Viejas). Finalmente, las fuerzas políticas más conservadoras se reorganizaron. El catolicismo fue el principal aglutinante para la creación de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), cuyo líder, José María Gil Robles, fue el gran triunfador de las elecciones. Los monárquicos, tanto alfonsinos (José Calvo Sotelo) como carlistas, adoptaron posiciones cada vez más autoritarias, pero llegaron a acuerdos electorales con la CEDA. Los diferentes grupos fascistas se unieron en la Falange Española (José Antonio Primo de Rivera), cuya labor de agitación también contribuyó al vuelco político.

Manuel Azaña dimitió en septiembre del 33 y, ante el fracaso de Lerroux para gobernar, se convocaron elecciones en las que la izquierda republicana prácticamente desapareció.

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