Ascenso y Consolidación del Nazismo en Alemania: Ideología, Política y Economía

Los Orígenes del Nazismo y su Llegada al Poder

La Debilidad de la República de Weimar

En Alemania, tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, una asamblea constituyente reunida en la ciudad de Weimar desarrolló una constitución que creaba una república gobernada por un régimen democrático. Por eso se llama a esa época de la historia la Alemania republicana de Weimar. El Partido Socialdemócrata tenía la mayoría en el parlamento y controlaba el gobierno. Pero, desde el principio, la nueva democracia contó con la oposición de los grupos políticos más extremos. La extrema izquierda pensaba que el régimen era muy moderado y, en 1919, los espartaquistas protagonizaron una revolución para imponer su régimen comunista, pero fracasaron. Por su parte, los grupos más conservadores opinaban que el nuevo régimen había traicionado a Alemania al aceptar las condiciones del Tratado de Versalles. En 1920, Adolf Hitler creó el Partido Nacionalsocialista y en 1923 dio un golpe de Estado. La situación económica aumentó el número de los descontentos. Para hacer frente al pago de las reparaciones de guerra, el gobierno tuvo que imprimir gran cantidad de billetes, lo que provocó hiperinflación (aumento intenso y continuo de los precios). En 1924, un nuevo gobierno formado por una coalición de socialdemócratas y centristas enderezó la situación económica.

Hitler Llega Legalmente al Poder

Pero Alemania fue uno de los países más afectados por el crack de 1929. Sufrió un brutal aumento del paro, lo cual incrementó el descontento y la tensión social. Los obreros y las clases medias empezaron a votar al Partido Comunista y al Partido Nacionalsocialista. Además, ante este temor a una revolución, los industriales y funcionarios apoyaron al partido nazi. En las elecciones de 1932, los comunistas y los nazis fueron los más votados sin llegar ninguno a la mayoría absoluta y, por tanto, sin poder formar un gobierno en solitario. Hindenburg debía decidir a quién llamaría para formar el gobierno. Presionado por los hombres de negocios y por los grupos más conservadores, en pocos meses, Hitler se hizo con el poder e ilegalizó los partidos políticos y sindicatos, excepto el partido nazi. También acabó con aquellos que pudieran oponerse dentro de su propio partido. En agosto, Hindenburg murió y Hitler se convirtió en el presidente de la república.

La Ideología del Nazismo

El Ideario de Hitler

Tras el fracaso, Hitler fue encarcelado. En la cárcel plasmó su ideario. Este ideario recogía muchos rasgos del fascismo: culto al jefe, primacía del Estado, exaltación de la violencia y la juventud. Pero también tenía rasgos propios, como el intenso racismo. Además, la ideología nazi incorporaba valores tradicionales.

Una Ideología Nacionalista y Racista

El nazismo era expansionista, es decir, propugnaba la necesidad de que Alemania se expandiera más allá de sus fronteras. Este expansionismo se sustentaba en el pangermanismo (tenía como objetivo que todas las poblaciones de origen alemán de Europa se unieran en un solo Estado). Para Hitler, los alemanes pertenecían a la raza aria, que se consideraba la raza superior que había realizado todas las grandes creaciones de la humanidad y que, por ello, debía imponerse a los pueblos inferiores como los latinos, los gitanos, los eslavos y, sobre todo, los judíos. Hitler consideraba una prioridad devolver la pureza racial, se recluyó o se asesinó a todo aquel que se consideraba que no era perfecto racialmente: los locos, los discapacitados mentales y físicos, y los homosexuales. Y se implantó una sistemática política antisemita. Se prohibió a los judíos trabajar en la mayoría de las profesiones. Las leyes de Núremberg prohibieron el matrimonio y las relaciones sexuales entre judíos y arios. Se produjo la Noche de los Cristales Rotos: decenas de judíos fueron asesinados, sus tiendas fueron saqueadas, etc. Pero lo peor estaba por llegar, en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, Hitler decidió aplicar lo que es llamada la «solución final», que todos los judíos y los gitanos de Alemania y de los países que había conquistado fueran deportados a campos de exterminio.

La Alemania Nazi: Un Régimen Totalitario

Un Partido Único

Lo primero que Hitler hizo al llegar al poder fue ilegalizar todos los partidos políticos. Así, el partido nazi controlaba todos los resortes del poder. El Estado estaba dirigido por un líder indiscutible, el Führer, al que se le consideraba infalible y al que se le debía obediencia ciega.

El Control de la Población: Terror y Propaganda

La implantación de un Estado policial fue el primer medio por el cual se intentó controlar a la población. El aparato policial estaba dirigido por Himmler, y estaba compuesto fundamentalmente por dos cuerpos: las SS, una guardia personal de Hitler integrada por decenas de miles de personas, y la Gestapo, la policía secreta. Pero para controlar a la población el terror no basta, también es importante convencerla de los beneficios del régimen. Por eso la propaganda jugó un papel central en el mantenimiento del régimen nazi. Goebbels fue el encargado de dirigir el aparato de propaganda. Todos los medios de comunicación estaban controlados por el partido nazi. Estos medios se encargaban de ensalzar a Hitler, del que se daba una visión sobrehumana, y de destacar sus éxitos diplomáticos. La educación transmitía la ideología nazi. Además, los jóvenes tenían que ingresar obligatoriamente en las Juventudes Hitlerianas, donde recibían educación política y militar.

La Economía del Régimen Nazi

El gobierno de Hitler intervino en la economía. Aseguró el orden en los centros de trabajo y desde el principio reactivó la actividad económica e impulsó el comercio exterior. Su principal objetivo era conseguir la autarquía. Pero, sobre todo, el régimen nazi luchó contra el desempleo emprendiendo obras públicas. Desde 1936, consiguió una recuperación económica basada en el aumento de la producción y el pleno empleo.

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