12.5.En 1870 Isabel II había abdicado en su hijo Alfonso. Ya entonces, el partido
Alfonsino proyectaba una restauración borbónica en España, opción que ganó enteros, sobre todo entre las oligarquías, por la inestabilidad de los momentos finales del Sexenio Democrático. Y será desde que Cánovas del Castillo asuma, en el verano de 1873, la jefatura de la causa dinástica, cuando el proyecto restaurador vaya tomando forma definitiva. Cánovas logrará crear un amplio movimiento de opinión favorable a la causa Alfonsina. La última etapa del proceso restaurador consistíó en la estancia del príncipe Alfonso en la academia militar de Sandhurst, en Inglaterra, con lo que Cánovas buscó dotar al príncipe de una imagen de monarca liberal.
Y será desde esta academia desde donde Alfonso remita el llamado “Manifiesto de Sandhurst” (1 de Diciembre de 1874) en el que promete ser un monarca liberal y conciliador. La restauración se acelera cuando el general Martínez Campos proclama rey a Alfonso XII tras un pronunciamiento en Sagunto, el 29 de Diciembre de 1874. Alfonso XII accede al trono en Enero de 1875 iniciándose la Restauración, cuyo arquitecto fue el propio Cánovas del Castillo, que del 31 de Diciembre de 1874 al 13 de Febrero de 1875 está al frente de un Ministerio-regencia provisional. El sistema canovista forma en una Constitución, la de 1876, cuyo proyecto diseñado por Cánovas intenta combinar el moderantismo de la Constitución de 1845 con los principios democráticos de la de 1869, buscando así una amplia aceptación política y social. El texto, debatido en Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal masculino, establece una soberanía compartida entre Cortes bicamerales (Congreso elegido sin concretar el modo de sufragio, y Senado de miembros tanto vitalicios como elegidos por corporaciones de la Nacíón), y el Rey, que cuenta con amplias prerrogativas: convoca y suspende las Cortes, tiene derecho de veto e iniciativa legislativa, y nombra a los ministros. El Estado se define como católico y se reconocen derechos individuales básicos, como reuníón, expresión y asociación. El nuevo sistema se basa en la alternancia de dos grandes partidos, el Conservador encabezado por el propio Cánovas, de ideología liberal conservadora (derecha moderada) cuyas bases sociales eran los grandes propietarios agrarios, la alta burguésía industrial y financiera y la jerarquía eclesiástica; y el Partido Liberal (o Fusionista), liderado por Práxedes Mateo Sagasta, renuncia a la soberanía nacional, pero no renuncia al sufragio universal masculino.
El Liberal será también un partido de orden que defiende las bases socioeconómicas del régimen burgués, u cuyas bases sociales serán las clases medias, funcionarios, y profesionales liberales. Ambos eran partidos de notables, sin afiliados ni estatutos, cuyos miembros establecían vínculos a través de lealtades personales. Ambos partidos se alternarán pacíficamente en el gobierno, configurando un turnismo bipartidista posible gracias a un manejo electoral basado en la manipulación de los procesos de votación. El candidato a presidente de gobierno era designado por el rey, y para gobernar debía contar con una mayoría sólida de diputados en las cortes. Si el candidato no contaba con esta mayoría, el rey decretaba la disolución de las Cortes y convocaba elecciones para lograr esa mayoría que le permitiera gobernar. Las elecciones estaban manipuladas desde el Gobierno para lograr esas mayorías, de modo que el ministro de la Gobernación encargaba a los gobernadores provinciales realizar el encasillado, es decir, la lista de nombres de diputados que debían ser elegidos en cada circunscripción para conseguir la mayoría buscada. Los gobernadores provinciales daban las instrucciones a los alcaldes y caciques locales, que eran individuos o familias con poder económico e influencias que controlan una circunscripción electoral. Los caciques conseguían los votos de sus “clientes” a cambio de cargos y prebendas. El control caciquil es mayor en el medio rural que en el urbano. Asimismo era frecuente el recurso al pucherazo, es decir, a diferentes trampas electorales, realizadas en todas las fases del proceso electoral. Las elecciones son un fraude institucionalizado aceptado por el otro partido dinástico, a la espera de que le toque el próximo turno, y favorecido por el abstencionismo generalizado (80%) y por un electorado mayoritariamente analfabeto. La Corona actúa de árbitro entre los partidos, decidiendo cuándo conviene sustituir un partido por otro, asegurando estabilidad pero impidiendo la democratización de la vida política La Restauración se inicia con el gobierno de los Conservadores (1876-1881) y de los liberales (1881-1884). Los Conservadores vuelven al poder en 1885. Por último, de este período hay que destacar el fin de la Tercera Guerra Carlista (1872-1876), si bien la victoria del Gobierno y la supresión de los fueros alimentarán el nacionalismo posterior; y la Paz de Zanjón (1878), mediante la cual se llega a una solución provisional al conflicto cubano (1ª Guerra de la Independencia cubana: 1868-1878).