El Bienio Conservador y la Escalada de Tensión en la Segunda República Española (1933-1936)
La llegada del bienio conservador supuso un parón a las aspiraciones autonomistas, como las de Galicia.
Bienio Conservador (1933-1935): La Derecha en el Poder
La derecha se agrupó en torno a la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas). Tras una tensa campaña electoral, la victoria de la derecha dio lugar al bienio conservador, caracterizado por la paralización de las reformas del periodo anterior.
Dentro de la derecha, se distinguían dos grupos:
- Monárquicos y grupos totalitarios: No aceptaban la República. Entre ellos, destacaban las JONS (Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista) y la FE (Falange Española), que compartían la identificación de lo castellano con lo español, defendiendo un centralismo unitario.
- Aceptación conservadora de la República: Veían la República como un «mal menor» al que había que dar un giro conservador. La CEDA, liderada por José María Gil-Robles, se encontraba en el centro de esta oposición.
Las JONS y la FE:
- Criticaban el liberalismo y se oponían al sistema democrático.
- Defendían:
- El liderazgo de un jefe al frente de un estado fuerte y centralizado.
- Un estado totalitario y autoritario con una organización social jerarquizada.
El éxito de la CEDA en las elecciones de noviembre de 1933 llevó a una coalición derechista que apoyó parlamentariamente a un gobierno de los radicales de Alejandro Lerroux. Niceto Alcalá-Zamora, presidente de la República, propuso a Lerroux como presidente del nuevo gobierno.
La política del primer bienio desmanteló las reformas anteriores. El gobierno no ofreció soluciones a los problemas del país, limitándose a restaurar el orden previo a 1931. Los campesinos prepararon una huelga general para el verano de 1934. El gobierno de Lerroux intentó contrarrestar la reforma religiosa estableciendo un presupuesto para el culto y el clero. Solo se mantuvieron la reforma educativa y parte de la reforma militar.
La Revolución de Octubre de 1934
El PSOE y la UGT prepararon una huelga general de claro contenido político. Muchos en la izquierda española identificaban a la CEDA con el fascismo. El 4 de octubre, Lerroux formó un nuevo gabinete con ministros de la CEDA. La UGT llamó a la huelga general, que tuvo eco en Madrid y Córdoba. El gobierno declaró el estado de guerra y trasladó a Asturias unidades de África, incluyendo tropas de la Legión al mando del general Franco.
Consecuencias:
- Aumento de la influencia de la CEDA en el gobierno, que se mostró partidaria de aplicar las penas con rigor.
- Suspensión del Estatuto de Autonomía de Cataluña.
- Nombramiento de Gil-Robles (líder de la CEDA) como ministro de Guerra y de Franco como jefe del Estado Mayor.
- Unión de las fuerzas de izquierda contra la política del gobierno debido a la dura represión.
- Presentación de un anteproyecto para modificar la Constitución en julio de 1935, reflejo de la influencia de la CEDA.
Crisis de 1935
La Ley de Reforma Agraria quedó paralizada. Los nombramientos de militares de dudosa lealtad a la República generaron malestar en la oposición. En octubre de 1935, el escándalo del «estraperlo» (licencias de juego fraudulentas) provocó la crisis. Lerroux dimitió y se convocaron elecciones anticipadas para febrero de 1936.
El Frente Popular (1936)
El Frente Popular fue una coalición de partidos de izquierda creada para enfrentarse a la CEDA de Gil-Robles. Estaba formada por:
- Izquierda Republicana (Acción Republicana, ORGA y Radical Socialista).
- Unión Republicana (PSOE y PCE).
Ambos grupos compartían un programa común: amnistía para los detenidos en la Revolución de 1934.
La Izquierda en el Poder
Alcalá-Zamora encargó a Manuel Azaña la formación de un gobierno basado en la coalición republicano-socialista. En el PSOE se había impuesto la línea más radical de Largo Caballero. Tras la victoria del Frente Popular, se liberó a los presos de 1934. El ambiente era tenso y el gobierno se vio desbordado. Había enfrentamientos entre militares de la izquierda radical y de la derecha totalitaria.
En mayo de 1936, Alcalá-Zamora fue destituido de la presidencia de la República. Azaña asumió la presidencia, y Casares Quiroga se puso al mando del gobierno. El 13 de julio, se produjo el asesinato de Calvo Sotelo, en respuesta al asesinato del teniente Castillo por falangistas. La tarde del 17 de julio, Franco se sublevó en Canarias, dando inicio a la Guerra Civil Española.