Caciquismo y Oligarquía: Una Crítica al Sistema de la Restauración por Joaquín Costa

Fragmento de la obra Oligarquía y Caciquismo de Joaquín Costa (1901)

Se me presenta a comentar el texto titulado “Fragmento de la obra Oligarquía y Caciquismo de Joaquín Costa” que constituye un fragmento de fuente primaria que se clasifica como un texto literario, ideológico, político y crítico. Se sitúa cronológicamente en 1901, en la época de la Restauración, durante la regencia de María Cristina y tras la pérdida de las últimas colonias. Publicado en Madrid, capital del Estado, su autor es Joaquín Costa, figura representativa del movimiento regeneracionista y dedicado a la lucha contra el sistema político corrupto. Está dirigido a todo aquel interesado, con la finalidad de criticar el sistema político de la Restauración basado en la corrupción en base a prácticas caciquiles.

El tema del texto es la denuncia al sistema de la Restauración, para la que establece primero quiénes son los que forman el gobierno: los oligarcas y los caciques, que son quienes tienen el poder, y los gobernadores civiles, el instrumento de comunicación. Sin embargo, este gobierno no representa al pueblo, pues sólo es elegido por los de su misma posición mediante un sistema corrupto basado en el fraude electoral, ejerciendo un abuso del poder que se le es otorgado.

Contexto Histórico: La Crisis de la Restauración

Este texto se puede situar en la etapa de la Restauración, tras la crisis de 1898 que pone en duda su estabilidad.

La Restauración fue el sistema político ideado por Cánovas que pretendía restablecer la dinastía borbónica y lograr una estabilidad institucional bajo una ideología liberal moderada. Pero se basaba así en la existencia de dos grandes partidos que coincidían ideológicamente en lo fundamental, pero asumían de manera consensuada papeles complementarios de manera que en la actuación política sus diferencias eran mínimas.

  • Por un lado estaba el Partido Liberal-Conservador, organizado alrededor de Cánovas del Castillo, y que aglutinó a los sectores más conservadores y tradicionales de la sociedad.
  • Por otro, el Partido Liberal-Fusionista, dirigido por Sagasta, que reunía a los antiguos progresistas, unionistas y a algunos ex republicanos moderados.

Para el ejercicio del gobierno se planteaba así la alternancia regular en el poder, que quedaba garantizado porque el sistema electoral invertía los términos propios del sistema parlamentario mediante un sistema electoral corrupto y manipulador basado en las prácticas caciquiles. De esta manera, cuando un gobierno quedaba desgastado, el Rey le destituía y se convocaban elecciones. El ministro de la Gobernación elaboraba el denominado “encasillado”, que recogía a los candidatos que debían ser elegidos. Los gobernadores transmitían la lista a alcaldes y caciques y todo el aparato administrativo se ponía en marcha para asegurar su elección, para la que en caso de darse, se empleaba el “pucherazo”, la sistemática adulteración de los resultados electorales.

Este sistema funcionó sin problemas gracias a que existía un sufragio censitario que limitaba el voto a las élites económicas de España. Con la muerte de Alfonso XII en 1885, el Pacto del Pardo firmado entre Cánovas y Sagasta evitó la gran crisis que pudo suponer ante la inexistencia de un Rey. Ambos acordarían mantener el turnismo, cediendo Cánovas el gobierno a Sagasta. En un intento de mostrar al pueblo la legitimidad del sistema, el gobierno de Sagasta aprobaría el sufragio universal masculino, que no hizo más que provocar el endurecimiento del fraude electoral, lo que evidenciaba que la Restauración se constituía como un sistema antidemocrático y corrupto. Además, la crisis del 98, con la pérdida de las colonias y la muerte de los dos dirigentes del sistema mostraban que cada vez se volvía más débil.

El Regeneracionismo: La Respuesta a la Corrupción

Esto favorecería la aparición de movimientos que criticaron el sistema de la Restauración y propugnaron la necesidad de una regeneración y modernización de la política española, como el regeneracionismo, cuyos ideales quedaron ejemplificados en el pensamiento de Joaquín Costa, autor del fragmento comentado. Defendía así la necesidad de dejar atrás los mitos de un pasado glorioso, de modernizar la economía y la sociedad, y de alfabetizar a la población (a lo que se dirigiría con el lema pan y escuela), lo que implicaría el desmantelamiento definitivo del sistema caciquil y la transparencia electoral. Este regeneracionismo intentó llevarse a cabo desde el gobierno, mediante una política reformista que se consumó sin éxito alguno de la mano de Francisco Silvela en 1899. Para 1901 se iniciaba de nuevo el turno, mostrando la capacidad del sistema de la Restauración de amoldarse a cualquier tipo de cambio.

Importancia del Fragmento

La importancia de este texto reside en que muestra la primera crítica directa hacia el gobierno y la corrupción del sistema de la Restauración, contra el que propone soluciones concretas y viables recogidas en el llamado “regeneracionismo”.

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