MODELO Y AGRARIO-EXPORTADOR EN EL MARCO DE LAS DICTADORA LIBERALES
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LAS REFORMAS LIBERALES Y IA AGROEXPORTACION
La década de 1870 marca el regreso de una nueva generación de liberales, positivistas y pragmáticos, que vienen traídos de la mano por dictadores como justo Rufino Barrios en Guatemala y Tomás Guardia en Costa Rica. Su misión será instaurar una época duradera de «orden y progreso» en los países centroamericanos, los que tras medio siglo de Independencia y de retóricas unionistas parecen optar por la vía de la balcanización.
Debe advertirse que las Reformas Liberales están integradas por dos tipos de componentes que aquí vamos a distinguir. Tenemos, por un lado, una serie de cambios institucionales, normalmente sistematizados en las nuevas constituciones, aprobadas por aquellos años, que consagraron la separación de la Iglesia y el Estado e impusieron la supremacía del segundo sobre la primera y que establecieron una cierta autonomía relativa del poder político sobre el bloque de grupos y sectores dominantes y que, por lo tanto, crearon las condiciones, que no siempre fructificaron, para una distinción funcional entre sociedad política y sociedad civil.
Dicho proceso de cambio institucional es lo típico de la Reforma Liberal en Costa Rica y posiblemente de las reformas tardías del dictador liberal nicaragüense José Santos Zelaya. Aquí no nos ocuparemos del aspecto político de las citadas reformas.
La privatización de la propiedad fundiaria constituyó una de las grandes contribuciones de los gobiernos liberales de fines del Siglo XIX al proceso de formación de la economía capitalista agroexportadora. Debe advertirse, no obstante, que los citados sistemas de tenencia agraria habían sufrido ya un proceso de erosión antes de las Reformas Liberales.
De este modo, al igual que el despegue cafetalero, el proceso de privatización de la tierra fue anterior al año 1870. También debe indicarse que la privatización no solo afectó la propiedad comunitaria, sino también los baldíos nacionales, fenómeno de particular relevancia en Costa Rica y también en Guatemala.
La reforma agraria liberal tuvo un impacto diverso en los distintos países centroamericanos.
Nicaragua presenta la particularidad de que la reforma agraria liberal fue iniciada y aplicada en su mayor parte por los conservadores que gobernaron desde 1858 y hasta 1893. En dicho país, por la existencia de muchos baldíos, por la escasez de población y por la debilidad relativa de la naciente burguésía agraria, el campesinado tuvo acceso a la experiencia cafetalera y a la propiedad de la tierra, gracias a la colonización agrícola, fenómeno que caracterizó su historia hasta mediados del Siglo XX.
Tierra y mano de obra fueron los dos factores de producción fundamentales de la expansión de la caficultura centroamericana. Además hipotecaron las finanzas públicas pues la secuela de tales empréstitos, que solo se invirtieron en una porción mínima en la construcción ferroviaria porque la mayor parte se esfumó entre comisiones, prebendas, fraudes y estafas, fue la formación de una pesada deuda pública externa.
Así la vergüenza nacional del fracaso de la, construcción de los primeros ferrocarriles y el agobio y el apremio del endeudamiento externo que dejaron, fueron los padrinos de la inversión extranjera que terminó estableciendo las economías bananeras de enclave en la regíón centroamericana. En fin, la otra gran contribución de los liberales centroamericanos, en nombre del progreso, fue el régimen concesionario que permitíó la formación de las economías de enclave y que debilitó irremediablemente la autonomía de los respectivos estados nacionales y comprometíó seriamente el ejercicio de sus derechos de soberanía.
En suma, en un periodo ubicado aproximadamente entre 1870 y 1900 los liberales sentaron las bases estructurales de lo que sería el patrón de crecimiento agroexportador, carácterístico de la regíón hasta mediados de la década de 1940. Es indudable que café y banano generaron bonanza económica, pero es igualmente cierto que tal tipo de crecimiento condujo al atraso y al subdesarrollo tanto por la dependencia que produjo, como por las deformaciones de la estructura productiva que introdujo y por la desigual distribuci6n de la riqueza que instauró.
CRECIMENTO Y AUGE DE LA Economía AGROEXPORTADORA
En 1913, cuarenta años después del ascenso de los liberales, Centroamérica ya se había especializado como suplidora para el mercado mundial de dos productos de sobremesa: café y banano.
Costa Rica y Guatemala compartieron el rasgo de ser países cafetaleros y bananeros, lo que brindó un mayor margen de maniobra a sus respectivas clases dominantes y estados. En fin, también Nicaragua produjo café y tuvo enclaves bananeros, mineros y madereros en el Caribe, pero su historia quedó sobre determinada por su potencial canalero y, en consecuencia, por la sombra de los intereses estratégicos de los Estados Unidos que llevaron a la ocupación de dicha nacíón a partir de 1912 y hasta 1933.
Conviene detenerse en algunas de las debilidades de este patrón de crecimiento económico.
También debe decirse que en la producción cafetalera istmica los avances tecnológicos durante este período se concentraron más en la fase de beneficiado que en la etapa propiamente agrícola. Así, en un país como Costa Rica, en donde el despegue cafetalero fue temprano, hacia 1930 las plantaciones estaban envejecidas y sus rendimientos eran bastante exiguos.
Empero, es en la plantación bananera donde el carácter depredatorio de este tipo de crecimiento económico se hace más manifiesto. Además, las condiciones sanitarias y laborales determinaban que las tasas de mortalidad entre la población adulta fuesen más altas que el promedio nacional.
Los bananales no solo agotaban el suelo sino que también se tragaban a sus trabajadores. La falta de diversificación también estuvo condicionada por la forma exigua con que fue remunerado el factor trabajo, lo que inevitablemente provocó el estrangulamiento del mercado interno.
La hiperespecialización también provocó una caída y un déficit estructural en la producción de subsistencias. Así, y aunque parezca inconcebible, un rubro importante en las importaciones de los para centroamericanos fueron los alimentos. Es una conclusión, herética e inaceptable para los historiadores centroamericanos herederos conscientes o inconscientes de la historiografía liberal, pero cierta para quienes nos remitamos a un descarnado balance de pérdidas y ganancias de lo que fue el crecimiento hacia afuera.
CRISIS Y ESTANCAMIENTO DEL MODELO AGROEXPORTADOR
Debemos reconocer que el organismo sobre el que se abatieron la crisis y la depresión de 1930 mostraba previamente síntomas de agotamiento. La necesidad de diversificación de la producción y de las exportaciones no podía ser más evidente y al respecto ya se escuchaban algunas voces en algunos de los países.
Como era de esperarse en economías tan abiertas y tan dependientes como las del Istmo, la criáis se desencadenó en el sector externo, es decir en el comercio exterior.
Empezó con un descenso abrupto en los precios internacionales de los productos de exportación.
La crisis del comercio exterior fue seguida, por tanto, por una depreciación de la moneda y por una crisis fiscal.
En síntesis, las economías ce