1. INTRODUCCIÓN: La crisis de 1866 y el agotamiento del régimen isabelino. 2. DESARROLLO 2.1. La revolución de 1868 y la Constitución de 1869.
2.2. La monarquía de Amadeo I de Saboyá (1870-1873) 2.3. La primera República española (1873-1874) 2.4. La política económica del sexenio
3. CONCLUSIÓN. 1. INTRODUCCIÓN: La crisis de 1866 y el agotamiento del régimen isabelino. —–En la crisis final del reinado de Isabel II actuaron como factores decisivos: la imposibilidad del moderantismo de responder a las demandas sociales, el descrédito de Isabel y el malestar general ocasionado por una crisis industrial, financiera y de subsistencia. Se unieron dos acontecimientos desencadenantes: la expulsión de su cátedra de Emilio Castelar, con la consiguiente manifestación estudiantil y la organización de un complot militar liderado por Prim que fracasó.
La crisis económica general se agudizó en 1866. Fue una crisis de subsistencia que trajo escasez de cereales, alza de precios, hambre, enfermedades y también fue una crisis financiera provocada por la crisis del ferrocarril. Por último, la crisis en la industria textil que se vio tocada por el encarecimiento del algodón por la Guerra de Secesión Americana.
La combinación de ambas crisis, agrícola e industrial, agravó la situación. En el campo, el hambre condujo a un clima de fuerte violencia social. En las ciudades, hubo una oleada de paro. Esto llevó a Prim a tramar varios planes para derrocar al gobierno, pero con el fracaso de la sublevación del cuartel general de San Gil comprendíó que había que aunar las máximas fuerzas militares y civiles posibles. Se creó el Pacto de Ostende. El objetivo era destruir el sistema político isabelino y construir un nuevo orden por medio de unas Cortes Constituyentes elegidas por sufragio universal. Al Pacto se unieron los unionistas del general Serrano y parte del ejército. En 1868 se produjo la sublevación triunfante, La revolución que destrónó a Isabel II estalló en Cádiz el 19 de Septiembre de 1868, conocida como La Gloriosa. Esta abríó paso a una nueva fase de la historia de España que es conocida por la historiografía como El Sexenio Democrático que abarca desde 1868 hasta 1874. Se trata este de un período de gran complejidad, a pesar de su brevedad temporal, plagada de numerosas e intensas convulsiones políticas.
2. DESARROLLO
1. LA REVOLUCIÓN DE 1868 y LA CONSTITUCIÓN DE 1869
El 19 de Septiembre de 1868 el almirante Topete se sublevó en Cádiz haciendo una llamamiento a la población civil. Inmediatamente se formaron Juntas Revolucionarias por todo el país. El manifiesto de la Junta Revolucionaria de Cádiz no cogíó a nadie por sorpresa y la revolución triunfó. Topete consiguió a lo largo de los días siguientes al pronunciamiento el apoyo de importantes ciudades mediterráneas como Málaga, Almería y Cartagena. El gobierno de la reina mandó un ejército a Andalucía que se enfrentó, sin éxito, al del general Serrano en Alcolea. Isabel II decidíó exiliarse a Francia, donde fue acogida por Napoleón III. Para el triunfo de la revolución fue muy importante el apoyo prestado a los sublevados por los sectores populares. En muchas ciudades españolas se constituyeron juntas revolucionarias que reclamaban libertad, la separación de la Iglesia y el Estado, la supresión de las quintas , el sufragio universal, la abolición de los consumos, la convocatoria a Cortes Constituyentes, el reparto de la propiedad e incluso la proclamación de la República. El radicalismo de algunas de las propuestas de las Juntas no era compartido por progresistas ni unionistas.
A principios de Octubre se formó un Gobierno Provisional cuyo principal objetivo fue la elaboración de una nueva Constitución. Se nombró regente al general Serrano y a Prim presidente de un gobierno formado por progresistas y unionistas y que dejaba fuera al resto de opciones. El cariz moderado de este gobierno se demostró al suprimir las Juntas y desarmar a la Milicia Nacional. También puso en marcha un programa político reformista con el que pretendían impulsar la modernización de España. En el plano económico se adoptó un nuevo sistema monetario basado en la peseta . En el plano político y social, destaca el establecimiento de la libertad de imprenta, el derecho de asociación y el sufragio universal. Se convocaron Cortes Constituyentes por sufragio universal masculino (mayores de 25 años). Aunque triunfó claramente la coalición gubernamental, los republicanos obtuvieron una representación significativa y también obtuvieron escaños los carlistas
LA CONSTITUCIÓN promulgada en Junio de 1869 es el texto constitucional más liberal de todos los promulgados en España a lo largo del XIX y los
principales puntos fueron:
Proclama la Soberanía Nacional.
Confirma el sufragio universal masculino.
Incluye una amplísima declaración de derechos y deberes individuales: libertad de prensa, de residencia, de enseñanza (la iglesia pierde la exclusividad), libertad de culto, igualdad para obtener empleo.
Establece como sistema político para España la monarquía parlamentaria, con una estricta separación de los poderes: el legislativo, el ejecutivo y el judicial.
Las provincias de ultramar, Cuba y Puerto Rico, gozarían de los mismos derechos, Filipinas sería gobernada por una ley especial (especie de autonomía).
2. LA MONARQUÍA DE AMADEO I DE Saboyá (1870-1873)
Había una nueva Constitución, pero España era una monarquía sin rey. Se intentó solucionar la situación con la instauración de una regencia presidida por el general Serrano, mientras que Prim se hacía cargo de la dirección del Gobierno. Para solucionar esta situación se le encargó al general Prim la tarea de encontrar un rey que ocupara la vacante, pero debía de tratarse de alguien que respaldara los proyectos modernizadores del gobierno. La lista de aspirantes al trono fue muy amplia. En ella destacan personalidades como el propio Prim, Carlos VII, Leopold , el duque de Montpensier , Alfonso de Borbón y Amadeo de Saboyá. Fue la candidatura de Amadeo la que logró imponerse finalmente. El nuevo monarca, de conocida tendencia liberal democrática, fue elegido por las Cortes en Diciembre de 1870.
Tres días antes de que Amadeo de Saboyá llegase a España, el general Prim, su principal valedor, fue asesinado. Perdía de este modo su principal apoyo y conexión con la realidad política española. El nuevo rey tuvo que hacer frente a una fuerte oposición: por un lado estaban los republicanos y gran parte de los sectores populares.
Desde un principio había quedado descartada la restauración borbónica, ya que esta dinastía había constituido a lo largo del Siglo XIX un freno para el desarrollo del liberalismo en España, y lo que se pretendía era encontrar un monarca comprometido con la causa liberal. Cánovas del Castillo comenzó a formar un partido alfonsino para defender los derechos sucesorios del hijo de Isabel II. Cánovas presentó a la monarquía borbónica como única garantía de estabilidad y orden frente a los desequilibrios y cambios generados como consecuencia de la instauración de un sistema democrático. Poco a poco fue recabando el apoyo de:
Los unionistas y sectores de los progresistas.
La Iglesia, que se había declarado desde un principio contraria al sistema democrático y a los principios constitucionales de 1869 .
La gran burguésía de los negocios. Este sector también se estaba viendo perjudicado por muchas de las leyes que se estaban aprobando en el contexto democrático, como la abolición de la esclavitud y la regulación del trabajo infantil, que provocaban una disminución de sus ganancias.
Amadeo I reinó poco más de dos años. Los principales problemas a los que tuvo que hacer frente fueron los siguientes:
Se desató la III Guerra Carlista, focalizada en la zona vasco-Navarra y catalana.
Se había iniciado en Cuba la llamada Guerra de los Diez Años (1868-1878). El gobierno de España intentó abolir la esclavitud y prometíó emprender reformas políticas en la isla.
Las clases obreras respaldaron insurrecciones en las que reclamaban un sistema republicano federal.
Finalmente, la coalición gubernamental formada por unionistas, demócratas y progresistas terminó desintegrándose, quedando el monarca sin apoyos políticos. En Febrero de 1873, Amadeo I presentó su renuncia al trono . El Congreso y el Senado votaron y proclamaron la República. Después de la aprobación de la República, el Ministerio de Gobernación envió una circular a todos los gobernadores de provincias informando del nuevo orden político. Pronto se establecieron algunos de sus principales símbolos y su bandera .
3. LA PRIMERA REPÚBLICA ESPAÑOLA (1873-1874)
La experiencia republicana nacíó y se desarrolló en un contexto de crisis general. Su principal defensor con representación en Cortes era el Partido Demócrata Republicano Federal liderado por Francisco Pi y Margall. La República fue acogida con gran entusiasmo por las masas, pues se creía que ésta solucionaría los graves problemas que acosaban a España y a los españoles. Sin embargo, fue una experiencia muy corta, apenas llegó al año, y también fue muy convulsa, se sucedieron 4 presidentes y terminó con un Golpe de Estado y la reposición de la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII. Inmediatamente después de que las Cortes proclamaran oficialmente el establecimiento de la República, se constituyeron juntas revolucionarias por todo el país que reclamaban la abolición de los consumos y las quintas El gobierno republicano procedíó con la disolución de las juntas revolucionarias. Fue designado presidente Estanislao Figueras, cuyo principal cometido fue convocar unas elecciones a Cortes Constituyentes, que fueron ganadas por los republicanos. Estas cortes empezaron de inmediato a redactar una nueva Constitución, la de 1873 , cuyas principales carácterísticas eran:
La soberanía reside en todos los ciudadanos.
Establece el sufragio universal masculino.
El poder se reparte entre instituciones autónomas: el municipio, el estado regional y el estado nacional.
Reconoce quince estados federales, más Cuba y Puerto Rico.
El Estado Republicano tuvo que seguir haciendo frente a los numerosos problemas existentes en España:
La III Guerra Carlista, que como consecuencia del establecimiento del nuevo sistema de gobierno se intensificó.
En Cuba, la guerra continuaba y la República no pudo hacer nada para solventar el conflicto.
Hubo zonas en las que el triunfo del republicanismo impulsó revoluciones que desembocaron en el estableciendo cantones independientes. Entre los principales cantones surgidos destacan: Cartagena, Sevilla, Cádiz, Torrevieja, Almansa, Granada, Castellón, Málaga,…
Pi i Margall que sucedíó en el gobierno a Estanislao Figueras, decidíó dimitir después de verse desbordado por los acontecimientos políticos. Algunas
regiones españolas, al considerar demasiado lento el proceso político hacia el federalismo, empezaron a declararse cantones independientes, con su propia política, policía e incluso moneda. Accedíó entonces a la presidencia Salmerón el cual, después de planificar una enérgica reacción militar contra los cantones, se vio moralmente obligado a dimitir debido a los problemas de conciencia que le generaron la firma de penas de muerte contra los principales líderes cantonalistas. Tras Salmerón, fue nombrado presidente del gobierno Castelar, representante de los sectores más conservadores del republicanismo. Éste no tenía suficientes apoyos en las Cortes, por lo que decidíó suspender las sesiones parlamentarias y comenzó a gobernar de un modo autoritario, otorgando grandes atribuciones al ejército para que garantizara el mantenimiento del orden público.
Las Cortes trataron de establecer un gobierno de centro-izquierda. Para evitar esto el general Pavía dio un Golpe de Estado, invadiendo el Congreso de los diputados con la guardia civil , tras lo cual procedíó con la disolución de la Asamblea. Se establecíó una dictadura republicana al mando del general Serrano , que a su vez fue derrocado por el pronunciamiento del general Martínez Campos , producíéndose la Restauración borbónica en España con la subida al trono de Alfonso XII.
4. LA POLITÍCA ECONÓMICA DEL SEXENIO
Los progresistas y demócratas que dirigieron España pusieron en marcha una serie de medidas que buscaban el crecimiento económico. La figura principal fue la de Laureano Figuerola. Se creó la nueva unidad monetaria, la peseta, en 1868, que sustituía al
real y se vinculaba al sistema de paridades de la Uníón Latina; para responder a las demandas sociales se intentó realizar una reforma fiscal que suprimiera los consumos, pero no se llevó a cabo por la resistencia de la burguésía y los apuros de la Hacienda; se creó el Banco Hipotecario; se otorgó al Banco de España el monopolio de la emisión de billetes.
3. CONCLUSIÓN: Dificultades de modernización política, económica y social
La estructura de la población activa por sectores económicos en el tercer tercio del Siglo XIX era la siguiente: sector primario 65%, sector secundario 15% y sector terciario 20%. Los cambios económicos en España no fueron inmediatos, a lo largo del Siglo XIX. La industrialización se concentró en Barcelona, Bilbao, Oviedo-Gijón y Málaga. El desarrollo industrial se circunscribíó a estas zonas costeras por su fácil accesibilidad por mar y por su proximidad con los países europeos más avanzados económicamente. Algunos de los obstáculos que retardaron y ralentizaron el proceso de desarrollo industrial en la España del XIX fueron: las continuas guerras, la pérdida de los territorios americanos, la inestabilidad política, la carencia de materias primas, la falta de capitales nacionales, la ausencia de mentalidad empresarial y el elevado índice de analfabetismo. En cuanto a la sociedad fue surgiendo paulatinamente la llamada “sociedad de clases”. Aunque en teoría la sociedad de clases era abierta y dinámica, en la práctica aumentaron las desigualdades y se abríó una enorme distancia entre un número muy reducido de ricos y un gran número de obreros industriales, empleados del servicio doméstico y campesinado. A finales de 1874 muchos españoles estaban decepcionados con la experiencia de los años de la monarquía de Amadeo y de la República. La imagen que tenían de esta etapa era muy negativa: continúas guerras, desórdenes, gobernantes incapaces, avances carlistas e incluso serias amenazas de desintegración de la unidad del Estado español a causa del cantonalismo. La mayoría de los sectores ideológicos reclamaron una vuelta al pragmatismo político. Este clima propició el triunfo del pronunciamiento del general Martínez Campos y la proclamación de Alfonso XII como nuevo rey de España y con ello la Restauración Borbónica. Alfonso XII firmaría el Manifiesto donde se comprometía a reinar en España bajo el catolicismo, un sistema liberal y restableciendo el orden político y social. Finalizaba de este modo la primera experiencia democrática de la historia de España y se abría un nuevo y extenso período al que la historiografía ha denominado La Restauración, que va desde 1874 hasta 1923, año en el que Primo de Rivera pone fin a un sistema decrépito mediante un Golpe de Estado.