1. El gran crac bursátil de 1929
Causas del hundimiento de la bolsa:
- La sobreprotección: ya que la producción creció más rápidamente que la demanda y las fábricas producían más de lo que podían vender. La acumulación de stocks hizo bajar los precios y muchas empresas quebraron.
- La especulación bursátil: durante los años de prosperidad económica, muchos americanos invirtieron en bolsa. El aumento de la demanda de acciones subió su precio y generó grandes expectativas de ganancias que no respondían a un crecimiento de los beneficios de las industrias.
El jueves negro:
Muchos accionistas eran conscientes de que el precio de las acciones era más elevado que su valor real y la desconfianza se extendió entre los inversores. El 24 de octubre de 1929, una ola de pánico afectó a la bolsa de Nueva York; se pusieron a la venta muchos títulos sin comprador, por lo que se produjo el hundimiento de la bolsa.
2. La gran depresión:
El crac de la bolsa precipitó una crisis bancaria porque la banca no pudo atender a todos los clientes que querían retirar su dinero. Muchos bancos cerraron por falta de liquidez, ya que no cobraron los préstamos realizados. La crisis se extendió a todos los sectores de la economía y provocó una recesión económica generalizada. El consumo disminuyó y muchas fábricas cerraron al no poder vender su producción. Muchas familias cayeron en la miseria y el número de parados aumentó. Desde EE. UU., la crisis se extendió al resto del mundo porque los bancos retiraron los capitales depositados en Europa y las empresas disminuyeron sus inversiones en estos países.
3. Causas de la Segunda Guerra Mundial:
Los regímenes fascistas italiano y nazi desarrollaron una política expansionista que aspiraba a engrandecer sus fronteras territoriales y desafiaba al consenso. Para ello, reforzaron el ejército, impulsaron el militarismo y propiciaron una intensa carrera de armamentos. Se exaltó el sentimiento nacional y se inició una política exterior agresiva contra los países vencedores. Los proyectos expansionistas de Alemania e Italia encontraron un aliado en Japón; el gobierno del emperador impulsó el fortalecimiento del ejército con la aspiración de expandir su influencia en Asia y sustraer a las potencias coloniales. El tener amigos comunes unió a Alemania, Italia y Japón. EE. UU. llevaba a cabo una política de aislacionismo que la mantenía al margen de los problemas mundiales, mientras R.U. y Francia defendían una política de apaciguamiento frente a Alemania.
4. La dictadura fascista (entre 1922-24):
Desarrolló un proceso de restricción de las libertades y de persecución de sus adversarios. Tras las elecciones de 1924, ganadas por la coalición de Mussolini gracias a la violencia ejercida contra sus oponentes, anunció la instauración de un régimen autoritario. El nuevo régimen fascista otorgaba la prioridad al estado sobre los individuos, que debían aceptar al gobierno de las élites y renunciar a las libertades y derechos. Rechazaba la democracia y el marxismo y defendía un estado totalitario. Los partidos políticos fueron ilegalizados, las huelgas prohibidas y los sindicatos sustituidos por un sistema de corporaciones por oficios. Las elecciones fueron suprimidas y el parlamento fue sustituido por la Cámara de los Fasci y de las Corporaciones. El estado ejercía un fuerte control de la sociedad y controlaba la economía, defendiendo una política económica autárquica.
5. Hitler y el partido nazi:
Hitler se unió en 1920 al Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores de Alemania. En 1925, escribió desde la prisión Mi lucha, donde expresó su desprecio por la democracia parlamentaria y su odio al bolchevismo. Para convencer a las clases trabajadoras, Hitler utilizó una demagogia prometiendo trabajo para todos y mejora de salarios. En sus discursos decía que los responsables de la crisis alemana eran los judíos, comunistas y demócratas. El partido nazi escogió como emblema la bandera roja con la cruz gamada y se dotó de organizaciones paramilitares, las SA y las SS. Estas milicias protagonizaron insurrecciones y se enfrentaron a las organizaciones de izquierda, presentándose como una garantía de orden social.
6. La República de Weimar:
En 1918, tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, el kaiser abdicó de su cargo y se proclamó la llamada República de Weimar. En esa ciudad se reunió la asamblea que elaboró una constitución democrática para el nuevo régimen político. Los resultados electorales dieron el gobierno a una coalición de los tres partidos más comprometidos con la democracia. La nueva república tuvo que asumir la derrota militar y aceptar las duras condiciones de paz. El Tratado de Versalles acusaba a Alemania de ser el causante de la guerra, le arrebataba territorios, reducía su ejército y le imponía fuertes reparaciones económicas. Los años de posguerra para Alemania fueron de crisis económica, miseria y paro. La crisis llegó a su punto culminante cuando, en 1923, Alemania no pudo pagar las reparaciones y los franceses ocuparon el Ruhr como garantía de cobro. Además, la república se enfrentó a los movimientos revolucionarios de izquierda y, por otro lado, a los grupos de la extrema derecha que consideraban ilegítimo y traidor al régimen republicano por aceptar las condiciones de Versalles, pretendiendo conseguir el poder por la fuerza.
Las conferencias de paz:
Los tres grandes aliados colaboraron para enfrentarse al enemigo y derrotar las potencias del eje. Sus dirigentes se reunieron la primera vez en la Conferencia de Teherán, a la que asistieron Churchill, Roosevelt y Stalin. Allí se tomaron las primeras medidas militares para acelerar el final de una guerra que ya se consideraba ganada. El segundo encuentro fue donde se decidió la eliminación del régimen nazi en Alemania, la división de Austria y Alemania en cuatro zonas de ocupación y una división similar de las ciudades de Berlín y Viena. La tercera vez del encuentro fue para ponerse de acuerdo con los aspectos referentes a Alemania y se fijó la línea de frontera entre Alemania y Polonia. La última se celebró en la Conferencia de París en 1946, después de que Europa se dividiera en dos zonas de influencia, para reordenar finalmente el mapa europeo. La URSS se anexionó una zona oriental de Polonia, los países bálticos, Prusia Oriental y una parte de Finlandia y Rumanía. Hungría volvió a sus fronteras de 1937 e Italia perdió el Dodecaneso e Istria en favor de Grecia y Yugoslavia, respectivamente.