Causas y Consecuencias del Imperialismo Europeo en África y Asia en el Siglo XIX

El Imperialismo Europeo en África y Asia: Causas y Consecuencias

En el último tercio del siglo XIX, los europeos colonizaron África y Asia. El fenómeno de la colonización ha existido desde el principio de la historia, pero en el siglo XIX adquirió unas características especiales, llegando a definirse como imperialismo, porque buscaba obtener materias primas y mercados, cubriendo las necesidades de la Revolución Industrial.

Causas del Colonialismo del Siglo XIX

Entre las causas que explican el colonialismo del siglo XIX, situamos:

  1. Causas económicas: En el siglo XIX se había producido una explosión demográfica que impedía que todos los europeos encontraran trabajo. Esta situación de paro era más grave porque la 2ª Revolución Industrial había ampliado la clase media y generado más riqueza entre los trabajadores. Era, por lo tanto, necesario tener colonias para resituar la población sobrante. En este sentido, existían las llamadas colonias de poblamiento, que eran las que gozaban de un clima más satisfactorio para el hombre blanco, como el norte de África y Sudáfrica. Por otra parte, la crisis del último tercio del siglo exigía a los países industriales encontrar mercados para sus productos manufacturados y materias primas para realizarlos; las colonias cumplían estas funciones.
  2. Causas nacionales: Convertirse en la cabeza de un imperio colonial significaba prestigio nacional, demostrar que una nación es grande. Esta cuestión interesaba a Francia especialmente, pues después de haber sido terriblemente humillada por Alemania en el Tratado de Versalles (1871), necesitaba demostrar que seguía siendo una gran potencia.
  3. Causas estratégicas: Existen puntos de gran valor estratégico para asegurarse las comunicaciones o el dominio de otras zonas. Las potencias emprendieron una carrera por poseer estos puntos antes de que se los arrebataran otros.
  4. Causas ideológicas: La colonización se adornaba bajo los deseos humanitarios de abolir la esclavitud en África, extender el cristianismo y la civilización. Todo este edificio se sustentaba en el principio de que el hombre blanco es superior a las demás razas (etnias).

La Colonización de África

La Conferencia de Berlín

A pesar de su cercanía con Europa, hasta finales del siglo XIX África fue un continente desconocido. Hasta los albores de la Edad Moderna solo se conocía la costa mediterránea, y fue a finales del siglo XV cuando las expediciones portuguesas descubrieron el perfil completo del continente y se establecieron en sus costas, creando factorías comerciales. Pero el interior de África siguió desconocido debido a las líneas macizas del continente, con escasos ríos navegables y mares interiores, y abundancia de desiertos y selvas.

En el siglo XIX hubo suficientes adelantos como para que el continente africano pudiese explorarse, entre los que citamos: el barco de vapor o el descubrimiento médico de la quinina para combatir la malaria. Así, el interior del continente empezó a conocerse y las grandes potencias empezaron a prepararse para colonizar. Con el fin de organizar esa colonización, las grandes potencias se reunieron en Berlín en una gran conferencia.

Alemania no deseaba embarcarse en la carrera colonial porque su canciller, Bismarck, había basado la política alemana en la idea de actuar como árbitro entre las fuertes discrepancias que enfrentaban a las otras potencias, aspirando de ese modo a liderar la política europea. De esta manera, Bismarck no deseaba participar en un reparto que solo provocara fuertes tensiones entre los participantes. Así pues, la conferencia, celebrada en 1884-1885, pretendía establecer unas líneas básicas para racionalizar el reparto del continente con los siguientes acuerdos:

  • Libre navegación de los ríos navegables Níger y Congo.
  • Si una potencia ocupa dos puntos en la costa, puede considerar suyo el interior.
  • En el corazón de África se crea un estado, el Congo Belga, que se entrega como propiedad personal del rey Leopoldo II de Bélgica.

Teóricamente, era un territorio de libre comercio que se estableció para evitar conflictos entre las potencias por ocupar una zona estratégica tan importante. En realidad, el rey Leopoldo había desplegado todo un abanico diplomático para conseguir una colonia personal y no tardó en ingeniárselas para impedir el libre comercio, estableciendo una compañía comercial de su propiedad. Antes de terminar el siglo XIX, la totalidad de África fue colonizada siguiendo las líneas maestras de la conferencia. El resultado fue la creación de unos países artificiales de forma geométrica.

El Reparto de África y los Conflictos

Desde mediados del siglo XIX, Gran Bretaña (GB) se había asentado en Egipto y en El Cabo (Sudáfrica), mientras que Francia controlaba Argelia y Túnez. Esto explica que los británicos pretendiesen establecer un imperio longitudinal continuo, mientras que los franceses apostasen por la creación de uno transversal, uniendo el Golfo de Guinea con el Mar Rojo a través del Sahara. En Sudán, el punto de intersección entre estas dos líneas, surgió el conflicto que se resolvió en la Batalla de Fashoda a favor de Inglaterra.

Un nuevo conflicto enfrentó a los británicos con los portugueses; estos últimos poseían desde antiguo Angola y Mozambique, y deseaban unirlos. Los ingleses lanzaron a los portugueses un ultimátum. Debido a la tradicional amistad de Portugal hacia Inglaterra, que no deseaba romper, Portugal aceptó ese ultimátum, conservando sus antiguas posesiones.

Otro conflicto enfrentó a los ingleses y holandeses (bóeres) por el dominio de Sudáfrica. Los holandeses se habían establecido allí desde el siglo XVII, pero entonces se descubrieron ricas minas de diamantes y oro que los ingleses deseaban. Así se produjo una guerra que ganaron los ingleses.

En el último momento, cuando Gran Bretaña estaba a punto de lograr su imperio, Alemania se interpuso en la línea británica. El cambio de política alemana se debió a la subida al trono del nuevo emperador, Guillermo II, quien prescindió de Bismarck y decidió competir con Gran Bretaña por la hegemonía mundial. Guillermo II no supo establecer las complicadas relaciones internacionales en las que Bismarck había basado su poder, y así se creó una agresividad entre Alemania e Inglaterra que llevaría a los británicos a entenderse con los franceses. De este modo, se rompió el aislamiento francés, iniciando una cadena de acontecimientos que llevaría al estallido de la Primera Guerra Mundial.

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