La uníón lograda por los Reyes Católicos reforzó la presencia internacional de España. En general sus directrices fueron las buenas relaciones con Portugal, la rivalidad con Francia en Italia y Navarra, la finalización de la conquista de las Canarias, la acción en el norte de África y el descubrimiento de América.
España se convierta en la potencia hegemónica mundial durante los siglos XVI y buena parte del XVII
A la primera finalidad respondieron los matrimonios de sus hijas Isabel (1) y María (2) con Manuel el Afortunado.
El segundo objetivo produjo el acercamiento hacia Inglaterra y Austria, rivales también de Francia. Así, el príncipe Juan (3), único varón de los Reyes Católicos, y su hermana Juana (4), se casaron, respectivamente, con Margarita y Felipe, hijos del emperador Maximiliano de Austria. Por último, la infanta Catalina (5) se casó inicialmente con Arturo, príncipe heredero de la Corona de Inglaterra y, a la muerte de éste, con su hermano, el rey
Enrique VIII.
La consecuencia importante de esta política matrimonial, y en concreto del enlace entre Juana y Felipe de Austria, fue la entronización en España de la dinastía austríaca de los Habsburgo
Fernando de Aragón miraba hacia el mediterráneo occidental y, en especial, hacia el reino de Nápoles, además de las islas Baleares y Cerdeña. El motivo de esta atracción era la riqueza del mundo italiano, su banca y ciudades y el dominio de las rutas comerciales.
La expansión del reino de Aragón y Cataluña por el Mediterráneo, alcanzó su punto máximo cuando, en 1504, se incorporó Nápoles al territorio Aragónés. A raíz de esto, puertos como Barcelona y Valencia se transformaron en prósperos centros de intercambio y grandes constructores de barcos. Y mantener a raya el poderío turco que crecía en África del Norte.
Las guerras de Italia comienzan cuando Carlos VIII de Francia quiso apoderarse del reino de Nápoles.
La expedición del rey francés fue un éxito; entró en Nápoles (1495), pero Fernando no quería ver a los franceses instalados allí y decidíó intervenir alegando que el reino de Nápoles era vasallo del Papa.
Por iniciativa de Fernando se formó contra Francia una coalición de Estados (Liga Santa o de Venecia) para expulsar a los franceses de Nápoles, como así ocurríó. Muerto Carlos VIII, el nuevo monarca francés, Luis XII, se apoderó de Milán y pactó con Fernando el Católico el reparto de Nápoles (tratado de Granada, 1500).
Tropas españolas y francesas se apoderaron de aquel reino, pero pronto surgieron desavenencias entre españoles y franceses por los límites.
Al mando de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, triunfan en obligando a los franceses a retirarse de Nápoles
Todavía hubo otra guerra en Italia en 1511 se constituyó una alianza contra los intereses de Francia en Italia. Iniciada la guerra, Francia perdíó otra vez Milán y España, envió tropas al mando del duque de Alba que ocuparon Navarra casi sin combatir (1512).
Después, en 1515, las Cortes de Burgos declararon Navarra incorporada a Castilla aunque conservando sus instituciones propias.
3.2. Lucha contra el islam en el norte de África
Los Reyes Católicos en su afán de extender la fe, les llevó a interesarse por el dominio de la costa norte de África.
La primera empresa fue la conquista de Melilla. Más adelante, se conquistaron (1508-1510) el Peñón de Vélez de la Gomera, Orán, Bugía y Trípoli la toma de Orán.
La expansión americana, en un principio no constituyó una prioridad para los monarcas, de hecho, en el tratado de Alcaçovas-Toledo, figuraba la prohibición de realizar exploraciones al sur de las Islas Canarias por parte de España.
Tras varios años de tramitación, los Reyes Católicos resolvieron respaldar al navegante genovés. En Abril de 1492 firmaron un contrato con Cristóbal Colón, denominado Capitulaciones de Santa Fe, mediante el cual se le otorgaron una serie de concesiones y títulos sobre los territorios que eventualmente se descubriesen.
De esta manera, España se involucró en la aventura de la expansión ultramarina; aventura que se inició después del regreso de Colón de su célebre primer viaje y que permitiría emprender la exploración y explotación del «Nuevo Mundo», como fue bautizado el continente americano.
4.1. El descubrimiento de América
La monarquía hispánica protagonizará la expansión atlántica que da lugar a la formación del Imperio colonial americano.
El mérito correspondíó a Portugal y a España que exploraron nuevas tierras, utilizando dos rutas: la ruta del este y la ruta del oeste
La corona de Castilla pretendía lo mismo y siguiendo la propuesta de Cristóbal Colón, basada en la teoría de que la tierra era redonda, se propuso alcanzar Asía navegando hacia el oeste.
El 3 de Agosto de 1492 Colón y sus hombres partieron del puerto de Palos (Huelva)con la nave Santa María y las carabelas la Pinta y la Niña con 100 tripulantes aproximadamente. El 12 de Octubre de 1492 llegaron a la isla de Guanahaní (San Salvador). A continuación descubríó Cuba (Juana) y Haití (La Española), y regresó a España. Colón nunca supo que había descubierto un nuevo continente
En su segundo viaje (1493-1496) descubríó Jamaica; en el tercero (1498-1500), la isla de Trinidad y la desembocadura del Orinoco, y en el cuarto (1502-1504) recorríó las costas de América Central.
Los Reyes Católicos se preocuparon inmediatamente de obtener los derechos de conquista y evangelización sobre las nuevas tierras, que el Papa Alejandro VI les concedíó mediante la bula Inter Caetera limitando la zona de expansión: al este de la línea para Portugal y al oeste para España.
Portugal no se conformó, y en el tratado de Tordesillas (1494) se acordó desplazar el meridiano de demarcación 370 leguas al oeste de las islas Cabo Verde. De este modo, Brasil quedó dentro del área portuguesa.
La demostración de que las tierras descubiertas eran un continente y no unas islas de Asía, se obtuvo cuando Vasco Núñez de Balboa descubríó el Mar del Sur luego llamado océano Pacífico