Causas de la Guerra de Independencia Española
Las principales causas de la Guerra de Independencia Española fueron las siguientes:
La crisis de la monarquía de Carlos IV (1788-1808)
Carlos IV llevó a cabo reformas para solucionar la crisis socioeconómica del país, pero fueron insuficientes. El rey había dejado el poder en su valido Manuel Godoy (pacense, apodado “Príncipe de la paz”). Este fue muy criticado por su política de apoyo a Francia. Ejemplo de ello fue el Tratado de Fontainebleau (1807), firmado por Napoleón y Godoy, que permitía a Francia atravesar España para conquistar a Portugal, aliada de Inglaterra. La nobleza apoyó al príncipe de Asturias, Fernando, hijo de Carlos IV, como futuro rey.
La invasión napoleónica
El descontento popular contra Godoy y contra la presencia de las tropas francesas provocó el Motín de Aranjuez (marzo de 1808). El Palacio Real de Aranjuez fue tomado por el pueblo, Godoy fue destituido y arrestado y Carlos IV se vio forzado a abdicar en Fernando VII. Sin embargo, Carlos IV escribió a Napoleón para que le ayudara a recuperar el trono, mostrando la fragilidad de la monarquía, algo que Napoleón aprovechó para invadir España.
Carlos IV y Fernando VII fueron llamados por Napoleón a Bayona (Francia), donde se les obligó a abdicar a su favor (Abdicaciones de Bayona, mayo de 1808). Napoleón nombró como rey de España a su hermano, José I Bonaparte, con la intención de convertir a España en un estado controlado por Francia. José I nunca fue aceptado como rey por los españoles (que lo apodaron como “Pepe Botella”). José I promulgó el Estatuto de Bayona (1808), una “carta otorgada” (un documento que simula a una constitución, pero impuesta por el rey, de carácter autoritario, que no reconoce la separación de poderes, ni la soberanía nacional). Sin embargo, contenía algunas reformas liberales (igualdad jurídica de los ciudadanos, defensa de la propiedad privada y abolición del régimen señorial y la Inquisición).
El levantamiento del 2 de mayo de 1808
La salida de la familia real a Francia enfureció a los madrileños, que el 2 de mayo de 1808 se levantaron contra las tropas francesas. El general Murat reprimió la revuelta fusilando a cientos de personas. Al conocerse las Abdicaciones de Bayona y los sucesos de Madrid, los levantamientos contra los franceses se extendieron por toda España y se produjo el estallido de la guerra. Fernando VII y Carlos IV permanecieron exiliados en Francia durante la contienda.
Bandos de la Guerra de Independencia
- Francia: que contaba con el poderoso ejército napoleónico. En España recibieron el apoyo de los “afrancesados”, una minoría intelectual que pensaba que las reformas que traían los franceses ayudarían al país. Cuando terminó la guerra tuvieron que exiliarse.
- España: la mayoría de la población se opuso a la invasión y se denominaron “patriotas”. Dentro de este grupo estaban los absolutistas (que querían volver a la monarquía absoluta) y los liberales (que querían alcanzar el liberalismo sin la ayuda de los franceses). España contaba con un ejército en clara desventaja, pero recibió el apoyo militar de Portugal e Inglaterra (cuyo ejército fue dirigido por el Duque de Wellington). Asimismo, fue fundamental el activo papel de la población civil. Ante el vacío de poder, la lucha se organizó en cada provincia por unas Juntas Provinciales, coordinada a su vez por una Junta Suprema Central. A partir de 1810 el poder pasó a una Regencia, situada en Cádiz.
Etapas de la Guerra de Independencia
Primera Etapa (1808)
Abarca los meses iniciales de la guerra. Napoleón esperaba conquistar España rápidamente, pero surgieron problemas: los cercos o sitios de Gerona, Zaragoza o Valencia (táctica militar que consistía en impedir el avance invasor, resistiendo bombardeos y la falta de comida), y la derrota francesa en la Batalla de Bailén (1808). El ejército francés se repliega al norte de la península.
Segunda Etapa (1808-1812)
Francia inicia una nueva ofensiva. Napoleón interviene personalmente con su ejército, ganando la Batalla de Somosierra (1808), entra en Madrid y ocupa gran parte del norte. Sin embargo, se hacen habituales las guerrillas (milicias civiles en torno a un jefe. Atacaban por sorpresa al enemigo gracias al apoyo de la población rural y el clero, y a su conocimiento del terreno, pero no combatían a campo abierto).
Tercera Etapa (1812-1814)
1812 marca el declive de Napoleón. Gran parte del ejército francés se movilizó para la campaña de Rusia. España, con el apoyo de Portugal e Inglaterra, derrotó a Francia en las batallas de Badajoz (1812), Arapiles (1812), Vitoria (1813) y San Marcial (1813). Napoleón pierde territorios en España y Europa, por lo que decide retirar las tropas. Napoleón firmó el Tratado de Valençay (1813), por el que restituyó en la corona de España a Fernando VII, que regresó a España en 1814, dando por terminada la guerra.
El Trienio Liberal (1820-1823)
Se produce el pronunciamiento del coronel Rafael de Riego el 1 de enero de 1820, en Cabezas de San Juan (Sevilla), cuyas tropas iban a ser enviadas a reprimir la insurrección en América. Este pronunciamiento tiene éxito y recibe el apoyo popular necesario para triunfar. Se restaura la Constitución de 1812, y Fernando VII se ve obligado a jurarla. Se restaura el sistema liberal, pero hay una gran inestabilidad política causada por:
- La falta de colaboración de Fernando VII: que usaba su poder legislativo para vetar determinadas leyes liberales y por otro lado nombraba ministros absolutistas. El rey pedía secretamente la intervención extranjera para restablecer el absolutismo.
- Continuación de las guerras de independencia de América Latina.
- División entre los propios liberales: divididos entre los moderados y los radicales.
- Alzamiento en armas de algunos absolutistas que llegaron a controlar amplias zonas y a establecer un gobierno paralelo (Regencia de Urgel).
- La presión de la calle, a través de Sociedades Patrióticas, produjo levantamientos y resistencia guerrillera, sobre todo en el norte.
- Enfrentamiento la iglesia con las Cortes, por su marcado anticlericalismo. Se exigió a la Iglesia el juramento de la Constitución, se vuelve a suprimir la Inquisición, y se retoma la desamortización de sus bienes. Esto hace que la Iglesia se posicione a favor del absolutismo.
- Falta de sintonía entre los liberales burgueses y el campesinado: el campesinado se sentía desilusionado con las reformas parciales iniciadas por los liberales.
La Década Ominosa (1823-1833)
La Santa Alianza intervino en España a favor de Fernando VII y acabó con el periodo liberal y restableció el Absolutismo. En el Congreso de Verona el ejército francés (los llamados “Cien mil hijos de San Luís”) entró en España (abril de 1823) y recorrió, sin apenas oposición, la península. Se vuelve a restaurar el absolutismo monárquico. Se produce la denominada por los liberales como “década ominosa”, caracterizada por:
- Se produce inicialmente una fuerte represión antiliberal, como demuestra el fallido pronunciamiento del liberal Torrijos y su posterior fusilamiento.
- Posteriormente, a pesar de ser un sistema absolutista, la política se modera levemente, y hay un ligero acercamiento a la burguesía. La crisis económica y la pérdida de colonias americanas habían provocado grandes pérdidas, por lo que se intentan llevar a cabo reformas administrativas y económicas: creación de la Bolsa, creación del primer Banco Público (Banco de San Fernando) y una reorganización de la Hacienda y no se volvió a restablecer la Inquisición.
- Los absolutistas se dividen:
- Los moderados más cercanos a Fernando VII
- Los llamados realistas puros, más radicales y conservadores, muy descontentos con el rey y sus reformas. El Manifiesto de los Realistas Puros aparece en 1826, y apoyan abiertamente a Carlos María Isidro, hermano del rey, como relevo en el trono de Fernando VII: era el comienzo del Carlismo.
- La crisis se agudiza a partir de 1830: la Hacienda está en quiebra, el régimen político está amenazado por carlistas y por liberales, vuelven las protestas en la calle y el descontento campesino va en aumento
Causas de la Independencia de las Colonias Latinoamericanas
Las principales causas de la independencia de la colonias latinoamericanas fueron:
- La frustración de los criollos (población blanca descendiente de los españoles, que representaban la burguesía comercial y administrativa). El reformismo borbónico español del s.XVIII incrementó el control sobre las colonias, cuyos principales puestos de gobierno se concedían a los peninsulares, dejando fuera a los criollos. De entre ellos saldrán los principales líderes independentistas.
- Influencia de la Ilustración y las ideas liberales de la Revolución Francesa y las Cortes de Cádiz, donde se define el concepto de nación.
- La influencia de la independencia de EEUU (1776-1783) respecto a Inglaterra, que va ser tomado como modelo por las colonias latinoamericanas.
- El vacío de poder creado por la Guerra de la Independencia Española (1808-1814) provocó fragilidad económica y política, que fue aprovechada por el movimiento independentista americano, el cual se hizo más intenso durante el reinado de Fernando VII (1814-1833)
- La extensión de la doctrina Monroe (1823), presidente de EEUU, que rechazaba la intromisión por parte de Europa en los asuntos americanos (cuyo lema era “América para los americanos”).
- El deseo de EEUU e Inglaterra por terminar con el monopolio comercial de España con sus colonias americanas.
Principales Focos de Independencia de las Colonias
Según las distintas zonas de la antigua América colonial española surgieron una serie de países que se indican a continuación:
- En el antiguo virreinato de la Plata y la capitanía de Chile: en primer lugar se consigue la independencia de Paraguay (1811). Después, destaca la insurrección de José de San Martín, que crea una asamblea constituyente conocida como Congreso de Tucumán (1816) y proclama la independencia de Argentina (1816). San Martín cruza Los Andes y gracias a las Batallas de Chacabuco y Maipú consigue la independencia de Chile (1818).
- En el antiguo virreinato de Nueva Granada: la insurrección fue liderada por Simón Bolívar que tras la Batalla de Carabobo (1821) consiguió la independencia de Colombia y Venezuela. Su lugarteniente Antonio José de Sucre gracias a la Batalla de Pichincha (1822) anexiona Ecuador. Se crea una Gran Colombia (Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá) liderada por Bolívar, que se fragmentó después.
- En el antiguo virreinato de Nueva España, destacamos el caso de México. Las sublevación independentista la inician los curas Hidalgo y Morelos (1810), que inician un revolución social de la población mestiza, que fue reprimida por la burguesía criolla y los españoles. Posteriormente, España introdujo reformas económicas que molestaron a la burguesía criolla. Esta apoyó el movimiento independentista del general Agustín Iturbide, que proclamó la independencia de México en 1821, y después se proclamó en su emperador.
- También del antiguo virreinato de Nueva España, en 1823 se crea la República Federal de Centroamérica, fragmentada en cinco países posteriormente, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y El Salvador.
- En el antiguo virreinato de Perú: la coordinación de José de San Martín y Simón Bolívar detiene a los realistas. La Batalla de Ayacucho en 1824 consiguió la independencia de Perú y Bolivia.
- En el caso de Uruguay, anexionado por Brasil y que se independiza en 1828.
- En el caso de Panamá, que había sido una provincia de Colombia, consiguió la independencia en 1903, promovida por EEUU, para construir el canal.
Consecuencias de la Independencia de las Colonias Latinoamericanas
Las principales consecuencias de la independencia de la colonias latinoamericanas fueron las siguientes:
- En 1825 casi toda Latinoamérica quedó formada por estados independientes. Bolívar promovió la unión de todas las nuevas naciones en una federación, pero fracasó esta utopía de unidad americana.
- La gran inestabilidad política de las nuevas repúblicas independientes en las que fue frecuente el intervencionismo del Ejército en la política. Se sucedieron los golpes de estado y se dio el fenómeno del caudillismo (caudillos eran jefes militares que imponían su dominio político en una zona y que estaban frecuentemente enfrentados entre sí). Esta situación fomentó las guerras civiles.
- Los criollos siguieron teniendo el poder económico y político, mientras que los indígenas americanos y la población negra siguieron apartados del poder y sufriendo condiciones de explotación. Sin embargo, hay que indicar que estos nuevos paises fueron aboliendo la esclavitud de la población negra a lo largo de primera mitad del siglo XIX.
- El dominio y la influencia española fue sustituida por la de EEUU e Inglaterra.
- España perdió la inmensa mayoría de sus colonias
- España quedó relegada a un papel de potencia de segundo orden, y perdió su inmenso mercado y unos recursos necesarios para el inicio de la industrialización.
Etapas de la Independencia de las Colonias
El precedente de la independencia de Haití (1804)
Por el Tratado de Basilea (1795) España había cedido la parte occidental de la isla de La Española a Francia. Haití se independiza de Francia, a través de una revuelta de población esclava negra, lo que tuvo una gran influencia en el resto de colonias.
Primera Fase (1808-1814)
Con el inicio de la invasión napoleónica de España, se crearon en Latinoamérica Juntas que empezaron defendiendo los derechos de Fernando VII frente a los franceses, pero que acabaron persiguiendo la independencia de América Latina.
Segunda Fase (1815-1824)
Cuando Fernando VII regresa a España se consigue cierta estabilidad y se enviaron las primeras fuerzas militares importantes contra la secesión. Con un país arruinado y graves problemas en la Hacienda, Fernando VII no pudo soportar una nueva oleada insurreccional, que contó con el apoyo de EEUU e Inglaterra.
Las Guerras Carlistas
Primera Guerra Carlista (1833-1840)
Primera etapa (1833-1835)
Tras la muerte de Fernando VII en 1833, su hermano, D. Carlos, se autoproclama rey y estalla la guerra civil entre dos bandos:
- Los carlistas o “realistas puros” (el sector más tradicional del absolutismo), que apoyaron a D. Carlos como futuro rey (“Carlos V” para sus seguidores).
- Los isabelinos o cristinos, que defienden a Isabel como reina y el liberalismo moderado.
El carlismo consiguió importantes victorias en el norte con el general Zumalacárregui, pero solo en zonas rurales, en las áreas donde contaba con gran apoyo social y no logró conquistar ninguna gran ciudad. Zumalacárregui muere en el cerco a Bilbao en 1835. Los países liberales (Francia, Gran Bretaña y Portugal) apoyaron a los Isabelinos, y las potencias absolutistas (Austria, Prusia y Rusia) apoyaron a los carlistas.
Segunda etapa (1835-1837)
El carlismo fracasa al intentar expandirse por todo territorio nacional, que obtuvo poco apoyo popular, como en las expediciones del general Cabrera, el intento de expansión hacia el sur, o la expedición a Madrid del propio D. Carlos.
Tercera etapa (1837-1840)
Se reorganiza el ejército isabelino y hay un gran retroceso carlista. En la zona norte se redujo a una zona de guerrillas y en el resto se pasó a la defensiva. El bando carlista se dividió entre los “transaccionistas” (dispuestos a negociar) y los “intransigentes” (partidarios de continuar la guerra). El jefe de los “transaccionistas”, el general carlista Maroto, sustituto de Zumalacárregui, firmó con el general liberal Espartero el Convenio de Vergara en 1839 (llamado el Abrazo de Vergara), que ponía fin a la guerra. Los carlistas se rindieron y aceptaron a Isabel como reina. D. Carlos se exilió a Francia. El rechazo de los “intransigentes” a este acuerdo prolongó la guerra en Cataluña y Aragón, hasta la derrota definitiva del general Cabrera en la Batalla de Morella en 1840. La principal consecuencia de la primera guerra carlista fue la consolidación del liberalismo. La monarquía se comprometió a respetar los fueros vascos y a integrar a los oficiales carlistas en el ejército, lo que aumentó la oficialidad. El carlismo ya no volvió a tener la misma fuerza, aunque se mantuvo latente.
Segunda Guerra Carlista (1846-1849)
Se produjo durante el periodo isabelino. Fue llamada la “Guerra dels Matiners” (madrugadores). Fue un levantamiento carlista en Cataluña para apoyar a un nuevo pretendiente carlista, el conde de Montemolín (“Carlos V») que fracasó por la falta de apoyo de otras zonas carlistas (vasca y levantina).
En 1860, fracasó también el levantamiento en San Carlos de la Rápita (Tarragona).
Tercera Guerra Carlista (1872-1876)
Se produjo durante el Sexenio Democrático y la Restauración. Un nuevo pretendiente carlista, “Carlos VII”, estableció una gobierno carlista en Estella (Navarra). Finalmente fue vencido por el gobierno. Como consecuencia, el carlismo fue derrotado definitivamente. Se suprimió el régimen foral vasco y navarro, pero el gobierno central, a cambio, les dio a estas regiones gran autonomía fiscal. El carlismo, a pesar de ser dominado en el campo de batalla, continuó a nivel político posteriormente.
Características del Reinado de Isabel II
El periodo isabelino, en líneas generales, se caracterizó por:
- La construcción de un régimen liberal, aunque no democrático, ya que solo se tuvo en cuenta a una élite de la población.
- Importancia del ejército en política. Esto produjo continuos pronunciamientos militares (golpes de Estado) de los progresistas para acceder al gobierno, en manos de los moderados, a los que la reina favorecía.
- La inestabilidad política, por la división del liberalismo en diferentes partidos.
Partidos Políticos del Periodo Isabelino
Los diferentes partidos eran “camarillas” (grupos de poder que influyen en el gobierno) que tenían un alto nivel de corrupción política. Los dos grandes partidos liberales fueron el Moderado y el Progresista. En el centro, se ubicaría la Unión Liberal. Más tarde, a la izquierda de los progresistas, surgirían los demócratas (y dentro de estos, el grupo de los republicanos).
Fases del Reinado de Isabel II (1833-1868)
El periodo isabelino fue largo (35 años) y complejo. Se divide en dos fases principales:
- Minoría de Edad de Isabel II (1833-1843)
- Mayoría de Edad de Isabel II (1843-1868)
La Minoría de Edad de Isabel II (1833-1843)
Cuando murió Fernando VII en 1833, Isabel tenía solo tres años, y asumen la regencia primero su madre, M.ª Cristina de Borbón-Dos Sicilias y luego el general Espartero.
La Regencia de M.ª Cristina (1833-1840)
Se desarrolla a lo largo de tres etapas, que alternan a los moderados y progresistas:
1ª ETAPA (1833-1835), carácter moderado.
M.ª Cristina (llamada “la reina gobernadora”) al principio dejó el gobierno en manos del absolutista Cea Bermúdez, pero cuando estalla la 1ª Guerra Carlista busca el apoyo de los liberales moderados y nombra como jefe de gobierno a Martínez de la Rosa. Destacan los siguientes cambios:
- El ministro Javier de Burgos divide España en 49 provincias (1833)
- Se decreta el Estatuto Real de 1834: carta otorgada de carácter moderado.
2ª ETAPA (1835-1837), carácter progresista.
Los progresistas, descontentos con las reformas, provocaron pronunciamientos, destacando el “Motín de los Sargentos de la Granja de San Ildefonso” (1836). Se cedió el gobierno a los progresistas: primero a Mendizábal y después al extremeño Calatrava, que llevaron a cabo reformas importantes:
- Reformas agrarias: se suprime el régimen señorial y los mayorazgos y se aplica la Desamortización de Mendizábal (1836-37) (se disuelven las órdenes del clero regular y se expropian y subastan sus propiedades).
- Reorganización de la Milicia Nacional (civiles armados reclutados por los ayuntamientos y que defendían el régimen liberal), gracias al dinero de la desamortización.
- Constitución de 1837: progresista, con concesiones a los moderados.
3ª ETAPA (1837-1840), carácter moderado.
El enfrentamiento entre progresistas y moderados y los continuos pronunciamientos obligan a M.ª Cristina a renunciar a la regencia y a exiliarse a París.
La Regencia del General Espartero (1840-1843)
Asumió la regencia el general progresista Espartero, popular tras sus victorias contra el carlismo. Continuó la desamortización eclesiástica (del clero secular). Sin embargo, su carácter autoritario provocó conflictos con las Cortes y con su partido. Se enfrenta al sector textil catalán, porque facilitó la entrada de productos coloniales británicos. Se produce la sublevación de Barcelona en 1842, reprimida duramente por el gobierno, lo que empeoró aún más la imagen del general, que optó por exiliarse a Londres.
La Mayoría de Edad de Isabel II (1843-1868)
La Década Moderada (1844-1854)
En esta etapa destaca el gobierno del general moderado Narváez (“el Espadón de Loja”), que tiene las siguientes características:
- Se lleva a cabo una intensa labor legislativa de carácter moderado:
- Se decreta la Constitución de 1845, muy conservadora.
- Creación de la Guardia Civil, un cuerpo policial profesional de organización militar. Se elimina la Milicia Nacional.
- Restricción de la libertad de prensa y expresión.
- Se impone una administración centralizada: Estalla la 2ª Guerra Carlista (1846-1849), la llamada “Guerra dels Matiners”.
- El gobierno sufre graves problemas de corrupción política y autoritarismo.
El Bienio Progresista (1854-1856)
En 1854 varios generales encabezados por O’Donnell, líder del sector opositor de los moderados, lanzaron la llamada “Vicalvarada” . Fracasaron al principio, y buscaron apoyo en los progresistas. Los rebeldes publican el “Manifiesto de Manzanares” (1854), que pedía una regeneración liberal y recogía parte de las ideas progresistas. Fue redactado por Cánovas. Consiguió el apoyo masivo, provocando el triunfo de la Revolución de 1854, que dio paso a un gobierno progresista, liderado de nuevo por Espartero. Asimismo, O’Donnell creó la Unión Liberal (partido centrista), consiguiendo el ministerio de la guerra. Este periodo se caracteriza por:
- Reformas políticas: mejora de la ley de imprenta, autonomía municipal, restauración de la Milicia Nacional. Destaca la Constitución progresista de 1856, conocida como “non nata”.
- Reformas económicas: como la Desamortización de Madoz (1855), (que afectó a los bienes civiles) y la Ley general de ferrocarriles (1855).
- Sin embargo, las reformas no mejoraron la vida de la población, y muchas promesas se incumplieron. El gobierno progresista cayó en 1856.
Última Etapa de Isabel II (1856-1868)
Es un periodo muy convulso en el que se alternan los moderados y la Unión Liberal:
- Bienio Moderado (1856-58): Destaca la Ley Moyano (1857), que reorganiza el sistema educativo.
- “Gobierno largo” de O’Donnell (1858-63): El gobierno más duradero de la Unión Liberal consigue cierta recuperación económica y se llevan a cabo intervenciones militares (Indochina, Santo Domingo, México y Marruecos), que reviven el esplendor colonial, pero que no tienen trascendencia.
- Disolución del reinado isabelino (1863-68): La corrupción, la crisis económica, el descontento popular y el desprestigio de los partidos y la propia reina provocan el final del periodo. Destacan los siguientes acontecimientos:
- “La Rebelión del Cuartel de San Gil” (junio 1866): insurrección progresista liderada por Prim, que fue reprimida.
- “El Pacto de Ostende”, Bélgica, (agosto 1866): acuerdo que unió a progresistas, demócratas y unionistas, para deponer a la reina.
- “La Revolución Gloriosa” (septiembre de 1868) fue la sublevación que derrocó finalmente a Isabel II, que se exilió en Francia.
Las Constituciones Isabelinas
Durante la Minoría de Edad de Isabel II (1833-1843):
Estatuto Real de 1834 (elaborada durante la Regencia de M.ª Cristina)
- Era una carta otorgada, una concesión de la corona. Tenía un marcado carácter moderado. Se creó dentro del contexto de la 1ª Guerra Carlista. No contentó realmente a nadie.
- Soberanía compartida por el Rey y las Cortes.
- División de poderes atenuada: el poder legislativo lo tiene el rey.
- Había dos cámaras que solo tenían un carácter consultivo: Cámara de los Próceres (miembros de la nobleza y el clero, elegidos por la Corona) y Cámara de los Procuradores (miembros elegidos por sufragio censitario).
- Incluye algunas libertades, pero muy restrictivas.
Constitución de 1837 (elaborada durante la Regencia de M.ª Cristina)
- Constitución de consenso: tiene un carácter progresista, pero con importantes concesiones a los moderados, intentando contentar a ambas corrientes liberales. Se crea dentro del contexto de la 1ª Guerra Carlista.
- Elementos progresistas: Reconoce la Soberanía Nacional, tolerancia religiosa, reconocimiento de derechos, gran autonomía a los municipios y establecimiento de la Milicia Nacional.
- Elementos moderados: Bicameralismo: Congreso y Senado (pero con grandes atribuciones para el rey). División de poderes atenuada, con grandes atribuciones al rey (ejecutivo el rey, legislativo el rey con las cortes y el judicial, los jueces), sufragio Censitario (según renta económica)
Durante la Mayoría de Edad de Isabel II (1843-1868)
Constitución de 1845 (elaborada durante la Década Moderada)
- Representa el liberalismo moderado o conservador.
- Soberanía Compartida entre el Rey y las Cortes
- División de poderes atenuada.
- Sistema bicameral: Congreso elegido por el pueblo, Senado por el rey
- Sufragio censitario muy restringido (población masculina con alto nivel de renta, tan solo el 1% de la población)
- Confesionalidad católica del Estado y se niega la libertad de religión
- Se suprime la Milicia Nacional
- Ayuntamientos controlados por el Estado.
Constitución “non nata” de 1856 (elaborada durante el Bienio Progresista)
- No entró en vigor, por lo que se denomina “non nata” (no nacida).
- De carácter muy progresista: soberanía nacional, separación de poderes, sufragio censitario, pero más amplio, y sistema bicameral).
Comparación de las Constituciones Isabelinas
La más conservadora fue la constitución de 1845. El Estatuto Real de 1834 también era conservador, pero incluía algunas libertades. La constitución de 1837 surge como consenso entre la corriente moderada y progresista. La más progresista de todas es la constitución “non nata” de 1856.
Análisis del Decreto de Valencia (4 de mayo de 1814)
Clasificación
El presente texto es un fragmento del documento conocido como el “Decreto de Valencia” o Decreto del 4 de mayo de 1814. Se trata de una fuente primaria o directa, y por su naturaleza es un texto jurídico. Está destinado a la difusión general y, por tanto, es público. Como se puede ver, su autor es el rey Fernando VII, hijo de Carlos IV.
Análisis
La idea principal del texto es la derogación de la Constitución de 1812, la labor legislativa de las Cortes de Cádiz y restaurar el absolutismo en España cuando regresó al trono en 1814. En el documento justifica esta decisión. Paradójicamente, el monarca considera que no ha actuado como un rey absolutista, sino que responde a las demandas del país. Sin embargo, en el fondo podemos hablar de un golpe de Estado efectuado por la monarquía absoluta contra el liberalismo. Alude por tanto al “Manifiesto de los Persas” (abril 1814), en el que diputados absolutistas le pedían al rey que anulara la constitución y se volviera al absolutismo. Hay frases que avalan esa idea: “repugnancia y disgusto con que las Cortes de Cádiz son miradas en provincias” o»se me ha expuesto en representaciones que de varias partes del reino se me han dirigido”
Otra idea planteada es cómo se define el monarca, como “un padre de sus vasallos”, como en el Despotismo Ilustrado. El término vasallo es propio del Antiguo Régimen, con connotaciones medievales, como súbdito sin derechos, en contraste con el término ciudadano, propio del liberalismo. Asimismo, el rey considera que el liberalismo ha traído “perjuicios y males” y que es necesario que la constitución sea derogada antes de que sea demasiado tarde.
La estructura del texto es clara: primero se presenta como rey, y después de haber oído a parte de la población decide no jurar la constitución y anularla, frenando el liberalismo y restableciendo el absolutismo en España.
Análisis de la Constitución de 1812
Clasificación
Nos encontramos ante un fragmento de la Constitución de 1812, la primera constitución liberal española, promulgada por Las Cortes de Cádiz el 19 de marzo de 1812 (Día de San José, por lo que se la conoce popularmente como “La Pepa”). Es una fuente primaria y de naturaleza jurídica. Es un documento destinado a la difusión general, por tanto, es público. Su autoría es colectiva, los diputados de las Cortes de Cádiz.
Análisis
A la hora de analizar el contenido
podemos destacar que la idea principal del texto es la
introducción del sistema político liberal para desmontar el Antiguo Régimen en España.
El documento alude a la forma de gobierno: España se convierte en una Monarquía
Constitucional, como vemos en el art.14, indicando textualmente que es “una
monarquía moderada hereditaria”. En el art.2 se determina que el rey no es dueño del
Estado, lo que demuestra que se rechaza el absolutismo.
Se indica el tipo de soberanía, aclarando que es soberanía nacional, tal y como señala el
art. 3. Esto quiere decir que la nación está representada por todos los españoles: el
poder lo tiene el pueblo español y el de sus colonias a través del voto. La soberanía ya
no la ejerce el rey por derecho divino, sino el pueblo. Eso implica un cambio
significativo, ya que los ciudadanos españoles han dejado de ser súbditos del rey, para
convertirse en ciudadanos.
Se alude a la separación de poderes, en este caso, una separación atenuada, donde no
hay una división plena de los poderes. El ejecutivo lo tiene el rey (art.16) y el
legislativo es compartido por el monarca y las cortes (art.15), mientras que el judicial lo
tienen los tribunales (art.17).
Se proclama la confesionalidad del Estado: España es un país católico y no se permiten
otros cultos (art.12). Tanto la separación de poderes atenuada como el credo católico
son concesiones que las Cortes hicieron a los grupos más conservadores, especialmente
a la iglesia.
Asimismo, están ampliamente reconocidos varios derechos y libertades, como indica el
art. 4. El gobierno debe proteger a la ciudadanía (art.13) aludiendo a la felicidad de la
nación, un término muy relacionado con los valores ilustrados. Asimismo, desaparecen
los privilegios estamentales en materia fiscal (art.8)
Hay una serie de elementos de la constitución que hemos de señalar, aunque no
aparecen en los artículos señalados en este fragmento: el tipo de sufragio (masculino
universal e indirecto), el unicameralismo, la educación obligatoria o la cuestión militar
(a través de la creación de una milicia nacional para la protección del Estado).