Clara Campoamor y el Sufragio Femenino en las Cortes Constituyentes
Análisis del Discurso de Clara Campoamor
Localización: El texto que se nos presenta es un fragmento del discurso pronunciado por Clara Campoamor (CC) en las Cortes Constituyentes de la República Española. Según la fuente, es una fuente primaria. En cuanto a su naturaleza, es un texto circunstancial, ya que es un discurso parlamentario y, por último, según su contenido, es un texto social y político.
Su autora es individual, ya que se trata de Clara Campoamor, política española clave en la lucha feminista a lo largo de la historia. Su destinatario es colectivo, con una finalidad pública, ya que se dirige a la cámara de los diputados.
Fue escrito en Madrid y, aunque desconocemos la fecha exacta de su redacción, podemos establecer que su lectura tuvo lugar el día 1 de septiembre de 1931 en el Palacio de las Cortes.
Ideas Principales y Secundarias
La idea principal es la reivindicación de los derechos de la mujer, haciendo alusión al voto femenino. Las ideas secundarias resaltan los motivos para defender el sufragio femenino y la igualdad de derechos.
En el primer párrafo, se rechazan argumentos que justifican la desigualdad entre hombres y mujeres, afirmando que ambos tienen los mismos derechos como seres humanos. Por eso, se concluye que la Constitución, como norma jurídica fundamental, debe garantizar esa igualdad.
Contexto Histórico: La II República y el Debate sobre el Sufragio Femenino
En el segundo párrafo, se anima a los parlamentarios a apoyar el sufragio femenino e incluirlo en la Constitución. Se destacan medidas del Gobierno provisional en favor de las mujeres y se compara con épocas pasadas, como la monarquía. También se elogia la Constitución de 1931, afirmando que es la mejor de su tiempo.
El fragmento finaliza con un llamado a los legisladores para que España sea la primera nación latina en reconocer el sufragio femenino, evitando que otra lo haga antes.
La República se proclamó debido al desprestigio de la monarquía, especialmente tras la dictadura de Primo de Rivera. Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 se convirtieron en un referéndum sobre la monarquía, con una clara victoria de republicanos y socialistas en las ciudades. La oposición a la monarquía ya se había organizado en 1930 con el Pacto de San Sebastián, donde representantes de distintos sectores políticos formaron un Comité Revolucionario. Tras las elecciones, el Rey abdicó el 14 de abril y el Comité Revolucionario pasó a ser el Gobierno provisional, proclamando la II República.
La Constitución de 1931 y el Reconocimiento del Sufragio Femenino
Para dar una base legal al nuevo régimen, el gobierno provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes en junio de 1931. Ganaron republicanos y socialistas, cuya primera tarea fue redactar una nueva Constitución. Esta fue elaborada por una comisión parlamentaria y, tras debates sobre cada artículo, se aprobó el 9 de diciembre de 1931.
La nueva Constitución reflejaba los valores de la izquierda burguesa y las demandas de los trabajadores. También intentó responder a las aspiraciones nacionalistas con los estatutos de autonomía. La oposición estaba formada por partidos conservadores que aceptaron la legalidad republicana, pero defendían la propiedad agraria y los intereses de la Iglesia, sectores que se sintieron atacados por las reformas.
La Constitución impulsó un programa de modernización y democratización del país, lo que generó intensos debates, sobre todo en temas como la religión, la educación y la reforma agraria. Un punto clave fue la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, incluyendo el derecho al voto. En las Cortes solo había dos mujeres entre 465 diputados: Clara Campoamor y Victoria Kent. En septiembre de 1931 se unió Margarita Nelken. Clara Campoamor fue la mayor defensora de los derechos de las mujeres y logró que el artículo 25 estableciera que no podía haber privilegios por razones de sexo, y que el artículo 34 reconociera el sufragio universal.
El Debate Parlamentario y la Aprobación del Artículo 34
El 1 de octubre de 1931 se votó el artículo 34, que otorgaba el derecho al voto a hombres y mujeres mayores de 23 años. De 470 diputados, 161 votaron a favor, 121 en contra y 188 se abstuvieron. El PSOE apoyó la medida, salvo algunos como Indalecio Prieto, y también lo hicieron pequeños grupos republicanos y la derecha. En contra votaron Acción Republicana, el Partido Republicano Radical y el Partido Republicano Radical Socialista, excepto Clara Campoamor y algunos diputados.
Una vez aprobada la Constitución en diciembre de 1931, el gobierno quedó en manos de los republicanos de izquierda y socialistas, con Manuel Azaña como presidente del Consejo de Ministros y Niceto Alcalá Zamora como Presidente de la República. El gobierno impulsó reformas para fortalecer la República, como la reforma agraria, la modernización del ejército reduciendo el número de altos mandos, la reforma educativa, la separación entre Iglesia y Estado y la concesión de autonomías, como el Estatuto de Cataluña en 1932.
Sin embargo, la oposición de los sectores conservadores y del Ejército, junto con el descontento de la izquierda más radical, llevó a la crisis de 1933. Como resultado, el presidente de la República disolvió las Cortes y convocó elecciones en noviembre de 1933.
Las Elecciones de 1933 y el Bienio Radical-Cedista
Estas fueron las primeras elecciones en las que votaron las mujeres y dieron la victoria a la derecha, que se presentó unida bajo la CEDA de Gil Robles y el Partido Radical de Lerroux. Así comenzó el bienio radical-cedista, con una política que intentó revertir las reformas republicanas anteriores.
Conclusión: El Legado de Clara Campoamor
El texto analizado es un documento importante por tratarse del primer discurso público sobre el voto femenino. Los acontecimientos derivados de su lectura y posteriores debates en el congreso consiguieron realizar avances en la defensa de la igualdad de hombres y mujeres, consiguiéndose el voto femenino. Asimismo, su importancia también radica en la autora del mismo, Clara Campoamor, evidenciando así el papel tan destacado que tuvo en esta lucha. No obstante, este logro no duró mucho, ya que durante el franquismo las mujeres fueron de nuevo relegadas a un segundo plano.
El Frente Popular: Programa Político y Contexto Histórico (1936)
Localización del Documento
Nos encontramos ante un fragmento del programa del Frente Popular, que fue publicado en *El Socialista*, el 16 de enero de 1936. Se trata de una fuente primaria. En cuanto a la forma, es un manifiesto, ya que se trata de un programa y, por el contenido, es un texto político.
La autoría pertenece a un colectivo formado por representantes de los partidos de izquierda unidos bajo el nombre de Frente Popular, que recogía propuestas de socialistas, comunistas, republicanos, nacionalistas y regionalistas.
Está dirigido especialmente al colectivo que comparte su ideología, aunque con fin publicitario hacia todos los votantes, y tiene como fin presentar los puntos de su programa político para presentarse a las elecciones de 1936.
El texto se publica en los últimos meses de la II República, tras la crisis del gobierno radical-cedista en 1935 a causa de escándalos de corrupción, cuando Alcalá Zamora convoca nuevas elecciones generales para febrero de 1936. Se publicó en el periódico “El Socialista”, en Madrid, el 16 de enero de 1936.
Análisis de las Ideas Principales: Acuerdos y Desacuerdos
Como ideas principales del texto, se recogen acuerdos y desacuerdos entre los componentes de la coalición.
Comenzando por los acuerdos a los que llegaron entre los componentes de la coalición, destacaríamos los siguientes:
- Su unión para vencer las elecciones y llevar a cabo un plan político común (líneas 1-3).
- El compromiso de conceder la amnistía a todos los condenados por delitos políticos y sociales durante el Gobierno radical-cedista, en especial a los presos de la revolución de 1934 (líneas 4-6).
- La restauración de la Constitución como obligación del Estado para garantizar la libertad y la justicia (líneas 7-9).
Entre los desacuerdos, destacan:
- La reactivación de la reforma agraria del Gobierno republicano-socialista (líneas 10-13). Los republicanos rechazan la nacionalización de la tierra y su reparto entre los campesinos, algo que los socialistas apoyan.
- También hay diferencias sobre la intervención en el sistema bancario (líneas 14-16), ya que los republicanos se oponen a la nacionalización de la banca propuesta por los partidos obreros.
- Por último, en cuanto al concepto de Estado, los republicanos ven la República como un régimen democrático basado en el interés público y el progreso, mientras que los socialistas defienden que la República debe estar bajo control obrero (líneas 17-25).
Contexto Histórico: La Formación del Frente Popular
La proclamación de la II República el 14 de abril de 1931 marcó el inicio de una nueva etapa política llena de esperanzas y deseos de cambio. Sin embargo, también generó preocupación entre los sectores más tradicionales de la sociedad. Se pueden distinguir dos periodos:
- El Bienio Reformista (1931-1933), liderado por Manuel Azaña y formado por republicanos e izquierda, caracterizado por amplias reformas.
- El Bienio Conservador (1933-1935): tras la pérdida de confianza en el gobierno anterior, se celebraron elecciones en las que triunfó el Partido Radical de Alejandro Lerroux, apoyado por la CEDA de José María Gil Robles. Durante este periodo, muchas de las reformas anteriores fueron paralizadas.
El Frente Popular: las fuerzas republicanas y de izquierda volvieron al poder y retomaron el impulso reformista.
En el Bienio Conservador (1933-1935) se empezó a formar el Frente Popular. Al final del primer bienio, el presidente Niceto Alcalá Zamora perdió la confianza en el gobierno de Azaña debido a los conflictos sociales y la inestabilidad política. Incapaz de encontrar una alternativa, disolvió el Parlamento y convocó elecciones.
Las Elecciones de 1933 y el Bienio Conservador
Las elecciones de noviembre de 1933, en las que las mujeres votaron por primera vez, fueron un golpe para la izquierda republicana y los socialistas, ya que acudieron divididos. En cambio, la derecha se unió en torno a la CEDA, convirtiéndose en la fuerza más votada junto al Partido Radical. Como resultado, el Parlamento se inclinó hacia la derecha, y Alcalá Zamora nombró a Alejandro Lerroux como jefe de gobierno, con el apoyo de la CEDA.
Así comenzó el Bienio Conservador, en el que se frenaron muchas de las reformas del periodo anterior, como la agraria, religiosa, educativa y laboral. La izquierda consideró que los sectores conservadores estaban bloqueando las aspiraciones de obreros y campesinos. La tensión aumentó cuando la CEDA exigió la entrada de dos ministros en el gobierno, lo que se vio como un giro aún más derechista. Esto provocó protestas y finalmente la Revolución de Asturias en 1934, además de la proclamación de la República Catalana. Ambos levantamientos fueron duramente reprimidos por el Ejército, dejando 1.400 muertos en Asturias, además de la disolución de la Generalitat y la suspensión del Estatuto de Cataluña.
En 1935, varios escándalos de corrupción, como el caso del estraperlo y el caso Nombela, afectaron al Partido Radical y a Lerroux, lo que debilitó su gobierno. Ante esta crisis, Alcalá Zamora decidió disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones, rechazando la propuesta de Gil Robles de formar un gobierno de derechas.
Las Elecciones de 1936 y el Triunfo del Frente Popular
Las elecciones se fijaron para el 16 de febrero de 1936. La izquierda aprendió la lección de 1933 y se presentó unida en el Frente Popular, ya que el sistema electoral beneficiaba a las coaliciones. En cambio, la derecha no logró unificarse completamente y se agrupó en el Bloque Nacional, con partidos como la CEDA, Renovación Española y Falange, pero sin un programa electoral claro, centrándose en mensajes como «contra la revolución» o «a por los 300».
El Manifiesto del Frente Popular fue redactado por una comisión electoral con todos los partidos firmantes, basándose en el programa reformista del primer bienio. Su principal objetivo era recuperar el gobierno movilizando a todo el electorado de izquierda con una intensa campaña.
El texto refleja los acuerdos entre republicanos y socialistas en un momento de polarización política y el temor al fascismo y al avance de la derecha, y muestra el compromiso de los partidos con la amnistía de los delitos políticos y sociales. A su vez, expresa la intención de reconciliar y restaurar derechos constitucionales vulnerados tras la Revolución de octubre de 1934, manifestando también las principales diferencias entre republicanos y socialistas.
Por último, ayuda a entender las profundas fracturas de la sociedad española, marcadas por las tensiones entre reforma y revolución, democracia y autoritarismo previo a la Guerra Civil.
La II República en el País Vasco: Expectativas, Guerra y Represión
La II República y las Aspiraciones Autonómicas Vascas
La II República Española (1931) generó expectativas en Euskadi, especialmente por la autonomía, pero el rechazo del Estatuto de Estella causó descontento entre los nacionalistas vascos.
Euskadi estaba políticamente dividida en tres bloques: la izquierda republicana y socialista, con apoyo en zonas industriales; el nacionalismo vasco del PNV, que buscaba autonomía; y la derecha carlista y monárquica, fuerte en áreas rurales. La radicalización política, la violencia y la crisis económica aumentaron las tensiones.
El Golpe Militar de 1936 y la Guerra Civil en Euskadi
El golpe militar de 1936 dividió Euskadi: fracasó en Bizkaia y Gipuzkoa, pero triunfó en Navarra y el sur de Álava con apoyo carlista. La guerra estuvo marcada por la resistencia republicana, el bombardeo de Gernika y la rendición de Santoña en 1937.
Consecuencias de la Victoria Franquista en Euskadi
La victoria franquista en 1937 tuvo graves consecuencias en Euskadi. Se eliminó el Gobierno vasco y el Estatuto de Autonomía, castigando a Bizkaia y Gipuzkoa con la pérdida de sus Conciertos Económicos. El régimen impuso un gobierno autoritario, colocando a Franco en el poder.
La represión fue severa, con más de 100.000 exiliados, incluidos 20.000 niños. Muchos opositores fueron encarcelados, ejecutados o sometidos a trabajos forzados.
Euskadi sufrió daños en su industria, que quedó bajo control franquista. Sin embargo, con el tiempo, se convirtió en un centro industrial clave. Socialmente, se impuso un modelo conservador con fuerte control de la Iglesia.
El euskera y la cultura vasca fueron reprimidos, prohibiendo su uso y eliminando símbolos. A pesar de la represión, la lucha por la autonomía continuó y, tras la muerte de Franco, Euskadi recuperó su Estatuto de Autonomía de 1979.