Colonialismo Europeo del Siglo XIX: Causas, Desarrollo y Consecuencias

El Imperialismo y sus Causas: La Europa Dominante

En el último tercio del siglo XIX, la Segunda Revolución Industrial transformó la economía de las principales potencias europeas, permitiendo un espectacular aumento de la producción y del comercio. Aprovechando su superioridad financiera y militar, Europa se lanzó al dominio del resto del mundo. Los países más avanzados ocuparon territorios en África y Asia, creando imperios coloniales. Se trataba de tierras, en su mayoría, sin Estados organizados.

Causas del Colonialismo

El colonialismo tuvo fundamentalmente una motivación económica:

  • Desde un punto de vista económico, Europa necesitaba vender el excedente de su producción, comprar materias primas al mejor precio posible e invertir sus excedentes de capital en otros lugares, donde la mano de obra, más barata, les permitiera obtener mayores beneficios.
  • Desde un punto de vista demográfico, el crecimiento europeo dio lugar a un exceso de población que provocó dificultades para encontrar trabajo y tensiones sociales. La política colonial significaba la posibilidad para millones de europeos de emigrar a otras tierras.
  • Desde un punto de vista político, las fronteras de Europa se habían estabilizado a finales del siglo XIX y la expansión territorial debía hacerse sobre regiones extraeuropeas. Las grandes potencias entraron en una competencia política y militar para controlar áreas geográficas de interés económico o estratégico.
  • Desde un punto de vista ideológico, el nacionalismo conservador defendía la superioridad de algunas naciones y el derecho de éstas a imponerse sobre otros pueblos.

Solo algunos intelectuales, sindicalistas y líderes políticos, sobre todo socialistas, se mostraron contrarios al colonialismo, denunciaron la brutal e inhumana explotación de las colonias y defendieron el derecho de esos pueblos a decidir sobre sus destinos.

Conquista, Organización y Explotación Colonial

Exploración y Conquista

A mediados del siglo XIX, gran parte del interior de África, de Asia y de los océanos era prácticamente desconocida. La búsqueda por los europeos de territorios en los que expandirse propició una serie de viajes científicos y exploraciones geográficas. Entre los exploradores más prestigiosos destacaron los ingleses Livingston y Stanley, que recorrieron y cartografiaron África central.

Una vez conocido el territorio, la conquista fue relativamente rápida y fácil. La superioridad militar europea era tan grande que la resistencia indígena resultó bastante débil.

La Organización Colonial

Sometido el territorio, la colonia era organizada por la metrópoli. Existían tres clases de colonias:

Colonias de Explotación

En las que la metrópoli se dedicó especialmente a la explotación económica. No tenían gobierno propio y los europeos ejercían en ellas una verdadera política de ocupación. Los colonizadores se apropiaban de las tierras, o bien para crear grandes plantaciones, o bien para explotar yacimientos de cobre, oro, carbón y diamantes. Empleaban mano de obra indígena que cobraba unos salarios muy bajos.

Colonias de Poblamiento

Eran colonias que recibían población blanca que emigraba para establecerse de forma permanente. Tenían una dependencia especial con la metrópoli, que les reconocía cierta autonomía en el gobierno interior. Dentro del Imperio británico recibieron el nombre de dominios. Ejemplos de este tipo de colonias fueron Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica.

Protectorados

Eran territorios que, tras la ocupación europea, mantenían el gobierno indígena, pero la metrópoli creó e impuso en ellos un gobierno paralelo que, en la práctica, dominaba el gobierno local. En África, Marruecos fue el ejemplo más claro: era un reino repartido entre Francia y España. Gran Bretaña, por su parte, estableció un protectorado en Egipto, donde participó en la construcción del Canal de Suez, un paso estratégico entre el Mediterráneo y el mar Rojo.

Las Consecuencias de la Colonización

La Introducción de Avances Europeos en las Colonias

Las potencias colonizadoras introdujeron algunos de sus avances, que permitieron una mejora de las infraestructuras. También pusieron nuevas tierras en cultivo y crearon industrias, básicamente en beneficio propio.

La introducción de medidas higiénicas y la construcción de nuevos hospitales en los cuales se vacunaba a los indígenas permitieron la reducción de las epidemias. Como consecuencia, la mortalidad descendió notablemente y la población aumentó. Esto rompió el equilibrio entre población y recursos y empezó a producirse una situación de subalimentación crónica.

También se levantaron escuelas, pero en estas se enseñaba, sobre todo, la lengua, la cultura y las costumbres de la metrópoli, en un intento de aculturización. Las misiones y los misioneros socorrían y ayudaban a los indígenas, pero, a cambio, intentaban imponerles el cristianismo y las creencias y valores occidentales.

Las Transformaciones Económicas

En las colonias se impusieron los intereses económicos de los colonizadores. Muchas tierras pasaron a manos de los colonizadores y se abandonaron determinados cultivos tradicionales, que aseguraban la subsistencia de las familias indígenas. En cambio, se potenciaron las grandes plantaciones de productos que beneficiaban a la metrópoli: cacao, café, algodón, frutas, caucho, etc. Los nativos debían trabajar en las plantaciones para subsistir, porque se impuso una economía monetaria y de mercado, desconocida hasta entonces.

La artesanía local se arruinó debido a la competencia de los productos industriales importados desde la metrópoli, a precios baratos y en grandes cantidades.

Los Cambios Sociales y Culturales

La estructura social cambió. Los intensos ritmos de trabajo, la vida urbana, los nuevos valores aportados por la cultura y la religión de los colonizadores trastocaron las formas de vida tribal y las jerarquías sociales tradicionales.

Las sociedades coloniales eran, además, reflejo de una profunda segregación. Los funcionarios y colonos de la metrópoli solían vivir en lujosas residencias, que contrastaban con la miseria de los poblados indígenas. Comían, se vestían y se divertían como en sus Estados de origen y raramente se relacionaban socialmente con los indígenas.

El impacto de la cultura occidental hizo perder la identidad a las culturas indígenas, sobre todo aquellas de tradición oral. Este fenómeno de aculturización se dio más en África que en Asia.

Las Causas de la Primera Guerra Mundial

Colonialismo y Nacionalismo

  • La rivalidad entre las potencias coloniales: Los conflictos entre imperios rivales tuvieron su escenario preferente en Marruecos. Alemania, que contaba con escasas colonias en la zona, quiso imponerse a Francia y Gran Bretaña. Las tensiones estuvieron a punto de desencadenar una guerra, que en principio se evitó, y contribuirían al estallido de la Primera Guerra Mundial.
  • La exaltación nacionalista: Enfrentaba a Alemania y Francia desde la derrota francesa en la guerra franco-prusiana, que significó la pérdida de las regiones francesas de Alsacia y Lorena, en beneficio de Alemania. Alemania y Gran Bretaña también mantenían una fuerte rivalidad por el control de las rutas marítimas y el comercio internacional.
  • El conflicto de los Balcanes: Esta zona de Europa era un foco de tensiones desde mediados del siglo XIX. Diversos pueblos sometidos al Imperio Turco habían protagonizado guerras y conseguido independizarse: Grecia, Serbia, Rumania, Bulgaria, Montenegro. Austria, un enorme Imperio, deseaba dominar la región. Los serbios eran eslavos, y Rusia pretendía tanto proteger a Serbia y a todos los pueblos eslavos (paneslavismo), como afianzar su poder en la zona. En el año 1908, Austria ocupó el territorio de Bosnia, y Rusia dejó bien claro que estaba dispuesta a enfrentarse a Austria en caso de conflicto armado.

Carrera de Armamentos y Alianzas

El malestar existente entre las grandes potencias originó una carrera de armamentos. Los estados invirtieron grandes sumas de dinero en fabricar armas.

En 1882, Alemania, Austria-Hungría e Italia firmaron la Triple Alianza. Francia, temerosa del poderío militar alemán, se alió con Rusia y mejoró sus relaciones con Gran Bretaña. Las tres potencias acabaron firmando la Triple Entente.

El Estallido de la Guerra

El 28 de junio de 1914 fue asesinado en Sarajevo, capital de Bosnia, el heredero del Imperio austrohúngaro, Francisco Fernando. El atentado fue realizado por un estudiante bosnio relacionado con los nacionalistas serbios.

Austria le declaró la guerra a Serbia. Entonces Rusia intervino para proteger a Serbia, y Alemania, aliada de Austria, declaró la guerra a Rusia y a Francia. Gran Bretaña también lo hizo cuando, en las primeras campañas militares, los ejércitos alemanes, para rodear a los franceses, invadieron Bélgica, aliada suya.

La Gran Guerra

La Gran Guerra fue larga y tuvo etapas muy diferentes.

La Guerra de Movimientos

Los ejércitos alemanes atacaron Francia, entrando por Bélgica y Luxemburgo, con la esperanza de vencerla rápidamente y poder dirigir luego todos sus esfuerzos al frente ruso. En septiembre de 1914 los alemanes se encontraban a 40 km de París. Pero los ejércitos francés e inglés consiguieron reorganizarse y detener el avance del ejército alemán en la batalla del Marne.

En el frente oriental, los alemanes también avanzaron al principio rápidamente, pero los rusos reaccionaron.

La Guerra de Trincheras

Tras los primeros movimientos, los frentes se inmovilizaron. En el frente occidental se abrieron trincheras desde Suiza hasta el mar del Norte y se inició una fase muy dura de la guerra, en la que ganar un palmo de territorio al enemigo significaba decenas de miles de muertos. Entonces se hizo necesaria la búsqueda de nuevos aliados que aportaran más soldados a la guerra. En 1915, Italia intervino a favor de los aliados (Francia y Gran Bretaña) y Bulgaria y el Imperio turco ayudaron a las potencias centrales.

En 1916, los alemanes lanzaron una ofensiva para romper el frente francés, en la batalla de Verdún. Pero los franceses y sus aliados resistieron.

La Crisis de 1917 y el Fin de la Guerra

Durante el año 1917 triunfó en Rusia la Revolución y los revolucionarios, preocupados por problemas internos, firmaron la paz con Alemania y se retiraron de la guerra (paz de Brest-Litovsk). Pero el abandono de Rusia fue compensado con la intervención de Estados Unidos, que, después del hundimiento del transatlántico Lusitania, declaró la guerra a Alemania.

En 1918, en el frente, británicos, franceses e italianos derrotaron a Austria y a sus aliados. El Imperio austrohúngaro y el Imperio turco pidieron el armisticio, y los alemanes fueron derrotados. Atemorizado por el miedo a un estallido revolucionario, el alto mando alemán sugirió al káiser que pidiera la paz. El 11 de noviembre de 1918 se firmó el armisticio. El káiser Guillermo II se marchó a Holanda y en Alemania se proclamó la república.

La Guerra en la Retaguardia

Fue un nuevo tipo de guerra por la movilización de muchos recursos y por la implicación de toda la población, civil y militar. Se crearon nuevos ejércitos nacionales y se mejoraron los medios técnicos, en transporte y armamento. Los contendientes reconvirtieron sus industrias con el objetivo de fabricar armamento. La utilización de modernas técnicas de propaganda permitió movilizar a la opinión pública y comprometerla contra el enemigo.

La Organización de la Paz

En enero de 1919 se inauguró en París una conferencia para establecer las condiciones de paz. Tomaban las decisiones las cuatro grandes potencias vencedoras de la guerra: Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña e Italia. El presidente estadounidense Wilson intentó aportar su visión de una paz fundada en la concordia y la ausencia de revancha contra Alemania. Pero las potencias europeas estaban deseosas de recibir fuertes compensaciones de los alemanes por las terribles destrucciones de la guerra.

El Tratado de Versalles

El tratado más importante fue el de la paz con Alemania. Se firmó en Versalles y sus principales puntos fueron:

  • Se declaraba a Alemania única culpable del estallido del conflicto y se la obligaba a pagar fuertes reparaciones.
  • Se desmantelaba casi por completo todo su ejército y se le arrebataba su imperio colonial, que se repartió entre Gran Bretaña y Francia.
  • Se devolvían sus territorios de Alsacia y Lorena a Francia; Schleswig a Dinamarca; y dos cantones a Bélgica. La Posnania y una parte de la Prusia occidental se entregaron a Polonia, a la que además se le garantizó un acceso al mar Báltico mediante un pasillo de 80 km de longitud, el corredor de Danzig, que separaba la Prusia oriental del resto de Alemania.

Alemania consideró que el Tratado de Versalles había sido una imposición y una paz humillante, lo cual reavivaría su nacionalismo y el deseo de revancha en el futuro.

Un Nuevo Mapa de Europa

De acuerdo con esta doctrina, los antiguos imperios europeos se resquebrajaron:

  • El Imperio ruso perdió casi toda su costa en el Báltico y cedió grandes extensiones a la nueva Polonia.
  • El Imperio turco desapareció, quedando reducido solo a Turquía.
  • El Imperio austrohúngaro se desintegró y en su lugar surgieron nuevos estados: Checoslovaquia, Hungría y Austria. Serbia se convirtió en el nuevo reino de Yugoslavia.

Algunas remodelaciones territoriales tenían por objetivo aislar a la nueva Rusia revolucionaria. Por ello, se creó una gran Polonia y una gran Rumania, que debían ejercer de tapón.

La Sociedad de Naciones

A propuesta del presidente Wilson se creó una nueva organización, la Sociedad de Naciones (SDN), que debía garantizar la paz, fomentar la cooperación internacional, vigilar el cumplimiento de los tratados y dirimir de forma diplomática los conflictos. La sede se instaló en la ciudad de Ginebra.

Pero el panorama de destrucción, miseria, deudas, intereses, etc., dificultó la labor de la nueva institución. El hecho de que Estados Unidos no se integrara, ni tampoco lo hicieran muchos países descontentos con los resultados de la paz, convirtió la Sociedad de Naciones en una organización de vencedores, sin medios para imponer sus decisiones.

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