Fundación de Ciudades en la América Española
La Corona española ordenó la conquista de América por la fuerza y emprendió la ocupación permanente de su territorio, disponiendo la fundación de ciudades.
Los españoles no se limitaron a extraer las riquezas americanas, sino que exploraron el territorio y crearon los primeros asentamientos en el continente. Los reyes dieron instrucciones precisas para la ocupación efectiva de América, mediante la fundación de ciudades y el asentamiento de población europea en ellas.
Para la Corona española era primordial formar una red de ciudades que conectara sus dominios americanos, obligara a la población blanca a asentarse en áreas urbanas y sirviera para asegurar el control del territorio.
Para fundar una ciudad americana, el jefe de la expedición realizaba una ceremonia de fundación durante la cual tomaba posesión del lugar en nombre de la Corona, le asignaba un nombre, designaba a sus autoridades y repartía tierras entre los fundadores. A estos primeros habitantes se los llamaba vecinos.
En todas las ciudades, la plaza mayor era el núcleo organizador, alrededor del cual se ubicaban los edificios principales y, si se trataba de una ciudad capital, la residencia del gobernador o el virrey. Los terrenos circundantes a la plaza eran divididos en solares urbanos, que se entregaban a los fundadores para construir sus viviendas.
Tipos de Ciudades Coloniales
- Ciudades sobre asentamientos indígenas preexistentes: Construidas sobre importantes centros urbanos indígenas. Ejemplos: Cuzco y México-Tenochtitlán.
- Ciudades mineras: Surgidas alrededor de yacimientos de oro y plata. Crecían rápidamente pero declinaban al agotarse el mineral.
- Ciudades puerto: Fundadas para asegurar la comunicación marítima con la metrópoli (España y Portugal) y evitar el aislamiento.
- Ciudades fuerte o presidio: Protegidas con fortificaciones para defenderse de la hostilidad indígena y de conflictos entre los propios conquistadores por el control territorial.
- Ciudades posta: Servían como puntos de enlace y descanso en rutas hacia regiones alejadas, y como base segura para futuras exploraciones.
- Ciudades interiores o mediterráneas: Centros urbanos que funcionaban como puntos de apoyo, descanso y abastecimiento en las largas rutas comerciales terrestres.
- Reducciones o pueblos de indios: Poblados organizados por órdenes religiosas para concentrar a la población indígena, facilitando su control y evangelización.
La Ocupación del Actual Territorio Argentino
El actual territorio argentino fue colonizado mediante expediciones provenientes de distintas direcciones. Cada una fundó ciudades que conformaron una red destinada a asegurar el control español sobre la zona y defenderla de las pretensiones de otras potencias europeas. Sin embargo, vastos territorios no fueron incorporados a este sistema y permanecieron bajo control indígena.
Cinco Corrientes Pobladoras o Colonizadoras
- Corriente de España (o del Este): Iniciada con expediciones que buscaban el paso interoceánico (Atlántico-Pacífico) y riquezas minerales en la región del Río de la Plata. Fundó el primer fuerte de Buenos Aires y Asunción del Paraguay.
- Corriente de Asunción: Desde esta ciudad partieron expediciones que fundaron Santa Fe, Corrientes y la segunda y definitiva Buenos Aires. Su objetivo era asegurar la comunicación con España a través del Río de la Plata.
- Corriente del Alto Perú (o del Norte): Fundó Santiago del Estero (considerada la «madre de ciudades»). Sus objetivos eran asegurar la defensa y el aprovisionamiento del centro minero de Potosí (actual Bolivia) y establecer una ruta hacia el Atlántico.
- Corriente de Santiago del Estero: Desde esta ciudad se impulsó la fundación de otras ciudades del Noroeste y centro del actual territorio argentino.
- Corriente de Chile (o del Oeste): Expediciones provenientes de Santiago de Chile cruzaron los Andes y fundaron Mendoza, San Juan y San Luis (región de Cuyo). Sus propósitos eran extender la colonización, obtener mano de obra indígena y proteger las ciudades chilenas de ataques indígenas (araucanos).
Posteriormente, se fundaron otras ciudades importantes como San Miguel de Tucumán, Córdoba (1573), Salta (1582), La Rioja (1591), San Salvador de Jujuy (1593) y San Fernando del Valle de Catamarca (1683).
Esclavitud y Trabajo Indígena en la Colonia
La Condición Jurídica de los Indígenas
Tras un debate sobre la condición jurídica de los nativos americanos, estos fueron declarados sujetos libres, súbditos de la Corona, pero se les impuso el trabajo forzoso.
Al inicio de la conquista, Cristóbal Colón declaró que los indígenas eran seres libres. Sin embargo, él mismo envió nativos a España para ser vendidos como esclavos. Los Reyes Católicos desaprobaron esta acción y convocaron una junta de teólogos y juristas para analizar la situación jurídica de los pueblos originarios. La discusión se centró en determinar si los indígenas poseían alma y eran, por tanto, seres humanos racionales.
Una vez establecido que los nativos americanos eran seres humanos, el Papa Paulo III prohibió su esclavitud en 1537. Adquirieron la condición jurídica de súbditos de la Corona, pero fueron declarados «menores de edad» a perpetuidad. Esto implicaba que, como súbditos, debían pagar tributo y cumplir obligaciones laborales, pero, al ser considerados incapaces de gobernarse a sí mismos, quedaban bajo la tutela de los españoles, justificando así el control sobre ellos.
En 1550, se celebró la famosa Junta de Valladolid, donde debatieron Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas. De las Casas defendió los derechos indígenas y abogó por una evangelización pacífica, mientras Sepúlveda justificaba la conquista por la fuerza. Aunque no hubo un vencedor claro, las ideas de De las Casas influyeron en la legislación posterior, aunque la violencia no cesó.
Sistemas de Explotación Laboral Indígena
La Encomienda
La encomienda fue una institución clave mediante la cual un grupo de indígenas (encomendados) era asignado a un español (encomendero). El encomendero debía protegerlos y evangelizarlos, a cambio de lo cual recibía tributo o trabajo.
Inicialmente, los adelantados y gobernadores otorgaban encomiendas como recompensa a los conquistadores destacados o a quienes habían contribuido significativamente a la expedición. Cuando una encomienda quedaba vacante, las autoridades coloniales decidían su reasignación.
Las encomiendas proporcionaban mano de obra esencial para la agricultura, la ganadería y la producción artesanal. Los indígenas encomendados pagaban tributo en metálico, en productos (especie) o mediante servicio personal (trabajo).
El Corregimiento
El corregimiento fue otra institución de control. Un funcionario español, el corregidor, administraba un «pueblo de indios» (comunidad indígena donde se los obligaba a residir), supervisaba la recaudación del tributo en nombre del rey y ejercía justicia. Sin embargo, este sistema no mejoró la condición indígena, ya que los corregidores a menudo eran tan abusivos como los encomenderos en sus exigencias laborales y tributarias.
Otras Instituciones para el Trabajo Indígena
- Mita: Sistema de trabajo rotativo y obligatorio por turnos, de origen prehispánico (incaico), adaptado por los españoles principalmente para la minería (especialmente en Potosí). Los varones adultos de las comunidades (mitayos) eran obligados a trabajar por un período determinado. Los españoles abusaron del sistema, imponiendo turnos más largos, condiciones inhumanas y trabajos extenuantes, lo que causó una altísima mortalidad indígena.
- Yanaconazgo: Forma de servidumbre personal, también de origen prehispánico. Los yanaconas eran indígenas desvinculados de sus comunidades de origen que prestaban servicios permanentes, principalmente en las haciendas y tareas domésticas, a cambio de protección y sustento.
- Porteo: Obligación impuesta a las comunidades indígenas, especialmente en zonas andinas, de proporcionar hombres para el transporte de mercancías a pie o con llamas, a menudo en condiciones muy duras.
- Repartimiento de trabajo: Sistema similar a la mita pero aplicado en otras regiones y para diversas tareas (agricultura, obras públicas). Consistía en la asignación temporal y forzosa de mano de obra indígena a colonos españoles.
La Esclavitud Africana
Ante la drástica disminución de la población indígena (crisis demográfica), causada por enfermedades, guerras y explotación, los españoles recurrieron a la trata de esclavos africanos. Este comercio inhumano comenzó tempranamente en la conquista y se extendió hasta bien entrado el siglo XIX.
El traslado se realizaba en condiciones infrahumanas en los llamados «barcos negreros». Al llegar a los puertos americanos (como Cartagena de Indias, Veracruz o Buenos Aires), los africanos esclavizados eran subastados públicamente. Su precio variaba según su estado físico, edad y aptitudes para determinados trabajos.
Las personas esclavizadas de origen africano eran consideradas propiedad, sin libertad ni derechos. A los primeros africanos esclavizados que llegaron a América acompañando a sus amos europeos (ya desde el segundo viaje de Colón), y a aquellos que llegaban desde Europa ya hispanizados (hablaban castellano y estaban bautizados), se les denominaba «negros ladinos».
Debido al rápido descenso demográfico indígena en las Antillas, ya en 1505 se autorizó la introducción directa de esclavos desde África. A estos recién llegados, que no hablaban castellano ni conocían la cultura europea, se les llamaba «negros bozales».
Desde finales del siglo XVI (formalmente desde 1595), la Corona implementó el sistema de «asientos negreros»: contratos o concesiones otorgados por el monarca a empresarios o compañías (inicialmente portugueses, luego holandeses, franceses e ingleses) para introducir un número determinado de esclavos africanos en las colonias americanas durante un período específico.
Actividades Económicas Coloniales
Minería: El Motor de la Economía
La extracción de metales preciosos (oro y, sobre todo, plata) fue el principal objetivo económico de la Corona española en América. La mano de obra indígena, obtenida mediante sistemas como la encomienda y la mita, fue fundamental. El destino principal de esta producción era el mercado externo (España). Los centros mineros más importantes se desarrollaron en el Virreinato de Nueva España (actual México) y el Virreinato del Perú (incluyendo la actual Bolivia).
Si bien inicialmente se extrajo oro, a partir de mediados del siglo XVI, con el descubrimiento de grandes yacimientos como los de Zacatecas (México) y Potosí (Perú/Bolivia), la plata se convirtió en el metal predominante en las exportaciones.
La producción de plata se incrementó notablemente gracias a innovaciones técnicas. Se pasó del método indígena de fundición en hornos de viento (guairas) a la técnica de la amalgama (introducida en América hacia 1550), que utilizaba mercurio (azogue) para separar la plata de otros minerales. En el Perú, el virrey Francisco de Toledo reorganizó la mita para asegurar la mano de obra en las minas de Potosí y Huancavelica (principal fuente de mercurio).
En las minas de Nueva España (México), aunque también existió trabajo forzoso (repartimiento), predominó gradualmente el trabajo asalariado libre, realizado por indígenas y mestizos.
Los Obrajes: Producción Manufacturera
Los obrajes eran talleres dedicados a la producción manufacturera, principalmente textiles (paños de lana y algodón), ubicados en diversas ciudades de los virreinatos. Durante el siglo XVI, la mano de obra era mayoritariamente indígena (encomendados o bajo repartimiento). A partir del siglo XVII, se diversificó, incluyendo también a esclavos africanos, libertos (esclavos que habían obtenido su libertad), mestizos, delincuentes condenados a trabajos forzados e indígenas asalariados.
Los dueños de los obrajes a menudo aseguraban la mano de obra mediante el endeudamiento: se adelantaba dinero o bienes a los trabajadores, quienes quedaban obligados a trabajar hasta saldar la deuda, un sistema que podía perpetuarse. Las condiciones de trabajo en los obrajes eran generalmente muy duras, con largas jornadas y maltrato.
Potosí: La Villa Imperial y el Cerro Rico
Potosí, fundada en 1545 en la actual Bolivia, se convirtió en uno de los centros urbanos y económicos más importantes del mundo gracias a la inmensa riqueza de plata del Cerro Rico. Nombrada Villa Imperial por el emperador Carlos V, su población creció vertiginosamente, alcanzando unos 160.000 habitantes en su apogeo (siglo XVII). La ciudad se dividía físicamente (por el Río de la Ribera) entre el sector español y los barrios indígenas. Contaba con numerosas iglesias y una importante Casa de la Moneda donde se acuñaban las piezas de plata.
La explotación del Cerro Rico dependía de la mano de obra indígena. Convivían los yanaconas (trabajadores indígenas más libres y especializados) y los mitayos, sometidos al duro sistema de la mita, quienes recibían salarios inferiores y enfrentaban condiciones de trabajo extremadamente peligrosas (derrumbes, enfermedades pulmonares por el polvo y los gases tóxicos) en los túneles profundos y oscuros.
Las ingentes riquezas extraídas eran enviadas a España, financiando a la Corona. Sin embargo, a costa de un enorme sufrimiento humano. En el siglo XVIII, la producción de plata decayó y la población de Potosí disminuyó drásticamente (hasta unos 8.000 habitantes). Posteriormente, la explotación de estaño en el siglo XX provocó un nuevo auge demográfico, recuperando parte de su población (llegando a unos 150.000 habitantes).
Por su importancia histórica y arquitectónica, Potosí fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1987.
Organización Económica y Comercial
El Monopolio Comercial Español
El interés primordial de la Corona española eran las riquezas minerales de sus colonias. Para asegurar su control y traslado a España, la Corona impuso un estricto sistema comercial monopólico. Esto significaba que las colonias americanas solo podían comerciar legalmente con España, a través de un único puerto habilitado en la península (inicialmente Sevilla, luego Cádiz) y unos pocos puertos en América (como Veracruz, Cartagena de Indias y Portobelo). El transporte se realizaba mediante el sistema de flotas y galeones: dos convoyes anuales (uno en primavera, otro en verano) que navegaban juntos, escoltados por buques de guerra, para protegerse de piratas y corsarios.
El monopolio comercial tuvo importantes consecuencias:
- Limitó el desarrollo económico de las colonias, ya que se les prohibía producir bienes que compitieran con los españoles.
- Fomentó que gran parte de la producción americana (agrícola, ganadera, artesanal) se orientara a abastecer el mercado interno de cada región o virreinato.
- Las principales excepciones a esta orientación interna fueron los metales preciosos y algunos cultivos tropicales (como azúcar, cacao, tabaco, índigo), destinados a la exportación a Europa.
- Propició el contrabando, como forma de eludir las restricciones y obtener bienes europeos a menor precio o comerciar con otras potencias.
El sistema también restringía (aunque no prohibía totalmente) el comercio intercolonial (entre distintos virreinatos o regiones), encareciendo los productos y dificultando el abastecimiento en caso de escasez local (por ejemplo, debido a catástrofes naturales), lo que provocaba aumentos de precios.
Unidades Productivas: Haciendas, Estancias y Plantaciones
- Haciendas: Grandes propiedades rurales (latifundios) dedicadas principalmente a la agricultura (cereales, vid, olivo, etc.) y a veces a la ganadería, orientadas a abastecer el mercado interno (ciudades y centros mineros). Podían incluir talleres artesanales (obrajes). La mano de obra combinaba indígenas (yanaconas, peones endeudados), mestizos y, en menor medida, esclavos.
- Estancias: Grandes propiedades (latifundios) especializadas en la ganadería extensiva (vacunos, ovinos, mulares). Producían carne, cuero, sebo y animales de tiro (mulas), fundamentales para el transporte de mercancías en largas distancias. Regiones como el norte de Nueva España y el centro-norte del actual territorio argentino (especialmente para el mercado de Potosí) se destacaron en la cría de mulas. La mano de obra solía ser de gauchos, mestizos e indígenas.
- Plantaciones: Grandes explotaciones (latifundios) especializadas en monocultivos tropicales (caña de azúcar, cacao, tabaco, algodón, café, índigo) destinados principalmente a la exportación a Europa, aunque también abastecían mercados locales. Requerían grandes inversiones de capital, tierras fértiles, sistemas de riego, instalaciones de procesamiento (ingenios azucareros, por ejemplo) y, crucialmente, una gran cantidad de mano de obra intensiva y permanente, que fue provista mayoritariamente por esclavos africanos.