Colonización y Sociedades Autóctonas en la Península Ibérica y Al-Ándalus: Un Recorrido Histórico

Pueblos Colonizadores y Autóctonos de la Península Ibérica en el I Milenio a. C.: La Edad del Hierro

A principios del primer milenio a. C., la Península Ibérica experimentó la llegada de fenicios y griegos, marcando un período de profundos cambios. Este milenio presenció la difusión de la metalurgia del hierro y la escritura, transformando las sociedades existentes.

Pueblos Colonizadores

Pueblos Indoeuropeos

Llegaron a la Península en distintas oleadas entre los siglos XI y VI a. C. Entraron por Cataluña y se expandieron hacia el Valle del Ebro, la Meseta, y el norte y oeste peninsular. En Cataluña, desarrollaron la cultura de los «campos de urnas«, caracterizada por la incineración de cadáveres y el depósito de cenizas en urnas cerámicas. Eran conocedores del hierro.

Fenicios

Se establecieron en la zona del Estrecho de Gibraltar, fundando ciudades como Malaka, Abdera, Sexi y Gadir. Gadir, fundada alrededor del 800 a. C. por colonos de Tiro, prosperó hasta entrar en crisis tras un asedio babilonio. El control de las ciudades fenicias occidentales pasó a manos de Cartago.

Griegos

Arribaron a la Península alrededor del siglo VII a. C., estableciendo enclaves comerciales como Ampurias y Rosas. Ampurias, en Gerona, fue la más importante. Inicialmente se asentaron en una isla (San Martín, hoy unida a tierra firme, la ciudad antigua), y luego se expandieron a tierra firme (ciudad nueva). La ciudad presentaba un trazado en cuadrícula (hipodámico), un ágora central, templos y un mercado porticado.

La influencia fenicia y griega se manifestó en la acuñación de moneda, la introducción del arado y otros avances tecnológicos y culturales.

Pueblos Autóctonos

Tartessos

Nombre de un reino en el sur de la Península Ibérica, cuya influencia se extendía por toda la región meridional. Su origen podría derivar de la evolución de las culturas locales.

Íberos

Pueblos preindoeuropeos que habitaban las costas de Levante y el sur peninsular. Compartían similitudes culturales, pero también presentaban diferencias. Su economía se basaba en la agricultura, la ganadería, la minería y la metalurgia. Otras actividades artesanales incluían la cerámica y el tejido. Sus ciudades, como Sagunto, tenían calles rectas y casas de tierra y adobe.

En el arte ibérico destacan los exvotos (figurillas de guerreros de bronce) y representaciones de animales fantásticos como la Bicha de Balazote. Su sociedad exhibía diferencias según la zona.

Pueblos Célticos

Habitaban el centro, norte y oeste de la Península. Los elementos culturales indoeuropeos se fusionaron con elementos autóctonos e incluso ibéricos. La influencia ibérica era más notable hacia el este. Los pueblos célticos más destacados fueron:

  • Vacceos: En la Meseta norte, con una economía basada en la agricultura cerealista de propiedad colectiva.
  • Vettones: En Ávila y sur de Salamanca, con una economía ganadera.
  • Lusitanos: En occidente, pueblos belicosos que a veces practicaban la rapiña.
  • Galaicos, astures y cántabros: En la Cornisa Cantábrica, descritos por fuentes romanas como pueblos más atrasados y primitivos.

La Sociedad de Al-Ándalus

La sociedad de Al-Ándalus era compleja y diversa, estructurada en los siguientes grupos:

  • Aristocracia árabe (principalmente yemeníes y sirios): Minoría dominante, grandes propietarios de tierras cultivadas por campesinos muladíes o mozárabes en régimen de arrendamiento o aparcería.
  • Bereberes: Procedentes del norte de África, con una situación social más precaria. Muchos abandonaron Al-Ándalus tras la crisis del 750. Con la llegada de almorávides y almohades, tomaron el control del poder, aunque adoptaron costumbres andalusíes.
  • Muladíes: Cristianos convertidos al Islam para evitar impuestos o por prestigio social y religioso. Las conversiones masivas los convirtieron en el grupo más numeroso.
  • Mozárabes (cristianos) y judíos: Aceptados, pero sujetos a impuestos personales y sobre tierras. Conocidos como dimníes o «gentes del libro», tenían autoridades y leyes propias, pero con limitaciones: vivían en barrios separados, no podían tener criados musulmanes ni casarse con musulmanas. Adoptaron costumbres musulmanas, como la vestimenta. Su situación empeoró con almorávides y almohades, menos tolerantes, lo que provocó migraciones a reinos cristianos del norte.
  • Esclavos: Adquiridos en mercados (zocos) especiales, con diversas procedencias. Algunos formaban parte del ejército, como los sudaneses (guardia personal del emir o califa) y los eslavos. Muchos eslavos fueron manumitidos y ocuparon cargos importantes. Los eunucos se destinaban a harenes reales. Algunos acumularon fortunas y ejercieron influencia como consejeros.

La mujer se encontraba en una posición de inferioridad social respecto al hombre. Sin embargo, en Al-Ándalus gozaban de mayor libertad que en Oriente. Tenían derecho a solicitar el divorcio y a heredar bienes paternos, al igual que sus hermanos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *