Las primeras elecciones republicanas fueron las más democráticas de las celebradas hasta entonces en la historia de España. El partido que obtuvo más escaños fue el PSOE. Considerados en conjunto, la izquierda alcanzó una clara mayoría. Tiempo después se formó el primer gobierno constitucional, presidido por Manuel Azaña e integrado principalmente por republicanos de izquierdas y socialistas. En un gesto conciliador se cedíó la presidencia de la República al conservador Alcalá Zamora. Se acordó también no disolver las Cortes hasta que se aprobase una serie de leyes fundamentales. Alcalá Zamora encargó a Azaña que formara gobierno. Su intención era que continuasen todas las fuerzas políticas representadas en el gobierno provisional. Pero la amplia coalición no se mantuvo. Lerroux, líder del Partido Radical, rechazó permanecer en el gobierno si continuaban en él los socialistas. Azaña optó por la alianza de los republicanos de izquierda y los socialistas al considerarla más estable.
La instauración de la república coincidíó con la crisis mundial de 1929, aunque sus efectos fueron menores que en otros países europeos.
El primer bienio se caracterizó por una política general de reformas cuyo propósito era la modernización y la democratización del país. El nuevo gobierno se propuso la tarea de realizar una profunda transformación de la realidad española, con el fin de satisfacer las amplias expectativas sociales depositadas en él.
●Política religiosa: El gobierno quería establecer una separación Iglesia-Estado y reducir la influencia de la Iglesia en la sociedad española. Para ello desarrolló una serie de leyes en cumplimiento de los principios secularizados de las constitución, como la ley del divorcio de 1932, que no cuestionaba el matrimonio religioso, también la compañía de Jesús fue disuelta y sus bienes fueron nacionalizados. La ley de confesiones y congregaciones religiosas de 1933, donde el Estado dejaba de proporcionar ayudas a la Iglesia y ordenaba el cierre de los centros docentes religiosos, desde Diciembre de ese mismo año. Amplios sectores del clero interpretaron estas medidas como una provocación. Esto significó una constante oposición entre la Iglesia, apoyada por el partido de Acción Popular, y la República.
La reforma educativa y la política cultural: Las bases de la reforma educativa consistían en hacer de la educación gratuita y laica un derecho universal. El problema básico era el analfabetismo y la escasez de escolarización, por ello se mandaron construir más escuelas, dotadas de maestros formados, puesto que también había que paliar el previsto cierre de las escuelas de los colegios religiosos. La política educativa y cultural se dirigíó también a la extensión de la cultura popular. Se multiplicó la red de bibliotecas en las escuelas primarias. Se crearon las Misiones Pedagógicas destinadas a la extensión cultural en las áreas rurales y en las que colaboraron destacados intelectuales.
●Las reformas laborales: El ministro de trabajo, Largo Caballero, líder de socialistas, prosiguió la política social y laboral que ya había iniciado el gobierno provisional con una serie de leyes que fueron aprobadas por las Cortes entre 1931-1932.
○La ley de contratos de trabajo, regula los convenios colectivos en asuntos como la jornada laboral o el trabajo de las mujeres y niños. Estos se harán por escrito con una duración mínima de dos años, como protección para el trabajador.
○La ley de jurados mixtos: creaba esos organismos constituidos por obreros y patronos a los que se atribuían funciones de conciliación y arbitraje y amplias facultades para establecer condiciones de trabajo, salarios, despidos, etc.
○La ley de asociaciones obreras: regulaba los sindicatos.
Estas leyes chocaron con una fuerte resistencia de las organizaciones patronales, sobre todo la de jurados mixtos.
●Los estatutos de autonomía:
La Constitución mencionaba la posibilidad de conceder la autonomía a las regiones que lo solicitasen. De esta manera Cataluña conseguía su Estatuto en Septiembre de 1932, a través del cual se convertía en regíón autónoma, que sería regida por un gobierno propio, la Generalitat, formada por un presidente, un parlamento y un consejo ejecutivo . El País Vasco, a pesar de la fuerza del movimiento autonomista, no tuvo su estatuto hasta 1936. No obstante, la política autonómica levantó el recelo de un sector del ejército y de los sectores sociales más conservadores temerosos de la posible división de España.
En Galicia se retrasó por la falta de un partido nacionalistas fuerte y la actitud de los republicanos gallegos de la ORGA y de los socialistas. Gracias a la labor del Partido Galleguista y de Alfonso Rodríguez Castelao, en 1932 se propuso un estatuto, pero no llegó a ser ratificado por el estallido de la Guerra Civil. En Valencia, Aragón y Baleares sus aspiraciones a la autonomía se vieron frenadas por la Guerra Civil.
A mediados de 1933, la oposición de los partidos de derechas y la postura violenta de los anarquistas en la cuestión agraria, hicieron aparecer síntomas de inestabilidad. En 1933, Azaña dimitíó como jefe del gobierno y Alcalá-Zamora decidíó convocar nuevas elecciones, que desembocaron en el bienio radical-cedista. Estos eran los problemas que se presentaron:
●Los anarquistas y el problema del orden público: Desde 1931 los anarquistas protagonizaron una intensa agitación huelguística con graves alteraciones del orden público. El gobierno reacciónó con la ley de defensa de la república. En 1932 la CNT protagonizó los sucesos de Casas Viejas, entre campesinos y la Guardia Civil y de Asalto, esto minó la credibilidad republicana y atacaron a Azaña acusándolo de ser el responsable de los hechos.
●Reorganización y reacción de la derecha:
La oposición de la derecha conservadora al régimen republicano y a las reformas del bienio republicano-
socialista adoptó dos posturas diferentes: 1. La derecha monárquica radicalmente anti republicana trató de derribar la república por medio de la conspiración militar. En 1932, el general Sanjurjo, intentó un Golpe de Estado, pero tuvo escaso éxito y fue condenado a cadena perpetua. 2. La derecha católica hostil a la república optó por la vía pacífica para cambiar el régimen. Se fundó la Confederación Española de Derechas Autónomas .