EL REINADO DE FERNANDO VII (1814-1833) Y LA EMANCIPACIÓN AMERICANA
Además, el cabildo catedralicio le pedía el restablecimiento de la Inquisición y algunos
El Rey Fernando VII gobernará desde 1814 hasta 1833. El conflicto entre Antiguo Régimen y
Liberalismo continúa siendo el gran protagonista durante su reinado. Se trata de un
conflicto permanente que, además, se agravará a su muerte con motivo de quién debe ser su
sucesor o sucesora, lo que provocaría una guerra civil, la I Guerra Carlista (1833-1840).
El Tratado de Valençay y el Final de la Guerra de la Independencia
Acababa 1813, y hacía tiempo que los acontecimientos evidenciaban como el dominio napoleónico
en España se consumía ante las ofensivas de las tropas aliadas hispano-inglesas. A Napoleón,
tampoco le iban mejor las cosas en Europa, donde había ido cosechando sucesivos fracasos. Es el
caso de Rusia en 1812 o el de la llamada Batalla de las Naciones (Leipzig) en 1813. Esta situación le
obligó a modificar sus estrategias y a concentrar los esfuerzos en la contención de los ejércitos
centro-europeos, abandonando el frente hispano.
Presionado por los acontecimientos y
claramente a la defensiva, Napoleón ofrece
a España la paz a través de un pacto
“amistoso” conocido como Tratado de
Valençay, firmado el 11 de diciembre de
1813. Este pacto restituye en el trono
español a los Borbones, a través de la figura
de Fernando VII. De esta manera, el nuevo
Rey recupera en su persona todas las
posesiones perdidas por la invasión
francesa, a cambio, entre otras cosas, del
desalojo del ejército británico de España y
del perdón de los españoles que habían sido
afines al Rey José I, es decir, los
afrancesados.
Todo el mundo en España deseaba la vuelta de Fernando VII, por distintas razones: los realistas para
que acabara con el régimen constitucional y los liberales porque el reconocimiento real del texto
constitucional y de las reformas realizadas en las Cortes supondría su definitivo refrendo.
La incertidumbre fue convirtiéndose en agitación por ambas partes: los conservadores comenzaron a
conspirar, llegando a solicitar la ayuda del embajador inglés para colocar en el trono a la princesa
Carlota Joaquina, hija primogénita de Carlos IV. Mientras que los liberales en las sesiones secretas de
las Cortes, debatían el medio de lograr la aquiescencia del rey en el mismo momento de pisar la raya
fronteriza. Estos llegaron a aprobar la propuesta de Martínez de la Rosa por la cual sería condenado
a muerte cualquiera que propusiera el más mínimo cambio en el texto constitucional.
propugnando reformas políticas que reconociendo la libertad, la propiedad y la seguridad de
las personas, eviten la separación de poderes.
El Manifiesto puede también ser encuadrado como una acción más, esta vez escrita,
dentro de la lucha política contra los liberales; una acción que demuestra la existencia de una
oposición que no debe tacharse de forma simplista, como reaccionaria y absolutista.
Consecuentemente, el rey se encontró en Valencia con un tercio de los diputados, en los
que se incluía al presidente de las Cortes, que le exigían acabar con el proceso reformador
Liberal
Además, el cabildo catedralicio le pedía el restablecimiento de la Inquisición y algunos
altos cargos militares juraron conservarle en el trono con todos sus derechos. Para Fernando VII,
estas posturas son un apoyo a su deseo de restaurar el absolutismo, a lo que se une el hecho
trascendental de la abdicación de Bonaparte, con lo que desaparecía la amenaza de una posible
invasión francesa.
De esta manera, Fernando VII, pudo firmar el decreto del 4 de mayo con toda tranquilidad y
recuperar la plena soberanía, como monarca absoluto. Todo ello, gracias al apoyo recibido por el Rey
de parte del ejército, de la nobleza y del clero reaccionario y, también, de un pueblo llano que creyó
firmemente en la voluntad real, y que por tano apoyó las medidas reaccionarias al grito de ¡Viva el rey!
¡Muera la Constitución!
El texto posee tres partes claramente diferenciadas: en la primera se relata negativamente las
actividades de las Cortes, mientras en la segunda se expone un plan de reformas centradas en
una convocatoria a Cortes con procuradores de España y de las Indias en las que se conservaría
el decoro de la dignidad real y sus derechos y los que pertenecen a los pueblos que son
igualmente inviolables. El monarca se comprometía a defender la libertad y seguridad
individual como muestra de un gobierno moderado, permitiría la libertad de prensa y
establecería la separación entre las rentas del Estado y de la Corona. Las leyes se establecerían
conjuntamente por el rey y las Cortes. En la tercera y última parte Fernando VII declara
abiertamente que no piensa jurar la Constitución, valorando los decretos de las Cortes como
“nulos y de ningún valor ni efecto”.
Se ha discutido si el restablecimiento del Antiguo Régimen, llevado a cabo en el
decreto de 4 de mayo, fue o no un golpe de Estado. Es indudable que el rey tuvo un apoyo
popular, mientras que la política liberal no era sentida como propia y natural. Por otra parte la
oposición de algunos políticos a las reformas liberales se robusteció con la llegada del rey a
España. Lo cierto es que este Decreto supuso que se derogara toda la obra legislativa de las Cortes
de Cádiz y se restaurara el Absolutismo y los principios del Antiguo Régimen, siguiendo la tendencia
general de Europa, tras la derrota de Napoleón y el Congreso de Viena (1814-15)
Comienza así el reinado del nuevo monarca, en el que se han distinguido tres períodos:
a) Sexenio Absolutista (1814-1820)
La situación de España en este momento era dramática: un país empobrecido por la guerra, que
había destruido las infraestructuras y la economía, y con una grave crisis demográfica. Además, no
había medios para una rápida recuperación dado que ya no llegaban riquezas de América, que
en estos momentos se encontraba en plena lucha por su independencia a la vista de la
debilidad del gobierno español.
Las primeras medidas del Rey se encaminaron a satisfacer las reclamaciones de quienes apoyaban
la vuelta al absolutismo.
El decreto del 4 de mayo eliminó:
– La soberanía nacional y la institución que la representaba: las Cortes constitucionales.
– La Constitución de Cádiz y la legislación ordinaria.
– Las medidas desamortizadoras.
– los inicios de reforma fiscal.
– La libertad de imprenta.
Igualmente, con ese mismo Decreto se restituyeron:
– Los privilegios de la nobleza y de la Iglesia: jurisdicciones, tierras, edificios, derechos, etc.
– El Tribunal de la Inquisición y la Mesta,
– y se permitió incluso el retorno de la Compañía de Jesús.
De toda la obra de Cádiz sólo permaneció la abolición de la tortura en el procedimiento judicial, lo
que no impidió que en la práctica se siguiera utilizando.
Esta política reaccionaria de mayo de 1814 no era un hecho aislado, en Europa los países que han
vencido a Napoleón formaron la Santa Alianza (alianza militar para apoyar al absolutismo allí donde
peligrase), Fernando VII cuenta con ese apoyo e iniciará una cruenta persecución de liberales que
serán reprimidos y acabarán exiliándose en Inglaterra. Es en ese contexto en el que se inscribe la
involución política española y la primera represión política de la historia contemporánea española.
La represión contra los afrancesados y contra los liberales fue muy intensa, se dieron
persecuciones, encarcelamientos y destierros.
En esta etapa, el país pasa por dificultades económicas extremas. El mercado nacional es
inexistente, el comercio está colapsado por la pérdida de las comunicaciones con el imperio
colonial, la industria no muestra señales de avance y por último, el campo se encuentra devastado
y en un contexto de bajada de precios por las buenas cosechas en Europa. Se trata de una crisis en
toda regla, agravada por la restitución de los privilegios estamentales y el restablecimiento de
los derechos jurisdiccionales.
Pero el principal problema de los débiles gobiernos fernandinos era, sin duda, la quiebra financiera
del Estado. Los sucesivos ministros de Hacienda se vieron imposibilitados para gestionar unos
ingresos medios anuales de unos 650 millones de reales frente a unos gastos corrientes de 850,
más la amortización e intereses de una deuda que ascendía ya a 12.000 millones de reales. A todo
ello había que sumar los gastos derivados de la reconstrucción del país tras la guerra y los enormes
costes militares necesarios para sofocar el levantamiento en las colonias americanas.
Sucesivos ministros fracasaron en su intento de reequilibrar una Hacienda al borde de la
bancarrota. Los expertos eran conscientes de que la causa del problema estribaba en que la
mayor parte de las tierras del país no estaba gravada con impuestos, pero una y otra vez
tropezaron con la negativa del clero y de la nobleza a pagar tributos, oposición para la que
contaban con el total respaldo de un Rey que prefirió cambiar sucesivamente de ministro sin
encontrar la solución al problema y pedir dinero prestado al exterior, lo que agravará la situación
todavía más.
En este marco se desarrolló una importante oposición al gobierno por parte de los liberales, que no
se resignaron a ver toda su labor destruida. Se produjeron a lo largo del Sexenio varios
pronunciamientos y conspiraciones con el objetivo de obligar a Fernando VII a proclamar la
Constitución (Espoz y Mina en Pamplona, Porlier en La Coruña, Lacy en Barcelona). Estos
levantamientos militares fracasaron uno tras otro, hasta que en 1820, el pronunciamiento del
general Riego en Cabezas de San Juan (Cádiz) logró triunfar.
Estos levantamientos son el resultado de una alianza liberal antiabsolutista formada por la
burguesía, las clases medias y populares urbanas, y una parte del campesinado despojado por los
señores. A ellos se suma también una parte del ejército. Téngase en cuenta que durante la Guerra
se genera un importante y significativo cambio en la composición de los altos mandos militares.
Hasta dicho momento solo la Aristocracia alcanzaba la cúpula, pero durante la guerra se añadieron
a la jefatura dirigentes guerrilleros, es decir hombres de origen campesino o de la burguesía urbana
en muchos casos próximos a los liberales que llegaron a desempeñar altos cargos militares por
nombramiento de la Regencia o de la Cortes. Este viraje liberal de ciertos mandos militares
favoreció el “pronunciamento” como fórmula de canalizar la oposición al régimen absolutista.
b) Trienio Liberal (1820-1823)
El pronunciamiento de Riego fue uno más en la larga
cadena de los que tuvieron lugar en el sexenio 1814-
1820, con la diferencia de que estos fracasaron mientras
que aquél consiguió el objetivo que todos perseguían:
que la facción liberal alcanzase el poder para realizar
una serie de cambios políticos, sociales y económicos
desde la base ideológica opuesta a la del Antiguo
Régimen.
Las causas que lo explican son múltiples: descontento
general ante un mal gobierno, deuda pública en
constante aumento, exceso de empleados civiles y
militares, país deshecho por la guerra, recesión
general europea. La falta de recursos americanos y los
ingresos procedentes sólo de fuentes tributarias
mantenían el erario en constante penuria y, aunque la
presión fiscal era cada vez mayor, la recaudación de
fondos nunca llegaba para atender las necesidades del
gasto público. Además, la crisis del comercio exterior, por la progresiva pérdida de las colonias,
acentuaba el déficit comercial que ya no se podía pagar con dinero americano y drenaba la
circulación monetaria. Por otra parte, el clero era incapaz de adaptar la explotación de sus enormesriquezas a los nuevos tiempos y de hacer frente a la presión fiscal, el campesinado se veía frenado
en su progreso por el régimen señorial y la burguesía unía a la pérdida de los mercados coloniales
la imposibilidad de expansión del mercado nacional.
Al malestar del Ejército y del país hay que sumar no sólo la desilusión de los liberales de 1814,
sino la de aquellos que de buena fe pensaron que el rey cumpliría con las promesas, e incluso, el
descontento de algunos realistas que, aunque no eran partidarios de una revolución tampoco
estaban conformes con la política llevada a cabo.
Con todos estos elementos, sólo faltaba el brazo ejecutor. La ocasión se presentó con el
ejército expedicionario que se hallaba en Cádiz con el fin de combatir el levantamiento
independentista de Ultramar. Riego se pronunció el 1 de enero de 1820. A pesar de la fuerza del
pronunciamiento, la organización fue desastrosa: Riego se quedó aislado en San Fernando,
mientras el resto de las guarniciones de España no sabían a qué atenerse. Un mes y medio
después, el 19 de febrero, Acevedo se pronuncia en La Coruña, siguiéndole otros acuartelamientos
en toda España. Fernando VII, que mantenía aun importantes apoyos, no quiso arriesgarse y juró la
Constitución de 1812, tras la publicación de un manifiesto el 10 de marzo de ese año.
Los liberales habían derrotado a los absolutistas, pero pronto surgen las divisiones internas que
marcarán la trayectoria del Trienio y el debilitamiento del régimen liberal. Por un lado, los
moderados o doceañistas, relacionados con las Cortes de Cádiz, más veteranos y conservadores. Por
otro, los exaltados o veinteañistas, protagonistas del pronunciamiento, más jóvenes y partidarios de
cambios rápidos y radicales. En efecto, los liberales moderados que tuvieron el gobierno los dosprimeros años son partidarios de realizar la obra de reforma con cierta prudencia, para no agravar
las condiciones críticas de la economía, mantener el apoyo de la burguesía y del sector constitucional
de la nobleza, y no enfrentarse con los monarcas europeos de la Santa Alianza. Sin embargo, los
liberales exaltados, proclamaban la necesidad de acelerar las reformas, acentuar la represión sobre
los elementos absolutistas y dejarse de contemplaciones con el monarca, obviando las presiones
europeas.
No olvidemos que los liberales tenían un escaso apoyo popular por lo que intentaron extender su
mensaje político entre la población, para lo que contaron con la ayuda de tres instituciones:
• La Prensa. La prensa liberal tuvo un gran desarrollo, siendo
fundamentalmente una prensa de opinión más que informativa.
• Las Sociedades Patrióticas, que aparecieron en todas las ciudades y donde se
reunían los liberales para hablar de política.
• La Milicia Nacional, un cuerpo de voluntarios armados para defender la
Constitución contra conspiraciones y levantamientos.
Los gobiernos liberales iniciaron una acelerada política de reformas. La legislación aprobada por
las Cortes de Cádiz volvió a estar en vigor (supresión del régimen señorial, supresión de la
Inquisición, etc.), y se promulgó un Código Penal, la libertad de industria y comercio y una
desamortización eclesiástica. Asimismo, se avanzó en cuestiones como la religiosa y en la reforma
de la Hacienda.