territorial de las monarquías. Unidad territorial que encontramos en España cuando los RRCC tras la conquista de Navarra y Granada, en Inglaterra con la anexión de Irlanda, en Francia cuando la monarquía reúne diferentes territorios independientes… Será tan importante que en donde no se consigue la unidad, van a perder protagonismo político. Ni Italia ni el Sacro Imperio lo consiguen. Son importantes las dimensiones de los territorios. Serán proporcionales a las fuerzas de los estados para expandirse e imponerse a otros.
Finalmente, dice Maraval que había de dirigir su acción de gobierno al objetivo de conseguir unos fines naturales: la finalidad del estado es fundamental en el pensamiento político del XVI y XVII. El Estado es necesario para alcanzar unos determinados fines naturales que son la felicidad de los súbditos. Maquiavelo hablará de la razón de estado entendida como la ley autónoma que ha de ser aplicada por el príncipe para alcanzar los fines del estado. Esa subordinación de la acción política a unos fines, convierte el estado en una especie de obra de cálculo, la acción de gobierno en una acción que ha de calcularse utilizando la Razón para el ejercicio político. Si la política es un ars que se aprende, el político es un conocedor de los hombres y de lo que necesitan y podrá dárselo. A partir del XVI predominan las obras sobre educación de los príncipes.
Este estado moderno, al concentrar el poder en una persona, dejaba sin satisfacer otros elementos de la acción política y de la vida de los súbditos, como el ideal de libertad, presente en el Humanismo. Al mismo tiempo que se multiplican las publicaciones sobre cómo debe ser el estado moderno, aparecen también otras obras que recogen el ideal de libertad, otro modelo de sociedad y política que respete la libertad. Son las utopías de Tomás Moro, la de Tomasso Campanella… Ambas contienen el dibujo de una sociedad ideal que significa un ataque al modelo de estado todopoderoso, y un ataque a los privilegiados y a un mundo que se organiza sobre principios materialistas fundamentalmente. En la sociedad ideal nos aparece una sociedad comunitaria donde la propiedad están repartidos entre todos los miembros, con pocas leyes muy sencillas, donde el poder se basa en el orden y la prosperidad, donde la religión es algo moral, pero que no tiene ninguna proyección material inmediata, sin poder; y una sociedad en la que gobiernan las personas más ilustradas y pueden hacer una labor más eficaz a favor de la comunidad. Es un mundo idílico que trata de contrarrestar el modelo impuesto donde la libertad del individuo desaparece en aras del orden y el poder.
Este estado moderno, desde la práctica, exige a los monarcas la puesta en marcha de unas actuaciones dirigidas a conseguir la concentración del poder en sus manos, y la garantía del ejercicio de ese poder sobre los súbditos.
IV. CONSTRUCCIÓN Y DESARROLLO DEL ESTADO MODERNO
Una organización política a la que se le va a añadir elementos nuevos. Para la construcción de los estados modernos que se constituyen en un elemento fundamental del periodo moderno, las monarquías se van a valer de un doble proceso, un labor importante de reducción y de control de aquellos obstáculos que se oponen a la tendencia centralizadora del poder, y por otro lado tienen que crear un sistema institucional a través de los cuales ejercer ese poder. La centralización del poder recae sobre los cuerpos sociales que tenían poderes similares al monarca. Entre estos cuerpos estaba la nobleza, su control está facilitado por la división que producen las guerras civiles de finales de la Edad Media y se ve favorecido por la conversión de la nobleza en cortesanos. Otro grupo social es el eclesiástico, durante todo este periodo moderno, la iglesia y el estado sufren una continua confrontación, conocidas con el nombre de regalías que son los derechos que las monarquías reclaman a Roma y que son unos derechos que les permiten controlar a la jerarquía eclesiástica. Entre estos derechos está el derecho de presentación de obispos, la capacidad de la monarquía de elegir a quien ha de suceder a otro en una sede determinada. Pero la monarquía no se va a contentar con ese derecho, sino que también van a querer intervenir en el control de las finanzas e intentar una reducción sobre el espacio que se hace la justicia religiosa frente a la monárquica.
La institución del municipio había alcanzado un enorme poder durante la Edad Media, desde el punto de vista del escaso desarrollo del comercio, y había conseguido unos privilegios políticos y jurídicos que casi eran elementos independientes. Para controlarlo la monarquía usará varios recursos, como la intervención en la elección de cargos municipales, mediante la venta de esos cargos oficiales cuyos compradores se comportaran fielmente a la corona. La corona se dota de unos instrumentos institucionales adecuados, para ello tienen que restar poder a órganos institucionales que ya existían, como las cortes (ya medievales), una representación de los distintos estamentos, ya que estaban formados por los 3 brazos: nobleza, iglesia y estado llano.
Finalmente, dice Maraval que había de dirigir su acción de gobierno al objetivo de conseguir unos fines naturales: la finalidad del estado es fundamental en el pensamiento político del XVI y XVII. El Estado es necesario para alcanzar unos determinados fines naturales que son la felicidad de los súbditos. Maquiavelo hablará de la razón de estado entendida como la ley autónoma que ha de ser aplicada por el príncipe para alcanzar los fines del estado. Esa subordinación de la acción política a unos fines, convierte el estado en una especie de obra de cálculo, la acción de gobierno en una acción que ha de calcularse utilizando la Razón para el ejercicio político. Si la política es un ars que se aprende, el político es un conocedor de los hombres y de lo que necesitan y podrá dárselo. A partir del XVI predominan las obras sobre educación de los príncipes.
Este estado moderno, al concentrar el poder en una persona, dejaba sin satisfacer otros elementos de la acción política y de la vida de los súbditos, como el ideal de libertad, presente en el Humanismo. Al mismo tiempo que se multiplican las publicaciones sobre cómo debe ser el estado moderno, aparecen también otras obras que recogen el ideal de libertad, otro modelo de sociedad y política que respete la libertad. Son las utopías de Tomás Moro, la de Tomasso Campanella… Ambas contienen el dibujo de una sociedad ideal que significa un ataque al modelo de estado todopoderoso, y un ataque a los privilegiados y a un mundo que se organiza sobre principios materialistas fundamentalmente. En la sociedad ideal nos aparece una sociedad comunitaria donde la propiedad están repartidos entre todos los miembros, con pocas leyes muy sencillas, donde el poder se basa en el orden y la prosperidad, donde la religión es algo moral, pero que no tiene ninguna proyección material inmediata, sin poder; y una sociedad en la que gobiernan las personas más ilustradas y pueden hacer una labor más eficaz a favor de la comunidad. Es un mundo idílico que trata de contrarrestar el modelo impuesto donde la libertad del individuo desaparece en aras del orden y el poder.
Este estado moderno, desde la práctica, exige a los monarcas la puesta en marcha de unas actuaciones dirigidas a conseguir la concentración del poder en sus manos, y la garantía del ejercicio de ese poder sobre los súbditos.
IV. CONSTRUCCIÓN Y DESARROLLO DEL ESTADO MODERNO
Una organización política a la que se le va a añadir elementos nuevos. Para la construcción de los estados modernos que se constituyen en un elemento fundamental del periodo moderno, las monarquías se van a valer de un doble proceso, un labor importante de reducción y de control de aquellos obstáculos que se oponen a la tendencia centralizadora del poder, y por otro lado tienen que crear un sistema institucional a través de los cuales ejercer ese poder. La centralización del poder recae sobre los cuerpos sociales que tenían poderes similares al monarca. Entre estos cuerpos estaba la nobleza, su control está facilitado por la división que producen las guerras civiles de finales de la Edad Media y se ve favorecido por la conversión de la nobleza en cortesanos. Otro grupo social es el eclesiástico, durante todo este periodo moderno, la iglesia y el estado sufren una continua confrontación, conocidas con el nombre de regalías que son los derechos que las monarquías reclaman a Roma y que son unos derechos que les permiten controlar a la jerarquía eclesiástica. Entre estos derechos está el derecho de presentación de obispos, la capacidad de la monarquía de elegir a quien ha de suceder a otro en una sede determinada. Pero la monarquía no se va a contentar con ese derecho, sino que también van a querer intervenir en el control de las finanzas e intentar una reducción sobre el espacio que se hace la justicia religiosa frente a la monárquica.
La institución del municipio había alcanzado un enorme poder durante la Edad Media, desde el punto de vista del escaso desarrollo del comercio, y había conseguido unos privilegios políticos y jurídicos que casi eran elementos independientes. Para controlarlo la monarquía usará varios recursos, como la intervención en la elección de cargos municipales, mediante la venta de esos cargos oficiales cuyos compradores se comportaran fielmente a la corona. La corona se dota de unos instrumentos institucionales adecuados, para ello tienen que restar poder a órganos institucionales que ya existían, como las cortes (ya medievales), una representación de los distintos estamentos, ya que estaban formados por los 3 brazos: nobleza, iglesia y estado llano.