El Poder Universal en el Año 1000
En el año 1000, se creía que el mundo cristiano debía unirse bajo una entidad política fuerte, como el Imperio, o una idea universal como la cristiandad. El Abad de Montier-en-Der, en su tratado del anticristo, afirmaba que el mundo se acabaría con la división de los reinos cristianos.
El Enfrentamiento entre el Papado y el Imperio Carolingio
El conflicto comenzó durante el papado de Gregorio VII, quien inició la Reforma Gregoriana. Esta reforma buscaba liberar a la iglesia de la influencia laica, suprimiendo la investidura laica de cargos eclesiásticos, otorgando inmunidad judicial al clero, protegiendo los bienes de la iglesia y asegurando la independencia del papado frente al emperador. En esencia, la reforma buscaba establecer la superioridad del sacerdocio sobre el imperio.
El Conflicto con Enrique IV
Enrique IV (1056-1106), tras vencer a rebeldes sajones, invistió obispos en varias sedes. Gregorio VII, basándose en los Dictatus Papae, le exigió penitencia. Enrique IV convocó un sínodo en Worms y declaró depuesto al Papa. Gregorio VII respondió excomulgando a Enrique y liberando a sus súbditos del juramento de fidelidad.
Enrique IV se sometió y realizó penitencia en Canosa, pero luego nombró un antipapa, Clemente III, y se coronó emperador en Roma en 1084. Gregorio VII se exilió en Francia y murió en 1085. Aunque el emperador parecía haber vencido, el conflicto continuaría.
El Camino hacia el Equilibrio: El Concordato de Worms
Enrique V (1106-1125) y el Papa Calixto II (1119-1124) firmaron el Concordato de Worms en 1122. Este estableció que la iglesia elegiría obispos y abades en presencia del rey, invistiéndolos con poder espiritual, mientras que el emperador les concedería los feudos y poderes seculares. Se crearon dos zonas de influencia: Francia para el emperador e Italia para el Papa.
Renovación del Conflicto con Federico Barbarroja
El equilibrio se rompió con Federico Barbarroja (1152-1190), quien retomó la investidura laica y nombró un antipapa, Víctor IV. Tras ser derrotado en la batalla de Legnano, firmó la Paz de Venecia, reconociendo al Papa Alejandro III.
El Pontificado de Inocencio III
Inocencio III (1198-1215) afirmó la superioridad del papado basándose en los Dictatus Papae. Se consideró Vicarius Cristi, controló Roma y recuperó territorios en Italia. Logró que el reino normando de Sicilia fuera vasallo de la Santa Sede e intervino en la política europea.
El IV Concilio de Letrán y Federico II
Durante el IV Concilio de Letrán, se reconocieron cuatro órdenes mendicantes. Inocencio III promovió a Federico II (1215-1250) como emperador. Federico II, con una visión secular del poder, tuvo conflictos con Gregorio IX e Inocencio IV. Fue excomulgado y declarado hereje, lo que debilitó tanto al imperio como al papado.