Consecuencias de la Primera Guerra Mundial
Consecuencias Demográficas
El conflicto tuvo un elevado costo humano, con un gran número de muertes, inválidos, mutilados y heridos. La alta mortandad llevó a una disminución de la natalidad.
Consecuencias Económicas
El conflicto empobreció a los países beligerantes. Muchas ciudades, campos de cultivo, industrias y vías de comunicación fueron destruidas. Las finanzas públicas de los Estados quedaron endeudadas a causa de los empréstitos de guerra y se tenían que hacer frente a los elevados costos de la reconstrucción. La guerra significó la pérdida de la hegemonía europea en la economía mundial en beneficio de Estados Unidos y Japón, que aumentó su producción.
Consecuencias Sociales
Los años que siguieron a la guerra fueron de penurias para muchos. Esta situación hizo aumentar el malestar social y las manifestaciones, y se extendieron las huelgas.
Impacto Financiero de la Primera Guerra Mundial
La guerra puso fin a la estabilidad financiera. El recurso a las reservas de oro, a la emisión de deuda pública y a créditos exteriores, especialmente de origen estadounidense, para financiar el gasto de guerra empobreció las arcas de los Estados, que quedaron fuertemente endeudados. Además, la emisión de papel moneda provocó una fuerte inflación. En muchos países europeos, los precios de los productos de primera necesidad se multiplicaron por tres y sus monedas sufrieron un proceso de pérdida de valor.
La maltrecha economía europea tuvo que hacer frente a la devolución de los préstamos de guerra y, en el caso de Alemania, al pago de las indemnizaciones a Gran Bretaña y Francia. El problema de la deuda fue motivo de disputa permanente entre países a lo largo de la década de 1920 y la recuperación se vio obstaculizada por la imposibilidad de los vencedores de acordar planes de cooperación para superar los efectos de la guerra.
El Tratado de Versalles y la Economía Alemana
Las condiciones impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles condicionaron en gran medida la recuperación de su economía. El mayor problema derivó de la exigencia de cuantiosas indemnizaciones (reparaciones) que debían pagarse a los vencedores, tanto en divisas como en productos (carbón, productos químicos, etc.).
La imposibilidad por parte de Alemania de pagar las reparaciones exigidas se demostró desde el principio: de los 20.000 millones de marcos que debía pagar en 1921, tan sólo consiguió reunir 8.000. En 1923, Francia ocupó el Ruhr para asegurarse el cobro de lo estipulado, lo que significó para Alemania la pérdida de su mayor zona industrial.
Esta situación desarticuló la economía alemana, que experimentó un aumento desmesurado de los precios (hiperinflación) y la devaluación del marco, fenómenos que provocaron la ruina de buena parte de la población. La exigencia de reparaciones tuvo importantes consecuencias políticas: la población alemana las consideró una humillación y la causa principal de sus problemas económicos. Todo ello estimuló el auge de un nacionalismo radical, que contribuyó al ascenso del nazismo. En Francia, el incumplimiento de Alemania de los pagos alimentó un fuerte sentimiento antialemán.
La Oposición a la Autocracia Zarista en el Siglo XX
En el siglo XX se desarrolló la oposición a la autocracia zarista. Los primeros opositores eran populistas, aunque inicialmente apoyaban el zarismo. Entre ellos se constituyó el anarquismo. Se creó el Partido Socialista Revolucionario, con gran influencia en los campesinos. El desarrollo del proletariado hizo difundir el marxismo y en 1898 se fundó el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. En 1904, este partido se separó en dos facciones:
- Bolchevique (liderada por Lenin): apoyaban un nuevo tipo de partido más minoritario, con una organización severa y centralizada, con una élite de revolucionarios dispuestos a tomar el poder por la fuerza.
- Menchevique: formaban un partido de masas que seguía las directrices de la II Internacional.
La Revolución Rusa de 1917: El Gobierno Provisional
El nuevo gobierno prometió reformas políticas y sociales y la convocatoria de elecciones libres para una Asamblea Constituyente que decidiese el destino de Rusia. Además, decidió mantener los compromisos militares con los aliados.
A pesar de las reformas, las condiciones vitales no mejoraron y la unanimidad de las fuerzas políticas que habían derrocado al zar empezó a resquebrajarse. Empezó a perfilarse un doble poder:
- El gobierno provisional, apoyado por burgueses y socialistas moderados, que querían una república parlamentaria.
- Los sóviets, fuerzas revolucionarias, que exigían la retirada de la guerra, el reparto de tierras entre los campesinos, etc.
El Ascenso de los Bolcheviques y las Primeras Medidas Revolucionarias
El Segundo Congreso de los Sóviets acabó con el gobierno provisional y aprobó un Consejo de Comisarios del Pueblo dirigido por Lenin. El nuevo ejecutivo decretó las primeras medidas revolucionarias: abolición de la propiedad privada de la tierra y expropiación, control obrero de las empresas de más de cinco trabajadores, supresión del ejército zarista, etc.
Un nuevo decreto mostró la determinación del gobierno de establecer la paz con Alemania. Se firmó un tratado en Brest-Litovsk (1918) en el que se aceptaban todas las exigencias de la parte alemana. Rusia renunció a Finlandia, mientras que Ucrania se independizó.
En noviembre de 1917 se convocaron las elecciones para elegir una Asamblea Constituyente. Los resultados no fueron los esperados por los bolcheviques, que no obtuvieron la mayoría. Ante esta situación, decidieron disolver la Asamblea en su única sesión porque esta se negaba a someter sus decisiones a la aprobación de los sóviets.
La Revolución de Febrero de 1917
La revolución comenzó el 23 de febrero con una gran manifestación en Petrogrado. En todo el país se formaron comités revolucionarios de obreros, campesinos y soldados (sóviets) que agrupaban a las fuerzas revolucionarias de oposición al zarismo y fueron los protagonistas en la organización de la revuelta.
El 27 tuvo lugar una huelga general que fue seguida por la revuelta de la guarnición militar de la capital. Todas las propuestas populares exigían la retirada de la guerra, la dimisión del zar y la mejora de las condiciones de vida.
Ante la presión del ejército, la presión popular y de los partidos de la Duma, el zar abdicó. La Duma protagonizó la crisis y, de acuerdo con el sóviet de Petrogrado, nombró un gobierno provisional presidido por Lvov.
Causas de la Revolución Rusa
La economía rusa se centró en abastecer al ejército. Muchas fábricas se transformaron en industrias de guerra y disminuyó la producción agraria. Los productos subieron de precio. La escasez y el hambre se extendieron.
A este malestar se sumaron las derrotas militares ante Alemania. A las manifestaciones contra la falta de la vida se unió el descontento por lo que sucedía en el frente.
Para frenar las críticas, el zar disolvió la Duma y el malestar político aumentó. La confianza en el zar se acabó y el Estado se desintegraba. Los complots se sucedían en una corte en la que el monje Rasputín tenía cada vez mayor influencia sobre la familia Romanov. Un complot nobiliario asesinó a Rasputín en 1916.
Ante esa coyuntura, el desastre económico, la escasez y el descontento político condujeron a la revolución de febrero de 1917.
La Guerra Civil Rusa (1918-1921)
La revolución triunfó. Los defensores del zarismo y del gobierno provisional, que aspiraban a una república parlamentaria, y los campesinos propietarios de tierras iniciaron la resistencia armada con el fin de impedir la afirmación del Estado soviético. A ellos se les sumaron algunas potencias occidentales que invadieron Rusia con sus ejércitos.
Los partidarios del antiguo orden acabaron llamándose rusos blancos, por oposición a la Rusia roja. Estalló una guerra que duraría unos tres años.
Para hacer frente a la guerra civil, León Trotsky, de los bolcheviques, creó el Ejército Rojo, que se basaba en la disciplina y los grados militares clásicos, pero unos políticos fomentaban el ánimo revolucionario.
El conflicto bélico fue largo y cruel: hubo muchas muertes y hambrunas; las revanchas por apoyar a uno u otro bando fueron frecuentes. En medio de esta violencia y ante el miedo de que el zar pudiese ser rescatado por el Ejército Blanco, en julio de 1918, Nicolás II fue ejecutado por los bolcheviques en Ekaterinburgo.
El Ejército Blanco obtuvo algunas victorias, pero a finales de 1918, el Ejército Rojo dominaba la situación. En 1921, tras la victoria en Ucrania, el Ejército Rojo quedó vencedor en la guerra.