Consolidación del Franquismo: Aislamiento, Autarquía y Adoctrinamiento

La Consolidación del Franquismo

Con la derrota de Alemania en 1945, el franquismo tuvo que asumir que, si quería pervivir, tenía que distanciarse del fascismo. El discurso oficial lo presentó como un régimen católico, conservador y anticomunista, que tenía el objetivo final de evolucionar hacia una monarquía en el momento adecuado. Esta nueva fase comportó la marginación del falangismo más radical.

Aislamiento Internacional y Coste Económico

La posguerra mundial supuso para el franquismo una etapa de aislamiento y de rechazo internacional. La persistencia del franquismo tuvo un coste económico y político enorme. España casi no recibió ayudas económicas: no se pudo beneficiar del programa de ayuda norteamericana a Europa (Plan Marshall), iniciado en junio de 1940, y fue excluida de la nueva alianza defensiva occidental, la OTAN.

Guerra Fría y Aceptación Internacional

A partir de 1947, la configuración de dos bloques antagónicos (la URSS y los EE. UU.) y el comienzo de la Guerra Fría alteraron de manera significativa la situación internacional. En este nuevo contexto, era más importante para los Estados Unidos y para los países occidentales contar con un buen aliado en la lucha contra el comunismo, el gran enemigo, que presionar al régimen franquista para forzar la democratización del sistema político. Poco a poco se dio la aceptación internacional del régimen.

Las Leyes Fundamentales

El régimen, con la pretensión de dotarse de legalidad jurídica, elaboró las Leyes Fundamentales, que no tenían nada que ver con una constitución democrática. Las cinco primeras fueron:

  • El Fuero del Trabajo (1938)
  • La Ley Constitutiva de las Cortes (1942)
  • El Fuero de los Españoles (1945)
  • La Ley del Referéndum Nacional (1945)
  • La Ley de Sucesión (1947)

Establecía España como reino y preveía la monarquía como sucesora del franquismo, con Franco como jefe del Estado.

La Autarquía Económica

Uno de los objetivos iniciales del franquismo fue conseguir la autosuficiencia económica (autarquía). Con este objetivo se fomentó una política que proponía el aislamiento del exterior y la sustitución del libre mercado por la intervención del Estado en la economía. La política autárquica tuvo tres grandes ámbitos de actuación:

  • La reglamentación del comercio exterior, que pasó a ser regulado por el Estado, redujo las importaciones de los productos imprescindibles. El resultado fue el encarecimiento de los productos que había que importar (como, por ejemplo, el petróleo) y una gran escasez de bienes de consumo.
  • El fomento de la industria, sobre todo la de interés estratégico, con el fin de asegurar la independencia militar y política del Estado. En 1941 se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI) para promover la nueva política industrial. Creó numerosas empresas públicas y priorizó las inversiones en sectores vinculados a la defensa militar. En Cataluña se creó la hidroeléctrica Enher, se nacionalizó la Hispano-Suiza, convertida en la Pegaso, y se creó la SEAT.
  • La regulación estatal de la comercialización y de los precios afectó sobre todo al sector agrario. Los precios bajos oficiales de los productos de primera necesidad (cereales, legumbres, vino, aceite y patatas) provocaron una bajada de la producción.

El resultado de la política autárquica fue un estancamiento económico profundo caracterizado por el colapso del comercio exterior y por una disminución del nivel de vida.

El Mercado Negro y el Estraperlo

La rigidez de la reglamentación económica comportaba el control del mercado por parte del Estado. Los agricultores estaban obligados a entregar toda la producción a un precio también regulado. El resultado fue la falta generalizada de alimentos y el racionamiento de los productos considerados de primera necesidad, que se distribuían por medio de una cartilla de racionamiento (1939 y 1952). La tasación de los precios de los alimentos por debajo del valor real comportó que muchos productores prefirieran esconder la producción para venderla en el mercado negro a un precio tres o cuatro veces superior al oficial (estraperlo) y obtenían así unas ganancias más elevadas. Este mercado afectaba a los alimentos, las materias primas y los productos industriales, y solo pudo funcionar gracias a la tolerancia y a la corrupción de muchas autoridades.

Hambre y Miseria en la Década de 1940

Durante la década de 1940 hubo salarios bajos, escasez de productos y precios altos. Fueron años de hambre y de miseria. El nivel de vida de la población disminuyó como consecuencia de la inflación y de los salarios bajos. Esta situación obligó a muchos trabajadores a hacer jornadas de trabajo de hasta 12 y 14 horas diarias, o incluso a hacer más de un trabajo a la vez. El hambre afectó a mucha población y provocó el surgimiento de enfermedades como la tuberculosis. Así, durante la década de 1940 incrementó la mortalidad, sobre todo infantil. La miseria generalizada también se manifestó en la carencia de viviendas dignas, el aumento del chabolismo y en la utilización de cuevas como vivienda.

Reconocimiento Internacional (1951-1959)

El malestar creado por las duras condiciones de vida y de trabajo y la opresión política provocó protestas masivas como la huelga general de Bilbao de marzo de 1948 y el movimiento popular de Barcelona de 1951, a causa del aumento del billete del tranvía. Las dificultades políticas y económicas y la necesidad de suavizar los rasgos del franquismo más coincidentes con el fascismo, llevaron a Franco a remodelar el gobierno en 1951, con la intención de facilitar el acercamiento a las potencias occidentales. El nuevo gobierno abrió una nueva etapa política caracterizada por el predominio del nacionalcatolicismo, porque dio un peso más grande a los católicos, en deterioro de los falangistas.

La Necesidad de Reorientación Económica

Entre 1956 y 1958 hubo protestas en los núcleos industriales principales. Las reclamaciones salariales llevaron a un movimiento huelguístico importante, sobre todo en empresas metalúrgicas y químicas.

En 1957, Franco hizo otra remodelación del gobierno, con la cual promociona todavía más a los sectores católicos. Entraron como ministros los llamados tecnócratas, muchos de los cuales procedían del Opus Dei, que ocuparon lugares decisivos en la dirección económica del país con la intención de proceder a una liberalización económica y a la apertura comercial al exterior para salvar el Estado, a punto de quebrar.

Adoctrinamiento de la Sociedad

Las Normas de Comportamiento Social

El franquismo impuso cambios en la vida cotidiana, en los comportamientos culturales y religiosos y en el marco político a toda la sociedad española, fue especialmente riguroso con los jóvenes y mujeres, a los cuales quiso imponer sus valores ideológicos y morales.

  • Se impuso un culto a Franco mediante las publicaciones y medios de propaganda oficial.
  • Se difundieron unas formas de comportamiento basadas en la moral cristiana tradicional. El hecho de asistir a misa era casi una obligación. Se prohibieron el matrimonio civil y el divorcio y se penalizaron el aborto, el amancebamiento y la homosexualidad.
  • Los trajes no tenían que ir ceñidos en el cuerpo ni marcar las formas, los escotes no podían ser muy abiertos, las chicas estaban obligadas a llevar medias desde los doce años y chicos y chicas no podían coincidir en lugares públicos, como playas.

Para encuadrar la sociedad y adoctrinar, se crearon diferentes organizaciones. La organización juvenil fue el Frente de Juventudes.

El Sometimiento de la Mujer

Para las mujeres, el franquismo significó la pérdida de todos los derechos conseguidos durante la Segunda República y la consolidación de un sistema de valores machista que las devolvía al hogar y las consideraba inferiores. Se afirmaba que las capacidades físicas e intelectuales del hombre eran superiores, y que la función social de la mujer era complementaria: mientras que el hombre se ocupaba de los asuntos públicos, la mujer tenía que ocuparse del ámbito doméstico. El Código Civil retiró a las mujeres la capacidad legal y el marido aconteció el administrador de sus propiedades y el representante legal, hasta el punto de que la mujer no podía comprar ni vender bienes sin su autorización. Se anuló el divorcio y se prohibió el uso de anticonceptivos y el aborto. En el terreno laboral, se alejó a la mujer casada del trabajo fuera del hogar. Se aceptó la desigualdad salarial y el despido de las mujeres.

Una Educación para Adoctrinar

La educación aconteció un medio importante de adoctrinamiento político y religioso. La enseñanza primaria y mediana quedaron en manos de la Iglesia, y se impuso la obligatoriedad de la religión y de la Formación del Espíritu Nacional, asignatura que enseñaba los principios básicos de la doctrina falangista y era impartida por miembros del Movimiento. También se prohibió la coeducación. El resultado fue un nivel educativo inferior al de los chicos.

La Ley de Principios del Movimiento Nacional

Una de las primeras actuaciones del nuevo gobierno de Franco fue la promulgación de la Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958), que actualizaba los principios rectores del régimen sin alterar el carácter dictatorial. Todos los funcionarios públicos estaban obligados a jurar estos principios antes de tomar posesión del cargo.

La Oposición Exterior: Los Republicanos del Exilio

En la fase final de la Guerra Civil, más de 400 mil republicanos huyeron a Francia. Algunos volvieron, pero el resto permanecieron en el exilio o solo volvieron a España después de la muerte de Franco. Este éxodo supuso la pérdida de personalidades importantes en los campos intelectual, artístico y científico. En el exilio se desarrolló una oposición al franquismo, y las instituciones de la República y de los gobiernos catalán y vasco continuaron funcionando en el exilio. Se exiliaron catedráticos, rectores, abogados, médicos, maestros, ingenieros, periodistas… Los antiguos miembros del gobierno catalán, reunidos en México, eligieron a Josep Tarradellas como nuevo presidente.

Los que atravesaron la frontera fueron internados en campos de refugiados en el sur de Francia. En estos campos las condiciones de vida eran deplorables: comida escasa y enfermedades se extendieron. Cuando Alemania ocupó Francia, los refugiados fueron internados en campos de concentración y exterminio, donde muchos de ellos murieron.

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