Constitución Española de 1931: Análisis y Contexto Histórico

Constitución Española de 1931

Análisis y Contexto Histórico

La Constitución de 1931, texto jurídico-constitucional de fuente primaria y temática política, fue elaborada por las Cortes Constituyentes y aprobada en 1931, marcando el inicio de la Segunda República Española.

Artículos Clave

La Constitución, dividida en 125 artículos, presenta los siguientes puntos clave:

  • Art. 1: Define a España como una República de trabajadores de todas clases.
  • Art. 3: Establece la aconfesionalidad del Estado.
  • Art. 8: Legisla sobre Mancomunidades y gobiernos autonómicos.
  • Art. 25: Elimina privilegios jurídicos por religión o afiliación.
  • Art. 26: Considera a las confesiones religiosas como asociaciones, poniendo fin al mantenimiento del culto y del clero.
  • Art. 43: Instaura el divorcio.

Contexto Histórico

El inicio de la República se enmarca en un contexto de decadencia política. Los gobiernos de Maura y Canalejas, así como la dictadura de Primo de Rivera, fracasaron en modernizar España. La creciente tensión social y la oposición llevaron a la convocatoria de elecciones municipales. La victoria republicana provocó la renuncia de Alfonso XIII y el nacimiento de la II República.

Gobierno Provisional

La República se divide en cuatro fases: Gobierno Provisional, Bienio Progresista, Bienio Conservador y Frente Popular. El Gobierno Provisional convocó a Cortes Constituyentes para elaborar la Constitución. El triunfo socialista en las ciudades influyó en las características de la Constitución:

  • Definición del Estado como “República de trabajadores de todas clases” (Art. 1: “España es una república democrática de trabajadores de toda clase”).
  • Régimen democrático, parlamentario y laico (Art. 3: “El Estado español no tiene religión oficial”).
  • Poder supremo en las Cortes unicamerales.
  • Poder judicial independiente.
  • Poder ejecutivo en manos del Jefe de Estado y Presidente de la República.
  • Modelo electoral mayoritario.
  • Gobiernos autonómicos.
  • Sufragio universal.
  • Nacionalización de sectores de interés público.
  • Limitación del derecho a la propiedad y expropiación por utilidad social.
  • Separación Iglesia-Estado: Ley del divorcio (Art. 43: “El matrimonio podría disolverse por mutuo disenso o a petición de cualquiera de los cónyuges”), matrimonio civil, fin del mantenimiento del culto y del clero (Art. 26: “No mantendrán, ni favorecerán, ni auxiliarán económicamente a la iglesias”), disolución de la Compañía de Jesús.
  • Soberanía popular y declaración de derechos individuales y sociales.

El Gobierno Provisional impulsó la Reforma Agraria y Militar, y se acercó a los nacionalismos. Las tensiones sociales eran evidentes, con un fuerte anticlericalismo, oposición de empresarios y terratenientes a la Reforma Agraria, y la Iglesia en contra de la República.

Bienio Progresista (1931-1933)

Presidido por Manuel Azaña, con Alcalá Zamora como Presidente de la República, se llevaron a cabo reformas en ámbitos militar, agrario, social, religioso y educativo. Estas reformas aumentaron la tensión social, generando oposición antirrepublicana, descontento campesino y empresarial, y la radicalización de la UGT y CNT. La ocupación de Casas Viejas provocó la caída del gobierno.

Bienio Conservador (1933-1936)

El gobierno del partido Radical de Lerroux desmanteló reformas previas, excepto la educativa y militar. La Revolución de 1934 en Cataluña y Asturias, y la corrupción del partido Radical, llevaron a nuevas elecciones en 1936.

Frente Popular (1936)

La coalición de izquierdas, con una acción mínima, se enfrentó a una creciente oposición que culminó en el Golpe de Estado de 1936.

Conclusiones

La Constitución de 1931, primera Constitución democrática con sufragio universal, generó gran tensión social, especialmente en el ámbito religioso y militar. Su carácter burgués impidió una postura revolucionaria del proletariado. La separación Iglesia-Estado, aunque largamente perseguida, se realizó con una rapidez que provocó la oposición de la Iglesia. La falta de elecciones a Cortes ordinarias impidió conocer la opinión pública sobre la Constitución. A pesar de las tensiones, la Constitución representó un avance hacia la modernidad, con mejoras en agricultura, educación y derechos sociales.

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