MUDÉJARES Y MORISCOS
La Reconquista dio lugar a una sociedad diversa, heterogénea y compleja. Por un lado, los cristianos y, por otro, minorías como los mudéjares y moriscos.
Los mudéjares eran los musulmanes que permanecían viviendo en territorio cristiano. Se organizaban en comunidades llamadas morerías, autogobernándose. Su condición social era humilde (campesinos o artesanos especializados). Con el tiempo, la convivencia y tolerancia se fueron endureciendo: hubo revueltas en las Coronas de Aragón y Castilla por motivos religiosos y económicos, así como por el fuerte régimen señorial. Tenían una importancia demográfica notable, especialmente en la Corona de Aragón (150.000), y en la región de Murcia y Campo de Calatrava (Castilla). Su presencia se manifiesta en la arquitectura mudéjar de Aragón (La Seo, la Iglesia de La Magdalena, torres mudéjares de Teruel, entre otros).
Los moriscos eran aquellos mudéjares que, tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos, fueron obligados a convertirse al cristianismo. La convivencia entre cristianos y moriscos estuvo marcada por encuentros violentos, que culminaron con la sublevación de los moriscos de Granada (Rebelión de las Alpujarras) en tiempos de Felipe II. Esta sublevación fue duramente reprimida y acabó con la dispersión de los moriscos por varias ciudades castellanas.
Fue en 1609 cuando se llevó a cabo la expulsión definitiva de los moriscos, ordenada por Felipe III y su valido, el Duque de Lerma. Esta decisión se tomó por motivos religiosos (búsqueda de una unidad religiosa), militares (apoyo a los turcos en una invasión) y sociales (conflictos entre moriscos y cristianos). La expulsión supuso una pérdida económica para los nobles señores, quienes se opusieron a la medida. Asimismo, provocó el descenso de la producción agraria, una crisis demográfica, la disminución de impuestos y mano de obra y, por último, la colaboración desde África con los piratas berberiscos.
AL-ÁNDALUS
Se denomina Al-Ándalus al territorio de la Península Ibérica controlado por los musulmanes desde el 711 hasta 1492. La expansión fue rápida y no excesivamente violenta, debido a la crisis política de los visigodos, la supremacía militar del ejército musulmán, el pago de menos impuestos y el apoyo de la minoría judía. Controlaron toda la Península, a excepción de la Cornisa Cantábrica y los Pirineos. Al-Ándalus se divide en las siguientes etapas:
a) Emirato Dependiente:
Dependía del Califato de Damasco.
b) Emirato Independiente:
Fundado por Abderramán I (último omeya), se independiza políticamente del Califato de Bagdad.
c) Califato de Córdoba:
Fundado por Abderramán III, se proclama califa asumiendo el poder político, religioso y militar, independizándose del Califato de Bagdad. Fue un período de gran esplendor cultural.
d) Reinos Taifas:
Avance de los cristianos aprovechando la debilidad defensiva de los musulmanes. Derrota en 1212 en la batalla de las Navas de Tolosa. Poco después cae el reino de Granada.
La España Musulmana era una sociedad urbana, donde la mayoría vivía en las ciudades y existía un alto grado de tolerancia con los no musulmanes. La sociedad se componía de los dominadores (árabes -nobleza- y bereberes) y los dominados (muladíes, mozárabes y judíos).
Sus cimientos económicos se basaban en la agricultura, donde se introdujeron nuevos cultivos (arroz, algodón) y nuevas técnicas agrícolas (cultivo intensivo, regadío). En la artesanía, la producción se centraba en el cuero, la cerámica y el vidrio. Para el comercio, mantuvieron relaciones con Occidente y Oriente. El comercio interior se desarrollaba en el zoco.
Al-Ándalus dejó un importante legado cultural en España y Europa. Sobresalen los científicos y filósofos. Nuestro léxico tiene una importante influencia del árabe. Además, quedan obras arquitectónicas religiosas y civiles como la Mezquita de Córdoba, la Alhambra de Granada y la Aljafería de Zaragoza.
LA REPOBLACIÓN
La repoblación fue un proceso de colonización y explotación de las tierras conquistadas por los cristianos a los musulmanes. Fue posible gracias al aumento demográfico europeo de los siglos XI al XIII.
ETAPAS:
1) La primera etapa (siglos IX-X) estuvo marcada por la presura, sistema que se utilizó para la repoblación. Consistía en la ocupación de un territorio vacío sobre el que no existía ningún poder político organizado. Por lo tanto, una persona que pusiera en cultivo una zona se convertía automáticamente en su dueño (según el Derecho Romano).
2) La segunda etapa (siglos XI-XII) se llama concejil por la función que tuvieron los concejos, a los que se les concedía un Fuero o Carta Puebla. Esta forma se extendió por las zonas fronterizas de Al-Ándalus, como la frontera aragonesa y castellano-leonesa. Para repoblar las fronteras se aceptaban incluso a delincuentes, ofreciéndoles ventajas para atraer población (perdón de sus delitos e incluso exención de determinados impuestos a la Corona).
En las tierras conquistadas de Al-Ándalus (Valle del Ebro y Tajo), la situación fue distinta. Se produjo una superposición de colonos del norte con aquellos que permanecieron en sus lugares tradicionales, la mayoría mudéjares.
En el alto Júcar-Turia y Guadiana, la repoblación estuvo dirigida por las Órdenes Militares (organizaciones militares y religiosas que nacieron en la época de las cruzadas y que durante la Reconquista renacieron o se fundaron), a las cuales se les cedieron grandes latifundios.
3) La tercera etapa surgió a partir de la victoria en las Navas de Tolosa. El monarca convocaba una Junta de Repartidores para repartir las tierras y los territorios ganados. Dependiendo de la clase social, unos recibían más que otros. Los bienes repartidos a la Iglesia y a los nobles recibían el nombre de donadíos (predominio de grandes parcelas).
LA ENCOMIENDA
era la relación de dependencia personal entre los conquistadores (encomenderos) y los indígenas (encomendados), y ambos tenían que cumplir con unas obligaciones. El encomendero se comprometía a instruirlos en las costumbres españolas y cristianizarlos, pagarles un salario justo y proporcionarles alimentos. Además, estaban obligados a vivir en la ciudad de los indígenas. Mientras, el encomendado tenía que pagar anualmente unos tributos, en dinero o especie. El encargado de pagarlos era el cacique.
Pero la avaricia y el nulo control que odia ejercer la Corona posibilitó los continuos abusos de los encomenderos, hecho que fue denunciado por los religiosos (Fray Bartolomé de las Casas) llevaron a la Corona a promulgar las Leyes Nuevas de las Indias. Se instituyo la figura del Visitador, que suministraba información sobre la situación de los indios.
Tuvieron su época de esplendor en el siglo XVI, pero a lo largo del siglo XVII fueron perdiendo importancia por el descenso de la población indígena y las nuevas formas económicas (comercio,…). Fueron abolidas definitivamente durante el reinado de Felipe V.
LA PAZ DE WESTFALIA
Durante el reinado de Carlos V, se inicia el imperio hispánico que amplía sus dominios en América y Europa. El periodo de mayor extensión se produce en los reinados de Felipe II y Felipe III, a costa de un esfuerzo económico, demográfico y político, en especial de la Corona de Castilla. Durante el reinado de Felipe IV hay dificultades a la hora de mantener el Imperio.
La Guerra de los Treinta Años fue un conflicto de signo religioso entre católicos y protestantes, pero también lo fue político, ya que supuso la lucha por el dominio en Europa de los Habsburgo. La rebelión protestante vino por Holanda, Dinamarca, Inglaterra, Suecia y por último Francia (rivalidad entre los Asturias y Francia).
Se firmo la Paz de Westfalia. Gracias a esto, Francia recuperó Alsacia y Lorena, Suecia se convirtió en la mayor potencia del norte de Europa y los estados del Imperio Germánico lograron una mayor autonomía. En el plano religioso, sería el monarca de cada país quien decidiría la religión del pueblo.
La Paz de Munster reconoció la independencia de los Países Bajos, y la Paz de los Pirineos puso fin a la guerra con Francia, y se cedían Rosellón, Cerdaña y algunas plazas de los Países Bajos. Además, surgirá el matrimonio entre una infanta con Luis XIV.
Todos estos acuerdos supusieron el fin de la hegemonía española. Ahora sería Francia la primera potencia europea, con el dominio marino por parte de los holandeses e ingleses.