Hubo que esperar a la crisis de gobierno de 1957 para convencer al dictador, que aceptó entregar la dirección económica a los tecnócratas del Opus Dei. El plan de estabilización de 1959:
La reforma económica tenía como objetivo conseguir un fuerte ritmo de crecimiento, una rápida industrialización y la conexión de la economía española con la internacional. El Decreto-Ley de Nueva Ordenación Económica se aprobó en 1959. Era un plan de estabilización. Se trataba de liberalizar la economía, mediante la supresión de trabas burocráticas, el recorte del gasto público y la apertura al exterior.
El desarrollo económico de los años 60
Los resultados fueron inmediatos. Entre 1959 y 1960 se produjo, como era previsible, un fuerte parón económico: caída de salarios, de precios y del consumo. Pero se consiguieron los objetivos de reducción del déficit. La economía española creció a un ritmo altísimo, que se basó sobre todo en el aumento del sector industrial y de servicios. La expansión industrial se basó en los bajos salarios y en la masiva llegada de inversiones extranjeras. El crecimiento de la industria produjo una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las grandes ciudades. Así, modernización agrícola y despoblamiento del interior fueron fenómenos paralelos. La balanza de pagos dejó de ser deficitaria, la entrada masiva de turistas, que llegaron a cubrir el 80% del déficit comercial. A las divisas de los turistas se sumaron las inversiones extranjeras y las aportaciones de los emigrantes. En conjunto, el crecimiento económico español, entre 1961 y 1973 fue elevado y constante, y significó una profunda transformación del tejido productivo y la apertura al exterior.
La España del primer franquismo
La sociedad española de los años 40 y 50 estuvo marcada por el atraso y la pobreza. Además de un retroceso técnico, científico y cultural absoluto. El hambre y la miseria afectaron a la gran mayoría de los campesinos y trabajadores urbanos. Pero también se empobrecieron las clases medias.
La sociedad española de los 60: migraciones y desequilibrio
A partir de 1960, y gracias al crecimiento económico, la sociedad española comenzó a experimentar cambios significativos. El primero tuvo que ver con la emigración masiva de población rural. La principal corriente se dirigió hacia las grandes ciudades, en busca de empleo en la industria. El crecimiento acentuó los desequilibrios en el reparto de la riqueza. Los bajos salarios y la existencia de un sistema fiscal regresivo y fraudulento mantuvieron el nivel de vida de los trabajadores muy por debajo del existente en Europa.
El crecimiento de la población y los servicios públicos
El crecimiento económico provocó un espectacular incremento de población, el llamado ‘baby-boom’. Este crecimiento obligó a multiplicar el número de escuelas e institutos. La expansión se centró en la enseñanza pública. Se modificó el sistema de prestaciones sociales y sanitarias. En realidad, el gasto público en España era escaso y caótico. El elevado crecimiento urbano hizo que las grandes ciudades se convirtieran en áreas metropolitanas.
Indicios de modernización
La concentración de la población en las grandes ciudades fue variando el modo de vida y la mentalidad de los españoles. Entre las novedades más importantes está el incremento de la población activa femenina. Al terminar la década, la luz eléctrica llegaba ya a casi todo el país. Una gran parte de los hogares tenían teléfono y electrodomésticos. Pero el símbolo de la época fue sin duda el Seat 600, que permitió a las clases medias acceder al vehículo particular. Hacia 1970, la sociedad de consumo había llevado a un cambio de mentalidad profundo.
La guerrilla antifranquista
Muchos combatientes republicanos permanecieron hostiles al nuevo régimen desde el final de la guerra. Se ‘echaron al monte’, e iniciaron por su cuenta una labor de hostigamiento a las fuerzas del orden y Ejército. Estaban dirigidas por anarquistas y comunistas principalmente. Las acciones guerrilleras se intensificaron a partir de 1945 y obligaron a utilizar numerosos efectivos de la Guardia Civil y del Ejército para combatirlas. Poco a poco, las partidas fueron capturadas o exterminadas.
Las primeras protestas sociales y la crisis universitaria de 1956
En los primeros años 50 la lucha contra la Dictadura reapareció en el interior del país. Surgieron protestas contra las subidas de precios, como las huelgas de 1951 en Barcelona, País Vasco y Madrid contra las tarifas de los tranvías y las huelgas clandestinas contra los bajos salarios. Pero fue mucho más importante el inicio de la protesta universitaria. Profesores y alumnos pedían mayor libertad en las cátedras y en la opinión pública. La tensión estalló en febrero de 1956 cuando los falangistas, derrotados en las elecciones de la Facultad de Derecho de Madrid, respondieron con violencia. Dos días de lucha en las calles provocaron una dura represión policial. Fueron detenidos varios dirigentes estudiantiles y algunos intelectuales ex-franquistas. Demostró que había una nueva generación dispuesta a oponerse a la Dictadura.
Los partidos y sindicatos de oposición
En el movimiento obrero adquirieron un protagonismo clave las Comisiones Obreras, surgidas en 1962 como alternativa al sindicalismo oficial del Movimiento. Otros sindicatos, como UGT y CNT, también comenzaron a reconstruirse, pero su táctica de no infiltrarse en la Organización Sindical del régimen limitó su implantación.
La creciente lucha de los años 60 y 70
La oposición se fue articulando en movimientos de protesta. La primera movilización fue la de los trabajadores. La oleada de huelgas en las fábricas que se inicia a partir de 1962 tuvo su origen en las dificultades que planteaba el desarrollo económico.