La Crisis de 1898: Causas y Consecuencias
Contexto Histórico
Los años finales del siglo XIX y los iniciales del XX coinciden con el fin de la regencia de María Cristina. Durante este periodo se dejaron sentir los efectos de una triple crisis: social, económica y política.
Crisis Económica
La crisis económica se produjo por la incapacidad de los gobiernos para realizar una reforma del sistema comercial que evitara la crisis de subsistencia y abastecimiento, que se vería agravada con la llegada de los refugiados caribeños. Esta crisis se manifestó en un aumento de la inflación, la depreciación de la moneda (pérdida de su valor) y el descenso del comercio exterior.
Repercusiones Sociales
Las repercusiones sociales consistieron en el aumento de conflictos sociales, expresados en el recrudecimiento de la lucha armada (asesinato de Cánovas en 1897) y los motines de subsistencia en 1898.
Crisis Política
La crisis política se debió a la política exterior. En los años de hegemonía alemana en Europa, la división de los Estados europeos en bloques enfrentados y la expansión colonial por África y Asia, Cánovas optó por una política exterior aislacionista para evitar la implicación del país en conflictos y riesgos innecesarios ante la escasa capacidad militar de España. Como consecuencia, no se pudieron mantener sus posesiones en el Pacífico, obligando a vender las Carolinas y Palaos a Alemania. Además, durante el conflicto cubano ninguna potencia ayudó a España.
El Problema Cubano y la Guerra con Estados Unidos
El problema cubano y la guerra con los Estados Unidos surgen por la imposibilidad de aplicar el proyecto autonomista debido a la oposición de los burócratas, los comerciantes y azucareros españoles, y a la propia política expansionista de los Estados Unidos con intereses económicos en la isla.
Hacia 1875 estalló en la parte oriental de Cuba un levantamiento dirigido por José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo, de carácter popular, con amplio apoyo de negros y mulatos, violentamente reprimido por el ejército español al mando del general Valeriano Weyler.
Ante la imposibilidad de una solución militar, el gobierno propuso una serie de medidas políticas como la autonomía para la isla, la ampliación del sufragio universal para los residentes cubanos y la amnistía política (perdón general), que no evitaron la internacionalización del conflicto.
El grado de implicación de Estados Unidos (apoyo a las guerrillas independentistas, presiones a España para solucionar el conflicto, intento de comprar Cuba) hizo que el enfrentamiento bélico fuera casi inevitable.
El incidente invocado como excusa, la explosión del acorazado Maine en la bahía de La Habana, en febrero de 1898, hizo que los americanos culparan sin pruebas a España. Una hábil campaña de prensa antiespañola y belicista llevó a declarar la guerra a España en abril de 1898.
La Guerra y el Tratado de París
La guerra se decidió en el mar, ya que en mayo la armada estadounidense destruyó a la española en la batalla de Cavite (Filipinas) y de Santiago de Cuba. En diciembre se firmaba en París el acuerdo de paz entre ambos países. Por este tratado, España cedía la soberanía de Puerto Rico, Guam, Filipinas y Cuba a los Estados Unidos. El imperio colonial español llegaba a su fin.
Consecuencias del Desastre del 98
La pérdida de la guerra y de las colonias, conocida como el Desastre del 98, tuvo importantes repercusiones, entre las cuales destacan las siguientes:
- Resentimiento de los militares hacia la clase política, pues consideraban que estos los habían utilizado y les responsabilizaban de la derrota.
- Desarrollo del movimiento popular antimilitarista, ya que el reclutamiento afectaba a las clases más desfavorecidas sin recursos para redimir la incorporación a filas.
- Diseño de una nueva política exterior del gobierno español, enfocada hacia la salvaguarda de sus intereses mediterráneos y en la costa atlántica africana.
El Regeneracionismo
Aparición del regeneracionismo, un movimiento intelectual y crítico con el sistema de la Restauración, que propugnaba la regeneración de España. La figura más destacada fue Joaquín Costa, autor de Oligarquía y Caciquismo (1901), donde denunciaba el atraso del país en todos los ámbitos y defendía la necesidad de convertir a España en una nación moderna y poderosa. Para ello, era obligatorio emprender profundas reformas económicas, educativas y políticas que llevaran a experimentar mejoras en todos los niveles. Para poder conseguir todo esto, debía acabarse con el caciquismo y el falseamiento en la democracia, aparte de necesitar una dictadura provisional que fuera capaz de llevar a la práctica estas reformas. En lo que respecta al Regeneracionismo intelectual y literario, representado por Ángel Ganivet, Miguel de Unamuno y Ramiro de Maeztu, estos expresaban su pesimismo existencial e irracional, reflexionando sobre la profunda decadencia en la que se había sumido España.