c) Guerra colonial y crisis de 1895
La política exterior durante la Restauración tenía los siguientes objetivos:
- No hacerse notar
- Neutralidad en los conflictos
- Salvaguardar a toda costa el resto del Imperio
Los motivos que impulsaron esta política eran:
- Nuestros escasos recursos
- Una marina muy débil
- Economía colonial beneficiosa para España
Alemania había mostrado su interés en la zona del Pacífico y los Estados Unidos estaban interesados en Cuba y Puerto Rico, porque querían dominar todo el territorio americano y España era un obstáculo. La situación de las colonias se complicó desde la década de 1890, provocando que la lucha por la independencia se hiciera imparable.
- En Cuba, los productos españoles (algodón, harinas, vinos, etc.) tenían el mercado protegido por fuertes aranceles, pero España no compraba sus principales productos (azúcar, tabaco); sus compradores eran Estados Unidos, Inglaterra y el norte de Europa. En 1891, el gobierno de Cánovas aprobó una ley arancelaria que prohibía el libre comercio de Cuba con Estados Unidos.
- Políticamente existían intereses enfrentados desde la Paz de Zanjón (1878). Se había creado el Partido Liberal Cubano, que representaba los intereses autonomistas de la burguesía criolla. Frente a ellos, los latifundios azucareros se agruparon en la Liga Nacional y se opusieron a cualquier proyecto autonomista. La dependencia de España se había mantenido por la seguridad que daban sus tropas y su administración para la explotación de los esclavos por parte de los latifundios. Las reformas eran necesarias, pero los gobiernos las fueron retrasando. En 1894 se aprobó un tímido proyecto de autonomía, pero ya era demasiado tarde.
- En Filipinas, la población española era escasa y los capitales invertidos también. La soberanía nacional se mantuvo durante tres siglos gracias a una pequeña fuerza militar y a la presencia de órdenes religiosas (misioneros).
La guerra de la independencia
José Martí, exiliado en Estados Unidos, fundó en 1892 el Partido Revolucionario Cubano, formado por obreros y campesinos que iniciaron la insurrección en febrero de 1895 (Grito de Baire) con Martí, al que se van a unir Maceo y Máximo Gómez. Pronto fueron apoyados por los criollos. Cánovas envió al general Martínez Campos con unos 220 000 soldados para que intentara aplacar la rebelión por vía pacífica, pero no lo logró. Para Cánovas estaba en juego el prestigio de España, su integridad territorial y hasta la propia monarquía. Cuba era muy importante para los españoles, como Baleares o Canarias, y no se podía perder. Envió al general Weyler, que llevó a cabo una política muy dura. Dividió el territorio en líneas fortificadas y concentró en compartimentos a la población civil, para evitar que apoyaran a los guerrilleros.
En Filipinas, José Rizal fundó la Liga Filipina en 1892. Este partido era independentista. La administración española en esta colonia había cometido muchas torpezas. Existía corrupción y no se habían atendido las aspiraciones autonómicas de los grupos moderados. En 1896 estalló la insurrección y Cánovas optó por la solución dura, enviando al general Polavieja, que ejecutó a Rizal, aunque no sirvió de mucho porque fue sustituido por otro líder, Emilio Aguinaldo. En 1897, a la muerte de Cánovas, Sagasta sustituyó a Weyler por el general Blanco y propuso medidas de autonomía y de amnistía para reorientar el conflicto, pero no lo consiguió, ya no les interesaba ni a los rebeldes ni a Estados Unidos.
En Filipinas se envió al general Fernando Primo de Rivera, que logró firmar la paz de Biak-na-Bató con los rebeldes en 1897.
En 1897, el presidente Cleveland fue sustituido por McKinley, y este dirigió a España una oferta de compra de Cuba por 300 millones de dólares, amenazando con su intervención si la isla no era vendida. La postura estadounidense estaba apoyada por la prensa, que criticaba fuertemente la actuación de España contra los rebeldes cubanos.
En febrero de 1898 tuvo lugar la voladura y el hundimiento del Maine, un barco de guerra norteamericano que estaba fondeado en la costa cubana. Las circunstancias de este hecho no fueron aclaradas, pero el enfrentamiento se hizo inevitable.
El 23 de abril de 1898, Estados Unidos declaró la guerra a España, dejando a los cubanos al margen del conflicto, aunque considerándolos independientes. Estados Unidos tenía movilizada una escuadra en el Atlántico en torno a Cuba y preparada otra en el Pacífico, en las costas de Hong Kong, cerca de Filipinas.
En el frente de Filipinas, la escuadra de Dewey destrozó los barcos españoles de Montojo (eran de madera y los estadounidenses de acero).
El 30 de abril, España solo controlaba la capital, Manila. Tras el desembarco de cuerpos expedicionarios norteamericanos (marines) tuvieron lugar algunas batallas y la ciudad capituló el 14 de agosto.
En las Antillas, Cuba quedó bloqueada por la Armada norteamericana. La escuadra del almirante Cervera entró en el puerto de Santiago de Cuba el 19 de mayo y fue inmediatamente rodeada por buques enemigos. Durante el mes de junio desembarcaron en Cuba fuerzas terrestres norteamericanas que se enfrentaron con las españolas. El 3 de julio, Cervera intentó forzar un bloqueo y todos sus navíos fueron destrozados. El 15 de julio, capituló Santiago de Cuba. El 18, España pidió el armisticio y el 25 los norteamericanos ocuparon Puerto Rico. La paz definitiva se firmó en París el 10 de diciembre de 1898, y en ella no participaron los cubanos. España cedió las colonias a Estados Unidos y los archipiélagos de las Carolinas, las Marianas y las Palaos fueron vendidos a Alemania.
Consecuencias de 1898
La perdida de as colonias no fue un hecho aislado. Formo parte de un proceso de redistribución colonial entre las grandes potencias que se produjo a finales del siglo XIX pero supuso una autentica crisis en la conciencia de los españoles, arrastrando consecuencias importantes-En primer lugar, las perdidas humanas, unos 120000 muertos de los cuales la mitad eran españoles, aunque al principio la población no protesto, poco a poco se fue extendiendo la amargura, sobretodo entre las familias pobres que no habían podido librara a sus hijos de las quintas-Los perjuicios psicológicos y morales fueron importantes, los supervivientes volvían heridos, desnutridos o mutilados, a lo que sumar un país desmoralizado por su propia debilidad y lo inútil del sacrificio- Las perdidas económicas no fueron excesivas para la metrópoli, salvo la fuerte subida de precios de los alimentos en 1898, pero a largo plazo si fueron graves. La derrota supuso la perdida de ingresos procedentes de las colonias y de los mercados privilegiados que suponían las mercancías como el cacao o el café deberían comprarse en el futuro a precios internacionales-La crisis política fue inevitable. El desgaste influyo sobre ambos partidos, pero Sagasta tuvo que afrontar la derrota. Con la desaparición de la primera generación de lideres de la Restauración que tuvo que ceder el puesto a otros dirigentes-Pero quizás los mas grave fue el desprestigio del ejercito, a pesar de la capacidad demostrada por algunos dirigentes y del valor de las tropas, las Fuerzas Armadas no estaban preparadas para este conflicto y aunque la responsabilidad era ante todo política el ejercito quedo dañado en su imagen, lo que trajo graves consecuencias en el siglo XXEl regeneracionismo entre quienes analizaron las causas de esta situación destaca una serie de intelectuales llamados regeneracionistas, el más conocido fue Joaquín Costa. Para ellos el origen del problema estaba en el aislamiento del cuerpo electoral del país, la corrupción de los partidos del turno y el atraso económico y social que España tenía con respecto a otros países europeos. Para cambiar la situación propusieron programas basados en la reorganización política, la dignificación de la vida parlamentaria, la reforma educativa, la ayuda social y las obras publicas, es decir, una política encaminada al bien común y no al beneficio de unos pocos privilegiadosEl resultado de eras propuestas fue que se quedaron en la teoría, no formaron partidos ni participaciones en la vida política. Su crítica no paso de poner los problemas encima de la mesa no transcendió. En 1899 formo gobierno el conservador Francisco Silvela, rodeado de políticos reformistas que querían aplicar el regeneracionismo, pero las divisiones internas y el intento de recortar gastos y de llevar a cabo una reforma fiscal, acabaron con el proyecto. En 1901, Sagasti volvió a formar gobierno y en 1902 Alfonso XIII fue proclamado mayor de edad