Pérdida de las Últimas Colonias y sus Consecuencias
Palaos fue finalmente vendida a Alemania. La pérdida de las islas supuso un duro golpe moral para el patriotismo español. Los militares adoptaron posturas más autoritarias, marcando un retorno del ejército a la escena política.
Desarrollo y Estrategia Revolucionaria del Movimiento Obrero (1898-1923)
El republicanismo y el socialismo se erigieron como la principal fuerza de oposición al turno dinástico y al Estado. La intromisión de los militares en la escena política rompió el modelo civil ensayado por Cánovas. El detonante fue la evolución interna del nacionalismo catalán.
La Crisis de 1904 y el Auge del Lerrouxismo
La crisis estalló en 1904 a raíz de la visita del rey Alfonso XIII a Barcelona, cuando un grupo de concejales de la Liga no obedeció los acuerdos del partido de boicotear la visita real. La expansión de la Liga se vio frenada por la aparición del republicanismo lerrouxista, un movimiento con un discurso radical, demagógico y populista, que mostraba un carácter obrerista y revolucionario. El lerrouxismo logró rápidos éxitos electorales, lo que llevó a Lerroux a romper con la Unión Republicana y fundar el Partido Radical en 1908.
La Ley de Jurisdicciones y Solidaritat Catalana
La crisis del civilismo se agravó cuando se publicó un chiste sobre el ejército en la revista Cu-Cut! Los militares, ofendidos, asaltaron las redacciones de Cu-Cut! y La Veu de Catalunya. El gobierno, en lugar de castigar a los militares, los apoyó, cerrando las redacciones y promulgando la Ley de Jurisdicciones, que ponía bajo jurisdicción militar determinados delitos cometidos por civiles. En respuesta, el pueblo catalán formó un movimiento unitario, Solidaritat Catalana, que agrupaba desde carlistas hasta republicanos federales (excepto los lerrouxistas y los partidos dinásticos), así como el movimiento obrero organizado. Solidaritat Catalana presentó una candidatura para las siguientes elecciones municipales con un programa que exigía la derogación de la Ley de Jurisdicciones, un sufragio universal limpio, la modernización del Estado y una mayor descentralización.
La Semana Trágica (1909)
En 1909, el envío de soldados reservistas a luchar contra las cábilas rifeñas tras la derrota del Barranco del Lobo, cerca de Melilla, desencadenó la Semana Trágica. Se convocó una huelga general que derivó en una revuelta, agravada por una ola de anticlericalismo y antimaurismo. El proletariado se oponía a las quintas y al sistema de levas, considerando que la guerra solo beneficiaba a las clases altas. La revuelta comenzó el 18 de julio de 1909, con barricadas, enfrentamientos con la policía y la quema de más de 80 edificios religiosos. Tras una semana, el ejército puso fin a la revuelta con una dura represión: consejos de guerra, cadenas perpetuas, penas de muerte y cierre de sindicatos, escuelas laicas y asociaciones obreras y republicanas.
La Gran Guerra y la Crisis Social
La Gran Guerra y la posterior inflación provocaron un empeoramiento de las condiciones de vida de las clases sociales, ya que la subida de precios no fue acompañada de un aumento salarial. Esto generó un gran descontento social que desembocó en una ola de reivindicaciones y huelgas. En 1917, el sistema de Turno se rompió y se formó un gobierno de concentración. Las fuerzas obreras y sindicales, inicialmente neutrales, se orientaron hacia el modelo ruso tras la Revolución Rusa. Los empresarios, por su parte, continuaron con la política de descenso de salarios.
La Huelga de 1917 y el Trienio Bolchevique
En 1916, la CNT y la UGT firmaron un manifiesto instando al gobierno a intervenir para contener los precios, bajo amenaza de convocar una huelga general. La tensión estalló en agosto de 1917, cuando la UGT, con el apoyo del PSOE, convocó una huelga general que fue reprimida por el ejército mediante la ley marcial. Entre 1918 y 1923 hubo 43 gobiernos y se produjeron varios movimientos revolucionarios, impulsados principalmente por los anarquistas y, en Andalucía, por las revueltas agrarias, conocidas como el trienio bolchevique (1918-1921).
La Huelga de la Canadiense y el Auge del Pistolerismo
En 1919, especialmente en Cataluña, tuvo lugar un importante movimiento huelguístico que se inició con la huelga de la Canadiense, que logró paralizar el 70% de la industria local y consiguió un aumento de jornales y la jornada laboral de ocho horas. Sin embargo, el encarcelamiento de algunos líderes sindicales llevó a la continuación de la huelga y al cierre de empresas por parte de la patronal. La patronal, organizada en la Federación Patronal, contrató a pistoleros a sueldo para asesinar a dirigentes obreros (se registraron 800 atentados) y recortar salarios y mano de obra hasta finales de 1923.