La Crisis de 1917 en España
Durante el verano de 1917, España atravesó una profunda crisis. Los principales focos de conflicto fueron:
- La crisis del estamento militar: El descrédito de la clase política fue el argumento esgrimido por la oficialidad para aumentar su participación en las decisiones del Estado. En 1917 se constituyeron las Juntas de Defensa con el objetivo de rechazar el ascenso por méritos de guerra y reivindicar una subida salarial. Se promulgó la Ley del Ejército, que atendió las demandas militares.
- La crisis del sistema político: Las Cortes quedaron cerradas como respuesta a las Juntas de Defensa. Francesc Cambó propuso sin éxito su reapertura. El modelo de concentración fracasó, pues mientras la burguesía pretendía modificar el sistema de turnos, los partidos de izquierda lo interpretaron como el origen de un movimiento revolucionario.
- La huelga revolucionaria: En Rusia se estaba viviendo un proceso revolucionario que animó las aspiraciones de los grupos de izquierda de muchos países europeos. En España, la UGT promovió una huelga para forzar la abdicación de Alfonso XIII. Aunque el presidente Romanones se comprometió con los huelguistas, su sucesor, Eduardo Dato, rehusó asumir los acuerdos, de modo que se sucedieron las huelgas, duramente reprimidas por el Ejército.
El Trienio Bolchevique (1918-1920)
Entre 1918 y 1920 fue constante la agitación de la izquierda (Trienio Bolchevique), en el que el anarcosindicalismo jugó un papel importante en las revueltas de jornaleros andaluces. Estas tentativas se encontraron con la debilidad de los gobiernos de concentración, de modo que fue la propia patronal quien organizó grupos paramilitares, llamados sindicatos libres, que actuaron contra los líderes sindicales. La dura represión, oficializada con la Ley de Fugas, por la que muchos sospechosos eran abatidos acusados de intentar escapar, provocó la represalia por parte del anarquismo. Dato fue asesinado en Madrid.
La Proclamación de la Segunda República
Tras la dimisión de Berenguer, el almirante Aznar recibió el cometido de convocar un proceso electoral que devolviese al país a los cauces parlamentarios. Las elecciones fueron convocadas de forma escalonada. La campaña electoral adquirió un claro matiz plebiscitario; se cuestionaba monarquía o república. Aunque las candidaturas monárquicas lograron más concejales, las republicanas vencieron en la mayoría de las principales ciudades. En el Palacio Real cundió el desánimo. Se intentó negociar con el Comité Republicano la posible abdicación de Alfonso XIII. Finalmente, se acordó su salida del país sin alterar el orden público. Fue en Éibar donde se izó la primera bandera republicana, pero Madrid simbolizó como ninguna otra el entusiasmo despertado por la República. Una multitud ocupó las calles y se congregó frente a la Puerta del Sol, donde quedó proclamada la Segunda República. Esta decisión desató la fiesta popular, pues fue interpretada como una oportunidad para las clases populares.
La nueva realidad llegó en un contexto internacional especialmente delicado:
- En el plano político, se asistía a la expansión de los fascismos y los nacionalismos, un retroceso de las democracias y una tendencia de radicalización ideológica.
- En el plano económico, la proclamación de la República coincidió con la crisis mundial provocada por el crac bursátil de 1929. Pese a su escasa participación, España se vio afectada.
El Gobierno Provisional de la Segunda República
La Segunda República quedó constituida por diferentes fuerzas políticas:
- La derecha: representada por la Derecha Liberal Republicana de Niceto Alcalá-Zamora, que ocupó la presidencia del gobierno, y por Miguel Maura, ministro de Gobernación.
- Centro: el Partido Radical, al que pertenecían Alejandro Lerroux, ministro de Estado, su programa era anticlerical y populista.
- Centro-izquierda: la Acción Republicana de Manuel Azaña, elegido ministro de Guerra.
- Regionalismo y nacionalismo: presentes a través de Santiago Casares Quiroga, miembro de la Organización Republicana Gallega, y Lluís Nicolau d’Olwer, representante del republicanismo catalán y que asumió la cartera de Economía Nacional. El nacionalismo vasco quedó fuera del primer Gobierno.
- La izquierda: la representaron Indalecio Prieto, en Hacienda; y Francisco Largo Caballero, en Previsión Social.
Todos eran grupos con inclinaciones ideológicas y aspiraciones políticas muy diferentes que tenían en común su voluntad de acabar con la monarquía. El gobierno provisional llevó adelante una intensa labor legislativa mediante decretos orientados a ofrecer soluciones iniciales a los grandes problemas:
- La situación en el mundo rural: se benefició a los trabajadores del campo en cuestiones como la regulación de la jornada laboral.
- Oposición del Ejército: se decretó el retiro voluntario de generales y oficiales.
- Las relaciones entre Iglesia y Estado: Las jerarquías eclesiásticas pronto mostraron su rechazo a la República. La tensión se incrementó con la quema de conventos e iglesias. Estos sucesos tuvieron una enorme gravedad, pues provocaron la división interna del gobierno. El cardenal Segura fue expulsado de España.
- Caciquismo: El Gobierno publicó un decreto regulando las elecciones para evitar los vicios del sistema caciquil.