La Crisis de la Restauración (1918-1923)
El Auge de la Violencia y la Guerra de Marruecos
Entre 1918 y 1923, España se vio inmersa en una profunda crisis política conocida como la Crisis de la Restauración. Esta crisis se agravó por dos factores principales: el auge del Sindicato Libre, una organización paramilitar creada por empresarios para reprimir al movimiento obrero, y la Guerra de Marruecos. Tras la Primera Guerra Mundial, Francia y España reforzaron su control sobre Marruecos. El general Berenguer lideró la campaña en el norte de Marruecos con un ejército formado por soldados de reemplazo y la Legión.
En 1921, las tropas españolas sufrieron una grave derrota en Annual a manos de las fuerzas de Abd el-Krim, con un saldo de 13.000 bajas. Este desastre militar, conocido como el Desastre de Annual, causó una gran indignación popular y un profundo malestar dentro del ejército, que se consideraba mal equipado y dirigido. Este clima de inestabilidad propició el golpe de Estado liderado por Miguel Primo de Rivera.
El Golpe de Estado de Primo de Rivera
Ante la pasividad del rey Alfonso XIII, el golpe de Estado de Primo de Rivera triunfó. El rey se limitó a nombrar a Primo de Rivera jefe de gobierno. Esta decisión reflejaba el contexto europeo de la época, marcado por el ascenso de los fascismos y la crisis de la democracia. El nuevo régimen se presentó como una solución regeneracionista para los problemas del país.
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)
La Instauración de la Dictadura Militar
La primera medida de Primo de Rivera fue instaurar una dictadura militar. El gobierno quedó en manos del ejército, se declararon estados de guerra, los gobernadores civiles fueron sustituidos por militares y se suspendieron las garantías constitucionales, incluyendo los derechos de reunión, asociación y expresión. El Congreso fue disuelto, eliminando el poder legislativo, y se impuso una férrea censura de prensa.
Consolidación del Poder y Fin de la Guerra de Marruecos
Entre 1924 y 1925, el régimen se consolidó. Primo de Rivera persiguió a la CNT, que tuvo que pasar a la clandestinidad, y reprimió a los movimientos nacionalistas, suprimiendo la Mancomunitat de Catalunya y prohibiendo el catalán y la sardana. El PNV también fue prohibido, junto con su periódico.
En 1925, el ejército español, en colaboración con las tropas francesas, logró derrotar a Abd el-Krim, poniendo fin a la Guerra de Marruecos. Esta victoria reforzó el poder de Primo de Rivera y le permitió afianzar su posición frente a los militares africanistas y la oligarquía. Inspirado por el modelo italiano, Primo de Rivera creó un partido único, la Unión Patriótica, y un sistema corporativo.
El Directorio Civil y la Oposición Creciente
En 1925, Primo de Rivera reemplazó el directorio militar por uno civil. Se formó una Asamblea Nacional Consultiva, elegida por sufragio restringido, para elaborar una nueva constitución que no reconocía la soberanía nacional ni la división de poderes. La dictadura se benefició de los años de prosperidad económica, lo que permitió a Primo de Rivera implementar políticas populistas. Sin embargo, la falta de reformas estructurales y la creciente oposición de diversos sectores (liberales, militares, intelectuales, estudiantes y la izquierda obrera) debilitaron el régimen.
El Fin de la Dictadura y la Proclamación de la República
La crisis económica de 1929 agravó la situación en España, con la devaluación de la peseta y el aumento del paro. En enero de 1930, Primo de Rivera dimitió. El rey Alfonso XIII encargó al general Berenguer la formación de un nuevo gobierno para restaurar el régimen constitucional. Sin embargo, la lentitud del proceso de democratización aumentó el descontento social.
En 1930, republicanos y nacionalistas firmaron el Pacto de San Sebastián, un acuerdo para oponerse a la monarquía. En diciembre de 1930, una sublevación militar republicana fracasó, pero la ejecución de sus líderes, Galán y García Hernández, generó una ola de protestas. Tras la dimisión de Berenguer, el almirante Aznar convocó elecciones municipales en abril de 1931. El resultado fue favorable a las candidaturas republicanas, lo que llevó a la proclamación de la Segunda República Española el 14 de abril de 1931.