El Reinado de Alfonso XIII y la Crisis Política
Durante el reinado de Alfonso XIII, entre 1902 y 1923, España experimentó una profunda crisis política marcada por problemas socioeconómicos, políticos, religiosos, culturales, regionales y militares. Como respuesta a esta crisis, surgió el movimiento regeneracionista, que proponía la modernización del país.
El Regeneracionismo de los Partidos Dinásticos
Alfonso XIII coincidió con un momento de debilidad interna de los partidos dinásticos, debido a la falta de liderazgo tras la desaparición de Cánovas y Sagasta. Esto condujo a una inestabilidad política agravada por el intervencionismo del rey en la vida política y el Ejército, lo que provocó una pérdida de liderazgo.
Antonio Maura y la «Revolución desde Arriba»
Antonio Maura, líder conservador, asumió la Presidencia del Gobierno con el objetivo de llevar a cabo una «revolución desde arriba». Su plan consistía en incorporar a las nuevas clases sociales a la vida política para evitar una revolución social, y en implementar reformas para asentar el sistema liberal parlamentario. Entre sus medidas se destacaron:
- Moralización de las elecciones y lucha contra el caciquismo con la Ley Electoral, estableciendo el voto obligatorio.
- Modernización del poder con la Ley de Administración Local, que otorgaba mayor autonomía y permitía la formación de mancomunidades.
- Creación del Instituto Nacional de Previsión.
La Semana Trágica y el Gobierno de Canalejas
Las reformas de Maura se vieron truncadas por la Semana Trágica de Barcelona en 1909. Este evento, iniciado con una huelga general convocada por republicanos, radicales, socialistas y anarquistas contra el envío de tropas a Marruecos, coincidió con los sucesos de la emboscada del Barranco del Lobo. La represión gubernamental provocó una fuerte campaña contra Maura, quien finalmente dimitió.
Le sucedió el liberal José Canalejas, quien representaba una tendencia más izquierdista, enfocada en el progreso de la democracia y la ampliación de las redes sociales del régimen. Canalejas se centró en mejorar el sistema parlamentario con la Ley del Candado y la Ley de Mancomunidades.
Los Partidos Antidinásticos y el Movimiento Obrero
Los partidos antidinásticos y el movimiento obrero representaron una nueva fuerza regeneradora y unificadora en España. Los republicanos se unieron en la Unión Republicana de Salmerón y Lerroux, mientras que Alejandro Lerroux fundó el Partido Radical, de carácter populista y anticlerical.
Los nacionalismos también cobraron fuerza, uniendo sus reivindicaciones autonomistas. En Cataluña surgió la Lliga Regionalista de Cambó, y en el País Vasco el Partido Nacionalista Vasco (PNV), de tendencia moderada.
El movimiento obrero se consolidó como una fuerza emergente en las zonas industriales y en el campesinado de Extremadura y Andalucía. Aparecieron el sindicato anarquista Solidaridad Obrera y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), mientras que el socialismo avanzaba con el PSOE y la UGT, liderados por Pablo Iglesias.
La dimisión de Maura y el asesinato de Canalejas marcaron el final del dominio de los partidos de la Restauración.
Las Consecuencias de la Primera Guerra Mundial y la Crisis de 1917
La Primera Guerra Mundial tuvo graves consecuencias económicas para España, especialmente para las clases trabajadoras, que sufrieron los efectos de la inflación. Esto condujo a la gran crisis del verano de 1917, que se manifestó en tres tipos de conflictos:
- **Militar:** Enfrentamiento en el ejército entre los militares peninsulares y africanos por la subida de precios y los ascensos. A través de las Juntas de Defensa, lograron la regulación de sus ascensos mediante escala cerrada.
- **Político:** Los diputados catalanes convocaron una Asamblea de Parlamentarios solicitando un gobierno provisional y Cortes Constituyentes, con el objetivo de acabar con el turnismo.
- **Social:** La Gran Guerra había incrementado las desigualdades sociales, y los sindicatos obreros respondieron con huelgas. La UGT convocó una huelga general, apoyada por la CNT, que fue duramente reprimida por el gobierno.
Las consecuencias de la crisis de 1917 fueron el fin del turnismo, el peligro de una revolución social y una mayor intervención política del Ejército.
La Descomposición del Régimen y la Guerra de Marruecos
En los años siguientes, el régimen de la Restauración se descompuso aún más. La inestabilidad de los gobiernos, la conflictividad social, la cuestión catalana, el terrorismo anarcosindicalista y la oleada de huelgas, como la de «la Canadiense» en Barcelona, agravaron la situación.
El imperio colonial en África se planteó como una solución a la pérdida del imperio de ultramar, con el apoyo del ejército y el rey, pero con el rechazo de los partidos de izquierda y la opinión popular. La zona de ocupación española se limitaba a una franja al norte, cerca de Ceuta y Melilla, según lo establecido en la Conferencia de Algeciras.
La zona se convirtió en un escenario de guerra debido a la resistencia de las tribus del Rif. El conflicto se intensificó cuando España ocupó los territorios de Yebala y el Rif. Una operación militar dirigida por el general Silvestre se precipitó, produciéndose el desastre de Annual en 1921, donde el ejército español fue derrotado, perdiendo 10.000 soldados y los territorios ocupados.
En España se exigieron responsabilidades políticas y se investigó el expediente Picasso, que acusaba de negligencia a los mandos militares y apuntaba al rey. La actitud expansionista de Abd-el-Krim llevó a España y Francia a organizar el desembarco de Alhucemas en 1925, logrando una importante victoria y poniendo fin a la guerra.