La Crisis del Antiguo Régimen (1788-1814)
La crisis del Antiguo Régimen comenzó durante el reinado de Carlos IV (1788-1808), que estuvo marcado por la Revolución Francesa, el Imperio Napoleónico y una crisis interna.
Ámbito Político
En el ámbito político, pese a su éxito evitando que calaran los pensamientos revolucionarios franceses, el rey reemplazó a Floridablanca por el conde de Aranda, que a poco tiempo fue sustituido por Godoy. Este último aplicó medidas económicas y educativas, pero fue rechazado por la nobleza y la iglesia. El príncipe Fernando aprovechó para intentar reemplazar a su padre en el trono (Proceso del Escorial).
Las tropas francesas se instalaron en el territorio, con intención de hacerse con él. Godoy intentó poner a salvo al rey y se produjo una sublevación conocida como el Motín de Aranjuez (1808) dirigida por un sector de la nobleza. Godoy fue destituido y Carlos IV cedió el trono a su hijo Fernando VII. Ante la debilidad de la monarquía, Napoleón se hizo con el trono convocando a la Familia Real en Bayona, provocando el levantamiento del pueblo del 2 de mayo, lo que llevó a los fusilamientos del 3 de mayo. El 5 de mayo, Napoleón hizo que Fernando VII le devolviese el trono a su padre y que este se lo entregase a él para luego dárselo a su hermano José Bonaparte. La Familia Real permaneció fuera de España hasta que los españoles se enteraron de lo sucedido y de las abdicaciones de Bayona, rechazando así al nuevo rey.
Durante el reinado de José Bonaparte, España se dividió en dos grupos: los patriotas, que no reconocían a José como rey, y los afrancesados, que sí lo reconocían. Se organizaron Juntas ante la parálisis del ejército español, a excepción de Daoiz y Velarde, extendiéndose la lucha armada por todo el país y dando comienzo a la Guerra de Independencia (1808-1814).
Primera Fase de la Guerra de Independencia
La segunda fase fue de noviembre de 1808 a enero de 1812. Tras la llegada de Napoleón al frente de la Grande Armée en noviembre de 1808, el ejército español fue aniquilado tras numerosas derrotas (Ocaña y Talavera). En 1810 solo resistía Cádiz gracias al apoyo británico. Sin embargo, aunque se desintegró el ejército, la guerra siguió mediante guerrillas. En enero de 1812, la retirada de las tropas francesas para participar en la invasión rusa, permitió la recuperación del territorio español.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812
Tras el inicio de la Guerra de Independencia se formaron Juntas locales y provinciales que acabaron formando una Junta Suprema Central en Aranjuez. Esta Junta estuvo al mando de la corona en nombre de Fernando VII, dirigió el ejército y pidió ayuda a Gran Bretaña para enfrentarse a Francia. Tras la invasión de Andalucía, trasladó su poder a un Consejo de Regencia, establecido en Cádiz.
El 24 de septiembre de 1810 se empezaron a reunir los diputados en la isla de León. Los representantes (hombres) se escogieron por sufragio universal, y aunque en un principio se contempló la presencia de representantes de las colonias americanas, finalmente fueron sustituidos por suplentes residentes en Cádiz (por ser la ciudad más liberal).
La comisión de Cortes viajó por todo el país para recoger las propuestas de cambio a incluir en la Constitución. Se distinguieron tres grupos entre los diputados:
- Absolutistas: (restauración del Antiguo Régimen) querían en el trono a Fernando VII.
- Reformistas/Jovellanistas: (reformas limitadas manteniendo la tradición).
- Liberales: (régimen liberal en ausencia del rey) liderados por Argüelles o el Conde de Toreno.
Las Cortes estaban integradas por representantes del clero, abogados, militares, etc., también hubo nobles, comerciantes, etc. No hubo mujeres ni campesinos.
Las Cortes establecieron el derecho de Constitución, que la soberanía residía en la nación y estaba representada por las Cortes, que el poder legislativo también residía en ellas y que su objetivo era elaborar una Constitución, entre otras cosas.
La Constitución de 1812″La Pep»
La Constitución se terminó el 19 de marzo de 1812 y se la conoce como “La Pepa”. Fue un acuerdo entre los 3 grupos, pero en mayor medida intervinieron los liberales. Consta de 384 artículos distribuidos en 10 capítulos que recogen:
- La definición del nuevo estado como una monarquía moderna (no absolutista) y hereditaria con poderes divididos, implicando que el rey debía jurar la Constitución (reconociendo que está por debajo de ella).
- El poder ejecutivo lo tenía el rey, el legislativo residía en las Cortes y el judicial era de los tribunales de justicia.
- Los diputados eran elegidos cada dos años por sufragio universal masculino e indirecto.
- Solo había un fuero para todos los españoles (menos Clero y Nobleza), sin excepción ni privilegio.
- La Constitución recoge derechos fundamentales del individuo como su igualdad ante la ley.
- Se establecen también las primeras escuelas de letras.
- En cada provincia habría cuerpos de Milicia Nacional (personas que defienden la constitución).
- Se impone el catolicismo como religión oficial.
- Se reconoce la soberanía nacional (autoridad reside en la nación) representada por las Cortes.
La Constitución sirvió de ejemplo para las constituciones de otros países. Estuvo vigente de 1812-1814 hasta que Fernando VII la abolió, de 1820-1823 con la época del Trienio Liberal y de 1836-1837 durante la regencia de M.ª Cristina.
Las Cortes aprobaron medidas económicas y sociales para acabar con el Antiguo Régimen, algunas fueron: la abolición de los señoríos jurisdiccionales y de tradiciones feudales, supresión de gremios, privilegios de la Mesta y los mayorazgos, abolición de la Inquisición, etc. Sus objetivos eran la vigencia de un sistema político constitucional y parlamentario, igualdad de todos ante la ley y libertad económica.
El Reinado de Fernando VII (1814-1833)
El reinado de Fernando VII, conocido como “el Deseado”, da comienzo con el Tratado de Valençay el 11 de diciembre de 1813, cuando se acuerda el destronamiento de José Bonaparte. En 1814 Napoleón es derrotado en Europa y Fernando VII regresa a España creando una nueva ruta (Girona, Valencia y Madrid) buscando apoyos del pueblo, nobleza y clero. Un grupo de 69 diputados absolutistas que participaron en las Cortes le dieron al rey “el Manifiesto de los Persas”, solicitando la abolición de la Constitución y la restauración del absolutismo.
El 4 de mayo de 1814 Fernando VII aceptó y se emitió el “Decreto de Valencia”, volviendo a instaurar una monarquía absolutista. El rey estuvo apoyado por el ejército, parte del pueblo e Iglesia y anuló el poder legislativo de las Cortes, promoviendo una represión contra los constitucionalistas. Muchos liberales se exiliaron o actuaron a escondidas, lo que provocó levantamientos.
Etapas del Reinado de Fernando VII
El reinado de Fernando VII se divide en 3 etapas:
Sexenio Absolutista (1814-1820)
Se establece la Inquisición y dominaban la Iglesia junto a la “camarilla” (personas ineptas de confianza del rey). Esta época supuso la vuelta al absolutismo y las instituciones del Antiguo Régimen, suponiendo una decadencia económica y la vuelta a la hacienda tradicional.
Durante este periodo, América se independiza y ya no llegaban los caudales de la Indias. España era desprestigiada y no fue aceptada en el sistema de los tratados internacionales, por falta de una política coherente y estable. Entre 1814-1819 se produjeron pronunciamientos a favor de la restauración de la Constitución de 1812, pero fracasaron. El 1 de enero de 1820, el coronel Rafael de Riego proclamó la Constitución de 1812 en las Cabezas de San Juan (Sevilla).
Trienio Liberal (1820-1823)
Fernando VII aceptó y juró dicha Constitución el 9 de marzo de 1820, comenzando así la segunda etapa de su reinado: el Trienio Liberal (1820-1823). Durante este periodo, se intentó llevar a cabo la Constitución de 1812, además la Iglesia fue apartada del poder, se expulsó a los jesuitas y se abolieron todos los decretos del absolutismo, se anuló la Inquisición y los señoríos. Fernando VII boicoteó la labor de las Cortes. Los liberales se dividieron en dos grupos: los moderados (a favor de la Constitución de 1812) y los exaltados (a favor de la reducción del poder del rey, nobleza y clero).
Durante los dos primeros años lideraron los moderados y durante el último año lideraron los exaltados. Los absolutistas junto a Fernando VII intentaron hacer fracasar el régimen. En 1822 Cataluña, País Vasco, Galicia, Navarra y Valencia tenían zonas en las que la nobleza y el clero absolutistas tenían organizados grupos militares para presionar a los constitucionalistas, como la sublevación de la Guardia Real en julio de 1822 o la creación de la Regencia de Urgel que quería actuar como gobierno.
La intervención de las potencias europeas acordadas en el “Congreso de Verona” garantizó la victoria de estos golpistas, con la entrada de los “Cien Mil Hijos de San Luis” (ejército francés) dirigido por el Duque de Angulema, que recorrió el país persiguiendo al gobierno liberal (en Cádiz). En abril de 1823 finalizó este gobierno por la intervención del ejército y los desacuerdos entre los liberales, dejando paso a la última etapa del reinado de Fernando VII: la Década Ominosa (1823-1833).
Década Ominosa (1823-1833)
Esta etapa trajo una ola de abolición de todas las libertades políticas. Muchos liberales fueron ejecutados y otros huyeron hacia América. La Iglesia recuperó su poder. Se hicieron cambios y se modernizó la administración del Estado, se estableció un Consejo de Ministros y se reorganizó la Hacienda pública gracias al papel del ministro. Se creó el Banco de San Fernando, la Bolsa o el Ministerio de Fomento. Los absolutistas pidieron a Fernando la restauración del régimen señorial con el “Manifiesto de los Realistas Puros”. En 1827 los catalanes exigieron la vuelta al absolutismo. Con esto vino el problema sucesorio.
La Cuestión Sucesoria
La cuestión sucesoria surge al final del reinado de Fernando VII. Su mala salud y su falta de descendencia crearon esperanzas de poder gobernar a su hermano Carlos, pero María Cristina se quedó embarazada de una niña llamada Isabel. Por eso el rey impuso una nueva ley llamada la Pragmática Sanción que anulaba la Ley Sálica, la cual impedía reinar a las mujeres.
El nacimiento de Isabel supuso un problema puesto que los absolutistas apoyaban a Carlos. El rechazo de los derechos de Isabel por parte de Carlos fue conocido como “Sucesos de la Granja” (1832). Los que apoyaban a Carlos (carlistas), dirigidos por Calomarde hicieron que el rey aboliera la Pragmática Sanción en un momento de enfermedad, pero después se volvió a instaurar. Comenzó a gobernar Cea Bermúdez.
Carlos fue exiliado a Portugal. Luego murió el rey Fernando VII (1833) dejando el trono a su hija, cosa que a su hermano no le gustó y empezaron las Guerras Carlistas porque Carlos se autoproclamó rey en el Manifiesto de Abrantes (1 de octubre de 1833).
La Emancipación de América
El proceso se generalizó a partir de 1808 junto a la Guerra de Independencia y a la creación de Juntas integradas por criollos. Terminó durante el reinado de Fernando VII. En 1825 España solo contaba con Cuba, Puerto Rico y Filipinas.
Causas de la Emancipación
Las principales causas de esta emancipación fueron:
- Los errores administrativos de los españoles, con un modelo centralizado en todo el territorio.
- La aspiración a liberarse de la autoridad de los funcionarios que impedían el ascenso social a los criollos.
- La demanda de un libre comercio que se opuso al control de la metrópoli.
- La influencia de la independencia de Estados Unidos.
- La expansión de las ideas revolucionarias francesas.
- La debilidad española ante la derrota de la flota y la falta de comunicación con las distintas colonias, interrumpida por la Guerra de Independencia.
Fases de la Emancipación
Este proceso tuvo distintas fases:
Primera Etapa (1808-1814)
Se formaron Juntas que intentaron tomar el control, pero fracasaron. Solo lograron independizarse Paraguay (1811), Uruguay (1828) y Argentina (1816).
Segunda Etapa (1814-1825)
San Martín marchó sobre Chile y derrotó a los realistas en la batalla de Chacabuco (1817) y Maipú (1818), junto a O’Higgins, independizando Chile en 1818. Simón Bolívar ganó la batalla de Boyacá (1819), Carabobo (1821) y Pichincha (1822) separando el Virreinato de Nueva Granada en Venezuela, Colombia y Ecuador, las cuales forman la República de la Gran Colombia, disuelta en 1830.
La última derrota española fue Ayacucho (1824), consiguiendo la independencia de Perú en 1824. En México, Hidalgo y Morelos proclamaron su independencia en 1810, pero fueron derrotados hasta que Agustín de Iturbide en 1821 suscribió el Plan de Iguala (manifiesto), aceptando la monarquía constitucional, el catolicismo y la igualdad de todos los mexicanos ante la ley. Iturbide se autoproclamó emperador como Agustín I, pero fue derrotado en 1824 dando lugar a una república federal. Los países de la actual América Central se separaron de México e hicieron una confederación (1823), separándose en 1838. Después Cuba y Puerto Rico se quedaron en América y Filipinas en Asia junto a las Carolinas, Marianas y Palaos.
Consecuencias de la Emancipación
Esta independencia trajo consecuencias tanto para España como para las colonias.
Consecuencias para España
- Pérdida del mercado americano.
- Escasez de materias primas baratas.
- Grandes pérdidas de ingresos para la Hacienda española.
- Conversión en una potencia secundaria en el plano internacional.
Consecuencias para las Colonias
- Creación de 15 nuevos estados dirigidos por criollos.
- Creación de gobiernos autoritarios.
- Guerras entre las repúblicas.
- Los militares acaban teniendo poder político.
- La Gran Colombia no prosperó.
- El resto de las colonias entraron en la “órbita comercial” de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Legado Español en América
España dejó una serie de legados en América en diferentes aspectos como el político, económico, social o cultural; como por ejemplo:
- Instituciones.
- Productos mediterráneos como la triada mediterránea, caballos, ovejas, el arado, armas de fuego, etc.
- El español como idioma oficial y el cristianismo como religión principal.
- Centros educativos como universidades.
- Arte.
- Ciudades con estructuras al estilo europeo.
El Reinado de Isabel II (1833-1868): Minoría de Edad y Regencias
El reinado de Isabel II se inició en 1833 a la muerte de su padre Fernando VII, pero no fue efectivo por su minoría de edad hasta 1843. Durante esos años hubo dos regencias: la de su madre, M.ª Cristina de Borbón (1833-1840), y la del general Espartero (1840-1843).
Regencia de M.ª Cristina de Borbón (1833-1840)
M.ª Cristina mantuvo a Cea Bermúdez como jefe de gobierno. La escasez de reformas (división provincial de Javier de Burgos) comprometía el apoyo liberal a la regente, que le sustituyó por el moderado Martínez de la Rosa. Su conservadurismo (Estatuto Real, 1834) llevó a los liberales progresistas a promover el pronunciamiento militar de los sargentos de La Granja (1836), viéndose forzada la regente a restaurar la Constitución de 1812 y nombrar presidente a Calatrava, que promovió reformas (desamortización de Mendizábal, supresión de diezmos, señoríos y mayorazgos) que liquidaron el Antiguo Régimen. En 1837 se aprobó una nueva constitución consensuada entre progresistas, moderados y la Corona. La regente sustituyó al Gobierno progresista por uno moderado y su intento de eliminar la elección democrática de los alcaldes provocó altercados con los progresistas que obligaron a M.ª Cristina a ceder la regencia al general Espartero.
Regencia de Espartero (1840-1843)
Entre las medidas que tomó Espartero destaca la ley librecambista para el sector textil que no fue bien recibida en Barcelona, donde se produjeron revueltas que fueron sofocadas bombardeando la ciudad. Esta política autoritaria dio pie a que hasta los progresistas retiraran su apoyo a Espartero, que marchó al exilio tras el pronunciamiento del general Narváez (líder de los moderados). El fracaso de las dos regencias llevó a la anticipación de la mayoría de edad de Isabel II, que fue proclamada reina con 13 años.
La Guerra Carlista (1833-1840)
Durante la regencia de M.ª Cristina tuvo lugar la Primera Guerra Carlista, cuyo origen radica en el problema sucesorio de Fernando VII, que en 1830 abolió la Ley Sálica y desterró a su hermano Carlos María Isidro a Portugal. Éste, al morir el rey (1833), publicó el Manifiesto de Abrantes reclamando el trono. Las partidas carlistas tomaron la región vasco-navarra (salvo las grandes ciudades) y amplias áreas rurales de Aragón, Cataluña y Valencia (1833-1835). El general Zumalacárregui convirtió las partidas carlistas en un fuerte ejército, pero fracasó en el sitio de Bilbao, en cuyo asalto murió. Entre 1835 y 1837 los carlistas intentaron ampliar su dominio mediante las expediciones dirigidas por el general Gómez y el propio Carlos V, pero fracasaron por su falta de apoyo en las ciudades. Espartero alcanzó gran prestigio tras levantar el segundo sitio carlista a Bilbao (batalla de Luchana, 1836).
Los fracasos dividieron al carlismo facilitando que Espartero firmase con el carlista Maroto el Convenio de Vergara (1839). A cambio de la rendición carlista, Espartero se comprometió a evitar las represalias y a pedir a la regente el mantenimiento de los fueros y la incorporación al ejército nacional de los oficiales carlistas que lo deseasen. Esto no fue aceptado por algunos carlistas que, liderados por el general Cabrera, continuaron luchando hasta 1840 en el Maestrazgo.
Consecuencias de la Primera Guerra Carlista
El triunfo liberal en la Primera Guerra Carlista supuso:
- La consolidación de Isabel II en el trono.
- Una gran absorción de recursos económicos (desamortización de Mendizábal).
- El aumento del protagonismo de los militares en la vida política.
- Grandes pérdidas humanas y materiales.
División del Liberalismo
Durante la minoría de edad de Isabel II se confirmó la división del liberalismo en progresistas y moderados. Ambas corrientes defendían la monarquía constitucional frente al absolutismo, pero:
- Los progresistas apostaban por la soberanía nacional (limitación de los poderes del rey) y amplios derechos individuales (incluyendo la libertad religiosa).
- Los moderados defendían amplios poderes para la Corona (soberanía compartida con las Cortes), derechos individuales limitados (sufragio censitario muy restringido) y la confesionalidad del Estado. Sus principales apoyos fueron la alta nobleza, el Ejército y las clases urbanas.
Por otro lado, se encontraban los carlistas, absolutistas que defendían el Antiguo Régimen y los fueros (su lema era “Dios, patria, rey y fueros”. Estuvieron apoyados por la baja nobleza rural, el clero y los campesinos de las provincias vascas, Navarra, Cataluña y el Maestrazgo.
Constituciones del Periodo
En este periodo se aprobaron dos constituciones, fruto de la inestabilidad política.
Estatuto Real (1834)
El Estatuto Real (1834) no era propiamente una constitución, sino una carta otorgada muy conservadora que reservaba gran poder a la Corona: no se reconocía la soberanía nacional ni los derechos individuales, las Cortes eran bicamerales, divididas en Estamento de Próceres (designados por la Corona) y de Procuradores (elegidos por sufragio censitario muy restrictivo) que no redactaban leyes, sino que solicitaban su elaboración a la Corona.
Constitución de 1837
La Constitución de 1837 en cambio fue consensuada por todos los liberales y la Corona, estableciendo la soberanía nacional, un amplio reconocimiento de derechos individuales (expresión, igualdad jurídica, propiedad), si bien no recogía la libertad religiosa, y una relativa división de poderes. Respecto al ejecutivo, el rey nombraba al presidente del Gobierno y los ministros; la Corona sancionaba las leyes y convocaba y disolvía las Cortes. El poder legislativo lo formaban unas Cortes bicamerales divididas en Congreso de los Diputados y Senado (con capacidad de veto sobre las leyes aprobadas por el Congreso). En el ámbito municipal los alcaldes serían elegidos democráticamente.
El Reinado de Isabel II (1843-1868): Mayoría de Edad
La segunda fase del reinado de Isabel II se divide en tres fases:
Década Moderada (1844-1854)
Estuvo bajo el mando de los moderados, liderados por el general Narváez. Fue una época de estabilidad política y económica con reformas políticas y sociales con intereses para la oligarquía terrateniente. Se puso en práctica el liberalismo doctrinario que estaba a favor de la soberanía compartida, sufragio censitario y derechos y libertades restringidos. Se trató de consolidar el Estado liberal con la redacción de la Constitución de 1845 (moderada), se caracterizó por la soberanía compartida entre el rey y las Cortes, la división de poderes y las Cortes bicamerales, entre otras cosas. Estuvo vigente de 1845-1854 y 1856-1868.
Los moderados aprobaron una serie de reformas para conseguir una mejor administración con la creación de una ley electoral (1846) para elegir a los gobernantes civiles de cada provincia y la elección de alcaldes. Crearon la Guardia Civil, unificaron los pesos y medidas, un nuevo código penal (1848) y la reforma de la Hacienda para mejorar el sistema impuesto por la ley de Mon-Santillán en 1845. Con la firma del Concordato de 1851 la Iglesia se acercó y el culto y el clero tuvieron que aceptar desamortizaciones. Las consecuencias de esto fueron las Guerras Carlistas y la oposición de los progresistas, lo que provocó el pronunciamiento de la Vicalvarada en 1854. Los moderados se enfrentaron a la camarilla de la reina y a los progresistas.
Bienio Progresista (1854-1856)
Se produjo un pronunciamiento dirigido por O’Donnell, comenzó en Vicálvaro, apoyado por el Manifiesto de Manzanares, creado por Cánovas del Castillo, en el que pedía una serie de cosas como la reducción de impuestos y la creación de nuevas leyes electorales. También el restablecimiento de la Milicia Nacional. La revolución tuvo éxito y se formaron Juntas revolucionarias en julio de 1854. Tras esto, Espartero y O’Donnell formaron un gobierno en el que destacan la restauración de leyes electorales, el restablecimiento de una Milicia Nacional y la práctica de desamortizaciones eclesiásticas elegidas por Pascual Madoz, entre otras cosas. También se elaboró una Constitución en 1856 que no entró en vigor, era de ideología progresista. Esto trajo como consecuencia inestabilidad social y diferencias entre Espartero y O’Donnell. En 1856, Espartero se apartó del poder siendo sustituido por Narváez. A la izquierda del progresismo estaba la democracia y la república.
Alternancia de la Unión Liberal y los Moderados (1856-1868)
Los moderados estaban liderados por Narváez (1856-1858) y los liberales (1858-1863) por O’Donnell. Fue un periodo de gran progreso económico con la inversión en líneas férreas y por la política exterior entre Marruecos, México, Perú, Chile y Conchinchina.
En 1860 se produjo una insurrección carlista y en 1861 una revuelta campesina en Loja. Desde ahí se produjo una oposición contra la corona y contra el gobierno moderado (1863) reflejada en el acontecimiento de la Noche de San Daniel (10 de abril de 1865), una protesta de estudiantes a favor de su profesor de historia. Los progresistas intentaron acceder al poder a través de un pronunciamiento encabezado por Juan Prim, en Villarejo de Salvanés, que fracasó en 1866. También el levantamiento de un grupo de sargentos progresistas en el Cuartel de San Gil (Madrid) en 1866. En 1866 se produjo una crisis económica mundial que trajo como consecuencia la quiebra de bancos, ferrocarriles y la industria textil catalana. También hubo una crisis política por el agotamiento de los líderes de gobierno.
Por otro lado, se reunieron representantes progresistas, demócratas y republicanos en Bélgica, donde firmaron un pacto para derrocar a Isabel II al que más tarde se unió la Unión Liberal liderado por Serrano. En 1868 se produjo la Revolución de la Gloriosa.
Partidos Políticos durante el Reinado de Isabel II
Los partidos políticos durante el reinado de Isabel II tenían una representación escasa puesto que no necesitaban apoyo en el sufragio censitario y porque el proceso electoral estaba controlado por el gobierno. A esto se suma el apoyo de Isabel a los moderados, lo que provocó que el pronunciamiento fuese la única forma de llegar al poder.
- Liberales Moderados: Defendían una monarquía constitucional, soberanía compartida (entre la reina y las Cortes), derechos limitados, sufragio universal restringido. Recibieron apoyo de la alta burguesía, terratenientes, aristocracia y altos cargos militares. Representados por Narváez durante la primera mitad del siglo XIX.
- Liberales Progresistas: Apoyaban una soberanía nacional (Cortes), limitación de los poderes de la reina. Defendían un sufragio censitario más amplio, eran partidarios del librecambismo y las desamortizaciones. Apoyados por la burguesía, clases medias, profesionales liberales y algunos militares. Representados por Espartero durante la primera mitad del siglo XIX.
- Partido Demócrata (1849): Creado tras la Revolución de 1848 a partir del Partido Progresista. Defendían la soberanía popular representada por las Cortes, sufragio universal masculino, independencia de poderes locales, partidarios de la Milicia Nacional, bajando los impuestos. Representados por Rivero. Dentro de este grupo estaban los republicanos, representados por Emilio Castelar.
- Unión Liberal: Fue fundada por O’Donnell en 1858. Formada por los más progresistas dentro de los moderados y los más moderados dentro de los progresistas. Controlaron el orden público y llevaron a cabo desamortizaciones como la de Madoz, realizaron intervenciones económicas. Frecuentaron los fraudes electorales en cuanto a la política exterior. Sus líderes fueron O’Donnell y Serrano.
El Sexenio Democrático (1868-1874)
El Sexenio Democrático comenzó con la derrota de Isabel II tras la Revolución de la Gloriosa en 1868. Alfonso XII fue proclamado rey en diciembre de 1874. Durante este periodo hubo diferentes regímenes políticos como una monarquía, república o monarquía borbónica.
Revolución de la Gloriosa (1868)
En 1868 se produjo la Revolución de la Gloriosa con el pronunciamiento de la flota con Topete en Cádiz, parte del ejército con Prim (progresista) y Serrano (unionista).
Causas de la Revolución
- Crisis del sistema político.
- Depresión económica de 1866.
- Mala imagen de la reina.
Los sublevados escribieron el manifiesto “España con Honra” pidiendo la expulsión de la reina y un gobierno provisional que pusiese orden, mediante un sufragio universal, libertad de imprenta, abolición de la pena de muerte y las quintas y una nueva Constitución. Se formaron Juntas locales y revolucionarias contra el gobierno. Las tropas de la reina dirigidas por Novaliches fueron derrotadas en la batalla del Puente de Alcolea (Córdoba). Isabel II fue exiliada a Francia.
Gobierno Provisional y la Constitución de 1869
Se construyó un Gobierno provisional integrado por los partidos que firmaron el Pacto de Ostende, presidido por Serrano, Prim, Sagasta, Topete o Figuerola. Este gobierno disolvió las Juntas locales y desarmó a los Voluntarios de la Libertad, controlando la revolución.
Las Cortes, con representantes de diversas fuerzas políticas (carlistas, moderados, demócratas, republicanos), redactaron la Constitución de 1869 con soberanía nacional, libertad de culto, sufragio universal masculino para mayores de 25 años, monarquía parlamentaria, límites de la corona. Cortes Bicamerales, las cuales formaba o disolvía el rey (Congreso y Senado).
Regencia de Serrano y Búsqueda de un Nuevo Rey
Después de que la Constitución fuese aprobada, España se convirtió en reino. El general Serrano ocupó la regencia y el general Prim ocupó la jefatura de gobierno. Estos llevaron a cabo medidas como la rebaja de aranceles para fomentar el comercio exterior, el establecimiento de la peseta como unidad monetaria o una gran labor legislativa. Los problemas durante esta época fueron provocados por el descontento político, malas cosechas, ocupación de fincas, motines de subsistencia y el movimiento obrero. Estalló la Guerra de Cuba en 1868. Esta inestabilidad ocasionó la búsqueda de rey de Prim, el cual no podía ser Borbón ni tener voluntad democrática, acabó eligiendo a Amadeo I de Saboya. Antes de su llegada a España, Prim fue asesinado en 1870.
Reinado de Amadeo I de Saboya (1871-1873)
Su reinado fue breve e inestable social y políticamente, tuvo 3 elecciones y 6 gobiernos en 2 años. El asesinato de Prim llevó a que se dividiese en nuevos partidos políticos: constitucionalistas (Sagasta) y radicales (Ruiz Zorrilla). Hubo una gran oposición política entre alfonsinos (Cánovas), carlistas y republicanos. Se produjo también la Tercera Guerra Carlista a mediados del reinado, en 1872. Amadeo I abdicó y abandonó España en 1873.
Primera República (1873-1874)
La Primera República (febrero 1873 – enero 1874) fue proclamada por las Cortes, surgió como solución de urgencia que no fue útil porque al problema de la Guerra de Cuba y la Guerra Carlista se sumó el cantonalismo; enfrentamiento entre republicanos, además de problemas sociales. Durante la república hubo cuatro gobiernos presididos por:
- Estanislao Figueras: Desorden, intentos de golpe de estado, aumento del movimiento obrero, convocó elecciones constituyentes, pero la abstención de la oposición dio mayoría a los federales.
- Francisco Pi y Margall: Se redactó la Constitución de 1873 que proponía una república federal, pero no entró en vigor. Los republicanos se dividieron provocando una revolución política que ayudó a la formación de los cantones: estados independientes. Estuvo protagonizada por las clases medias radicalizadas.
- Nicolás Salmerón: Quería restablecer el orden y envió al ejército para que sofocara el movimiento cantonalista. Dimitió para no firmar las penas de muerte de los líderes cantonalistas.
- Emilio Castelar: Quería dar un giro conservador a la república, solicitó a las Cortes poderes extraordinarios, reforzó el ejército para acabar con las Guerras Carlistas y Cubana y tomar Cartagena. Fue acusado de autoritario y cesado como presidente.
El general Pavía disolvió las Cortes antes de que eligiesen al quinto presidente de la república en enero de 18
74. El golpe de Estado mantuvo la república, se nombró un gobierno militar autoritario presidido por Serrano en el que colaboraron Topete y Sagasta. Se siguió la línea autoritaria de Castelar, suprimiendo la constitución de 1869, disolviendo las cortes e ilegalizando el movimiento obrero. En diciembre de 1874 se produjo el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto, cavando con la república y restaurando la monarquía.
6.2 Durante el siglo XIX, Cuba fue una gran productora de café, tabaco, algodón y azúcar, con una mano de obra esclava. Los cubanos, criollos y propietario exigían la abolición de la esclavitud, la libertad arancelaria y autonomía. Como consecuencia se produjo el estallido de la “Guerra Larga de Cuba” (1868-1878), influenciada por intelectuales y los intereses de Estados Unidos. El conflicto comenzó con el “Grito de Yara” proclamado por Carlos Manuel Céspedes, que reclamaba la “independencia y Cuba libre” y terminó con la Paz de Zanjón (1878), pretendiendo que Cuba pasara a ser una provincia española y la abolición de la esclavitud, efectiva en 1886. Como consecuencia del fracaso de esto, en 1879 comenzó otra guerra llamada la “guerra chiquita” que acabó en 1880 porque sus jefes se rindieron y fueron prisioneros en áfrica, hasta que en 1895 se volvió a iniciar el conflicto.
Estas dos guerras fueron una de las causas de la guerra del 98 puesto que generaron un clima de aversión y nacionalismo contra la metrópoli. Junto a los intereses de las oligarquías criollas cubanas. Las clases campesinas y esclavas cubanas demandaban mejoras. Se formaron distintos partidos políticos. Desde España, Cuba se veía como algo español por lo que existía un sentimiento de defensa de esa tierra, muchos burócratas, comerciantes y azucareros españoles en la isla se negaban a aceptar ningún tipo de autonomía creando monopolios en el comercio. Se abolió la esclavitud, pero llegó demasiado tarde al igual que otras medidas.
En 1892 Antonio Maura propuso el autogobierno de Cuba, PR y Filipinas, pero fue denegado por los españoles. En 1895 comenzó la guerra con el “Grito de Baire, liderado por José martí, líder del partido revolucionario cubano junto a Máximo Gómez y Antonio Maceo.El general Martínez Campos quiso sofocar la sublevación y renunció al año siguiente, siendo sustituido por Weyler que aplicó la técnica de trochas, aislando los núcleos de población cubana para evitar su abastecimiento. Filipinas también empezó su proceso de independencia comandado por José Rizal, fundador de la liga filipina que quiso expulsar a los españoles para independizarse, pero fue ejecutado x el general Polavieja.
En 1897 tras el asesinato de Cánovas, Sagasta intentó llegar a un acuerdo con los cubanos y con EE.UU.; que quería comprar cuba por 300 millones de dólares, pero fue rechazado por el gobierno español. Weyler fue sustituido por el general Blanco. En febrero de 1898 se produjo la voladura del acorazado estadounidense Maine, murieron 254 marinos, cosa que hizo que EEUU le declarase la guerra a España el 25 abril 1898. El problema principal para España fue que la guerra era marina y no por tierra, y tenían una gran inferioridad naval puesto que no contaban con apoyos internacionales y el ejército estaba mal abastecido y enfermo, aun así, fue inevitable. El 1 mayo 1898 se produjo el primer ataque americano en Cavite, en Julio se produjo un ataque en Santiago de Cuba y el destrozo de la flota española dirigida por Cervera. PR se rindió en julio y Filipinas en agosto, cuando se firmó el Protocolo de Washington que garantizó la paz hasta la Paz de París firmada en diciembre 1898 en la que España reconoció la independencia de Cuba y cedía a EEUU: PR, Filipinas y la isla Guam por 20m dólares. En 1899 se firmó el tratado Hispano-alemán donde España vendió a Alemania las carolinas marianas y palaos por 25m dólares. La pérdida de colonias y el desastre del 98 provocaron importantes repercusiones como 250 mil muertos, muchos gastos y aumento de precios. Hubo un desprestigio militar y la división interna de los grandes partidos políticos además de una gran inestabilidad y una pérdida de peso internacional. Surgió el crecimiento del antimilitarismo popular por la incorporación de aquellos que no tenían recursos y un resurgimiento de nacionalismos periféricos y el movimiento del Regeneracionismo, liderado por Joaquín Costa, reflejado en la literatura de la Generación del 98.