15.3
Elementos de cambio en la etapa final del franquismo. La oposición al régimen.
Evolución de las mentalidades. La
cultura.
Aunque en la década de los sesenta se había iniciado una profunda transformación económica y social, la política se aferró a sus planteamientos más inmovilistas pero dando una apariencia de liberalización. El número de ministros tecnócratas del Opus Dei fue aumentando en 1969. La prioridad de estos gobiernos era la reforma económica y medidas para acallar la presión social:
Ley de Prensa e Imprenta, Ley de Libertad religiosa o Ley Orgánica del Estado, que establecía definitivamente la organización y funciones de las instituciones del Estado y separaba la Jefatura del Estado de la Presidencia del gobierno.
En 1969, para garantizar la pervivencia del régimen, Franco nombró a Don
Juan Carlos de Borbón sucesor a la Jefatura del Estado a título de rey. El futuro monarca debía jurar fidelidad a las Leyes Fundamentales del Estado, como garantía de la continuidad del franquismo. Debido a los cambios sociales y de mentalidad se acentuaron las críticas a la dictadura.
Después de la guerra, la oposición se había centrado en la lucha armada de los maquis.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la resistencia contra los alemanes de muchos republicanos. Entre 1944 y 1949, las partidas de guerrilleros antifranquistas mantuvieron enfrentamientos con la Guardia Civil en zonas rurales y de montaña, pero la falta de apoyos los llevó a desistir.
Los bajos salarios y las subidas de precios provocaron protestas en Madrid, Cataluña y el País Vasco. En la Universidad hubo tensiones entre falangistas del SEU y estudiantes antifranquistas. Tras la guerra sólo el Partido Comunista organizó la oposición al franquismo, desde el exilio y en clandestinidad.
A partir de los años sesenta, la dictadura se encontró con la oposición de varios frentes. En1962 se crea el sindicato Comisiones Obreras.
En la Universidad, se manifestaba una abierta crítica al régimen.
Un sector de la iglesia próximo a los movimientos obreros se fue distanciando del franquismo. Los partidos políticos como el PCE, Izquierda Republicana, partidos nacionalistas, mostraban las diferencias entre la realidad y un sistema que restringía todas las libertades.
De los sectores más radicales de la izquierda y el nacionalismo surgieron grupos terroristas como el FRAP y ETA. En 1962 españoles marcha a Múnich, se reúne con parte del exilio y aprueban una declaración en la que recomiendan que España no sea aceptada en la CEE mientras no fueran restablecidas las libertades democráticas. La represión contra la oposición fue implacable. Las protestas internacionales obligaron a Franco a conmutar las penas de muerte por cadena perpetua. Los interrogatorios y torturas de la Brigada Social y los juicios del Tribunal de Orden Público demostraban que la crisis del régimen era evidente.
En 1973, Franco nombra al almirante Carrero Blanco jefe del gobierno. En diciembre de 1973, cuando se iba a celebrar el juicio contra dirigentes de CCOO, es asesinado en un atentado de ETA. El nuevo presidente, Arias Navarro, anunció, en 1974, medidas aperturistas, pero no se llevaron a cabo por la creciente inestabilidad política, el abierto enfrentamiento con la Iglesia, las tensiones en el País Vasco y la crisis económica.
Se forma la Junta Democrática que pretende unir a la oposición y preparar el cambio político a la muerte de Franco. Los atentados del FRAP y ETA aumentaron. La crisis internacional provocó el retorno de emigrantes y el aumento del paro. En agosto de 1975, Franco aprueba una nueva Ley Antiterrorista en medio de una oleada de manifestaciones internacionales contra la dictadura.
A las dificultades internas hay que añadir las externas. En 1974 habían desaparecido las últimas dictaduras militares del Mediterráneo, la de Portugal y la griega, quedando el régimen franquista aun más aislado. En noviembre de 1975 el rey de Marruecos promueve una invasión popular sobre el Sáhara, la Marcha Verde.
Por el Acuerdo Tripartito de Madrid, el gobierno cede el Sáhara a Marruecos y Mauritania, el 18 de noviembre. Dos días después Franco muere.
La mentalidad de posguerra era autoritaria sobre la base de la intolerancia religiosa inspirada en el catolicismo y la obediencia jerárquica en todos los ámbitos. En los años sesenta la mentalidad se abrió a la influencia europea. El cambio vino motivado por la llegada de turistas europeos, el regreso de los emigrantes y la política de la dictadura de acercamiento a Europa.
Al acabar la guerra, muchos intelectuales y artistas se marcharon al exilio. Los artistas y escritores de la Edad de Plata de la cultura española salieron mayoritariamente de España y quedó un vacío cultural. En España se impuso un férreo control sobre la vida educativa e intelectual. Los que no comulgaban con el régimen no podían desarrollar su trabajo. A pesar de la pérdida cultural causada por la guerra y el exilio, en la primera parte de la dictadura destacaron algunos intelectuales franquistas como Eugenio d’Ors.
En los años cincuenta, una generación universitaria, que no había vivido la guerra, utilizaba la literatura y el arte como medio de denuncia social. Las artes siguieron un camino paralelo a la literatura. En los primeros años del franquismo dominaba las corrientes clasicistas que servían para exaltar las grandezas del régimen (monasterio del Valle de los Caídos). A partir de los años cincuenta, el arte rompe con los modelos del pasado a través de las nuevas corrientes estéticas.
Aunque en la década de los sesenta se había iniciado una profunda transformación económica y social, la política se aferró a sus planteamientos más inmovilistas pero dando una apariencia de liberalización. El número de ministros tecnócratas del Opus Dei fue aumentando en 1969. La prioridad de estos gobiernos era la reforma económica y medidas para acallar la presión social:
Ley de Prensa e Imprenta, Ley de Libertad religiosa o Ley Orgánica del Estado, que establecía definitivamente la organización y funciones de las instituciones del Estado y separaba la Jefatura del Estado de la Presidencia del gobierno.
En 1969, para garantizar la pervivencia del régimen, Franco nombró a Don
Juan Carlos de Borbón sucesor a la Jefatura del Estado a título de rey. El futuro monarca debía jurar fidelidad a las Leyes Fundamentales del Estado, como garantía de la continuidad del franquismo. Debido a los cambios sociales y de mentalidad se acentuaron las críticas a la dictadura.
Después de la guerra, la oposición se había centrado en la lucha armada de los maquis.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la resistencia contra los alemanes de muchos republicanos. Entre 1944 y 1949, las partidas de guerrilleros antifranquistas mantuvieron enfrentamientos con la Guardia Civil en zonas rurales y de montaña, pero la falta de apoyos los llevó a desistir.
Los bajos salarios y las subidas de precios provocaron protestas en Madrid, Cataluña y el País Vasco. En la Universidad hubo tensiones entre falangistas del SEU y estudiantes antifranquistas. Tras la guerra sólo el Partido Comunista organizó la oposición al franquismo, desde el exilio y en clandestinidad.
A partir de los años sesenta, la dictadura se encontró con la oposición de varios frentes. En1962 se crea el sindicato Comisiones Obreras.
En la Universidad, se manifestaba una abierta crítica al régimen.
Un sector de la iglesia próximo a los movimientos obreros se fue distanciando del franquismo. Los partidos políticos como el PCE, Izquierda Republicana, partidos nacionalistas, mostraban las diferencias entre la realidad y un sistema que restringía todas las libertades.
De los sectores más radicales de la izquierda y el nacionalismo surgieron grupos terroristas como el FRAP y ETA. En 1962 españoles marcha a Múnich, se reúne con parte del exilio y aprueban una declaración en la que recomiendan que España no sea aceptada en la CEE mientras no fueran restablecidas las libertades democráticas. La represión contra la oposición fue implacable. Las protestas internacionales obligaron a Franco a conmutar las penas de muerte por cadena perpetua. Los interrogatorios y torturas de la Brigada Social y los juicios del Tribunal de Orden Público demostraban que la crisis del régimen era evidente.
En 1973, Franco nombra al almirante Carrero Blanco jefe del gobierno. En diciembre de 1973, cuando se iba a celebrar el juicio contra dirigentes de CCOO, es asesinado en un atentado de ETA. El nuevo presidente, Arias Navarro, anunció, en 1974, medidas aperturistas, pero no se llevaron a cabo por la creciente inestabilidad política, el abierto enfrentamiento con la Iglesia, las tensiones en el País Vasco y la crisis económica.
Se forma la Junta Democrática que pretende unir a la oposición y preparar el cambio político a la muerte de Franco. Los atentados del FRAP y ETA aumentaron. La crisis internacional provocó el retorno de emigrantes y el aumento del paro. En agosto de 1975, Franco aprueba una nueva Ley Antiterrorista en medio de una oleada de manifestaciones internacionales contra la dictadura.
A las dificultades internas hay que añadir las externas. En 1974 habían desaparecido las últimas dictaduras militares del Mediterráneo, la de Portugal y la griega, quedando el régimen franquista aun más aislado. En noviembre de 1975 el rey de Marruecos promueve una invasión popular sobre el Sáhara, la Marcha Verde.
Por el Acuerdo Tripartito de Madrid, el gobierno cede el Sáhara a Marruecos y Mauritania, el 18 de noviembre. Dos días después Franco muere.
Evolución de las mentalidades
La mentalidad de posguerra era autoritaria sobre la base de la intolerancia religiosa inspirada en el catolicismo y la obediencia jerárquica en todos los ámbitos. En los años sesenta la mentalidad se abrió a la influencia europea. El cambio vino motivado por la llegada de turistas europeos, el regreso de los emigrantes y la política de la dictadura de acercamiento a Europa.
La cultura
Al acabar la guerra, muchos intelectuales y artistas se marcharon al exilio. Los artistas y escritores de la Edad de Plata de la cultura española salieron mayoritariamente de España y quedó un vacío cultural. En España se impuso un férreo control sobre la vida educativa e intelectual. Los que no comulgaban con el régimen no podían desarrollar su trabajo. A pesar de la pérdida cultural causada por la guerra y el exilio, en la primera parte de la dictadura destacaron algunos intelectuales franquistas como Eugenio d’Ors.
En los años cincuenta, una generación universitaria, que no había vivido la guerra, utilizaba la literatura y el arte como medio de denuncia social. Las artes siguieron un camino paralelo a la literatura. En los primeros años del franquismo dominaba las corrientes clasicistas que servían para exaltar las grandezas del régimen (monasterio del Valle de los Caídos). A partir de los años cincuenta, el arte rompe con los modelos del pasado a través de las nuevas corrientes estéticas.