Ruptura con la Iglesia y las Fuerzas Armadas
El gobierno de Perón enfrentó importantes fracturas que culminaron en su derrocamiento. La Iglesia rompió con Perón debido a:
- La marcha del Corpus Christi, considerada opositora.
- La competencia de la Fundación Eva Perón en el ámbito social.
- La sanción del divorcio, la legalización de la prostitución y la eliminación de la enseñanza religiosa en las escuelas.
- La reducción de los feriados religiosos.
Las Fuerzas Armadas (FFAA) se distanciaron de Perón por:
- La peronización de los cuarteles, reclamando autonomía.
- El ingreso de las clases bajas a las FFAA.
- La oposición a la figura de Evita como vicepresidenta.
El 16 de junio de 1955, se produjo el bombardeo a la Plaza de Mayo, con un saldo de 300 muertos. En la madrugada del 17 de junio, peronistas incendiaron iglesias. El 19 de junio de 1955, se concretó un golpe de estado apoyado por la Iglesia, la prensa, partidos políticos opositores, la cámara empresarial, la Sociedad Rural y la embajada de Estados Unidos.
Gobiernos Post-Peronistas
Presidencia de Lonardi (1955)
El 23 de septiembre de 1955, asumió la presidencia el general Lonardi, con la frase «ni vencedores ni vencidos», buscando mantener las conquistas sociales del peronismo, pero alejadas de la figura de Perón. El liberalismo, que consideraba al peronismo nefasto, buscaba desmantelar todo lo relacionado con él. Lonardi fue obligado a renunciar el 13 de noviembre.
Presidencia de Aramburu (1955-1958)
Asumió Aramburu, antiperonista y liberal. La desperonización incluyó la disolución del Partido Peronista, la inhabilitación de sus integrantes para empleos públicos y la proscripción de la representación gremial. El 9 de julio de 1956, se fusiló a líderes peronistas (ley marcial). Aramburu convocó a elecciones, prometiendo entregar el gobierno al ganador.
A comienzos de 1958, Aramburu estaba aislado y criticado por traicionar los objetivos de la revolución. Sus opositores y el peronismo lo acusaron de políticas represivas e impopulares, denunciadas por Frondizi, quien ganó las elecciones en febrero de ese año.
Presidencia de Frondizi (1958-1962)
Frondizi asumió, basando su política en la atracción de capitales extranjeros. Implementó el programa «la batalla del petróleo». En el invierno de 1958, el petróleo y sus derivados representaban el 21% de las importaciones. Para paliar esto, se aumentó la producción nacional, otorgando a capitales extranjeros la exploración y explotación de reservas petrolíferas. Se firmaron contratos con la Standard Oil y se licitaron otros públicamente.
Obras de gobierno:
- Aprobación de la ley de amnistía política.
- Derogación del decreto militar que prohibía el uso de símbolos peronistas.
- Aumento de los sueldos de los trabajadores al 60%.
- Reglamentación del art. 28 del decreto-ley 6.405, que restableció la ley Avellaneda de 1885, creando universidades privadas.
En diciembre de 1959, se implementó un plan de estabilización económica, con reducción del gasto público, liberación de precios y caída de salarios. La desocupación se acompañó de una creciente militarización.
Factores que llevaron al golpe de estado:
- Encuesta a escondidas con el Che Guevara.
- Abstención en la votación para expulsar a Cuba de la OEA.
- Habilitación del peronismo para presentarse a elecciones provinciales con otro nombre, resultando ganador.
Presidencia de Illia (1963-1966)
Arturo Illia asumió como presidente, con una legitimidad débil, siendo partidario del radicalismo yrigoyenista y poco proclive a las alianzas políticas. Priorizó al partido radical. El 15 de noviembre de 1963, anuló los contratos petroleros frondizistas suscritos por YPF. Mantuvo al general Onganía como jefe del Ejército.
En 1964, se detuvo a un grupo guerrillero en Salta. Las relaciones con la CGT fueron problemáticas. El gobierno intentó modificar la Ley de Asociaciones Profesionales, que establecía un sindicato único, lo que generó un plan de lucha y huelgas. Miles de establecimientos fueron ocupados en 1964, y los empresarios exigieron el estado de sitio.
Augusto Vandor, dirigente de la UOM, preparaba el regreso de Perón al país. En 1964, el avión que traía al expresidente desde Madrid hizo escala en Río de Janeiro y fue detenido por militares brasileños. Este retorno fallido impulsó a Vandor a promover el «peronismo sin Perón», una política que buscaba la continuidad del idealismo justicialista dentro de los partidos neoperonistas.
En 1965, los resultados de las elecciones legislativas perjudicaron al presidente, perdiendo la UCRP la mayoría en la Cámara de Diputados y aumentando los bancos neoperonistas. Perón envió a su esposa Isabel para reorganizar a sus seguidores, con la misión de convencer a José Alonso de romper con la línea Vandorista.
La economía favorecía a Illia: entre 1962 y 1966, el desempleo descendió, y el PBI y las exportaciones aumentaron. La prensa atacaba al gobierno, argumentando que un golpe de estado traería modernización y curaría el populismo peronista. Tampoco favoreció a Illia el contexto internacional de la Guerra Fría. Tras la ruptura con Fidel Castro en 1961, Estados Unidos apoyó a las tendencias militares.
Quinto Golpe de Estado (1966)
El 28 de junio de 1966, se produjo el quinto golpe de estado, liderado por el general Onganía, con el apoyo de la prensa, la Iglesia, los empresarios y Estados Unidos.