El carlismo es un movimiento sociopolítico de carácter antiliberal y contrarrevolucionario que aparecíó en España a comienzos del Siglo XIX como rechazo a la implantación de una sociedad y un Estado liberal y que sobrevive aún. Ha tenido gran importancia en la historia contemporánea española. Estos realistas exaltados o apostólicos se convirtieron encarlistas a causa del pleito desencadenado por la sucesión de Fernando VII.
El carlismo: ideología y bases sociales
. No era sólo una cuestión dinástica sino un enfrentamiento entre dos modelos de sociedad: Antiguo Régimen frente a liberalismo
. El carlismo es un movimiento contrarrevolucionario, tradicional y que rechaza el nuevo orden liberal
: libertades económicas, la laicización y la uniformidad territorial y jurídica. Defienden el tradicionalismo, la monarquía absoluta de origen divino (legitimismo) y la primacía de la Iglesia católica. Como reza su lema «Dios, Patria, Rey y Fueros«, defendían el foralismo.
Las guerras carlistas
El movimiento carlista desencadenó tres conflictos armados –los dos primeros durante el reinado de Isabel II-, que representaron un grave problema para la estabilidad política de España durante buena parte del Siglo XIX.
La primera guerra carlista (1833-40) fue la más violenta y dramática. A los pocos días de fallecer Fernando VII, cuando el infante Don Carlos María Isidro fue proclamado rey por sus seguidores con el nombre de Carlos V. El nuevo gobierno “isabelino”, con escasos recurso, tardó en enviar tropas; esto permitíó al general carlista Zumalacárregui formar un importante ejército La rebelión carlista se consolidó de ese modo en las zonas rurales de Navarra y el País Vasco. Fortalecido por estos éxitos don Carlos ordena a Zumalacárregui sitiar Bilbao (1835). El fallecimiento del general carlista en el asedio de Bilbao provocará un giro en el conflicto. El general liberal
Espartero rompíó el sitió de Bilbao, mientras las guerrillas carlistas obtuvieron importantes victorias en el Maestrazgo. El Bajo Aragón fue dominado por los carlistas (general Cabrera) configurándose como nueva gran zona carlista. El agotamiento carlista era evidente lo que terminó por provocar la división interna del movimiento entre intransigentes y moderados, encabezados por el general Maroto – partidarios de llegar a un acuerdo honroso. Las negociaciones entre Maroto y Espartero culminaron en el Convenio de Vergara que marcó el fin de la guerra en el norte; en el convenio establece la legitimidad de Isabel II como reina de España, pero realiza algunas concesiones, así se reconocen los empleos y grados del ejercito carlista, y se recomienda al gobierno “armonizar” la Constitución con los fueros propios de Navarra y las tres provincias vascas. Pese a este acuerdo la guerra no terminó en la zona levantina; allí el general Cabrera resistíó durante casi un año.
La segunda guerra carlista se prolongó entre 1846 y 1849, estalló al fracasar el intento de concertar un matrimonio entre la reina Isabel II y el nuevo pretendiente carlista Carlos VI, Su principal escenario estuvo en el campo catalán, aunque hubo episodios aislados en otras zonas. La derrota del carlismo obligó al general Cabrera a exiliarse en Francia; allí también permanecíó el pretendiente al trono. Hubo una tercera guerra carlista (1872 – 76), estalló tras la expulsión de Isabel II y la llegada de un nuevo rey, Amadeo de Saboyá. Con la caída de la monarquía isabelina, el nuevo pretendiente carlista, que se hacía llamar Carlos VII, entró en España a comienzos de 1872 provocando un nuevo conflicto bélico. Durante algunos años, La amenaza carlista se mantuvo durante todo el “Sexenio Absolutista” pero finalmente el carlismo fue de nuevo derrotado, esta vez de manera definitiva en 1876 ya durante el reinado de Alfonso XII.
Revolución LIBERAL
La configuración del Estado liberalse fue gestando durante el reinado de Isabel II(1833-1868), periodo el que se produce no tanto la definitiva configuración del Nuevo Régimeno Régimen Liberal, sino una accidentada sucesión de intentos de definirlo de maneras más o menos liberales(moderadas-más eclécticas y contemporizadoras- o progresistas-más radicaleso revolucionarias-), frente a la resistencia reaccionariarepresentada por los carlistasy los neocatólicos. Entre toda la actividad legislativa, fueron decisivas para el cambio económico y social las dos desamortizaciones, la legislación fiscal, minera y ferroviaria, y la ley Moyanode educación; mientras que menor suerte tuvieron los ensayos pendularmente opuestos detextos constitucionalesque pretendían asentar la configuración jurídico-institucional.
Características DEL REINADO DE Isabel II
Un sistema político basado en una monarquía liberal de tendencia conservadora, cuya plasmación es la Constitución moderada de 1845, en vigor durante todo el periodo a pesar de los vaivenes políticos, salvo algunos meses de 1856 en que fue muy parcialmente modificada. La Constitución establecía un régimen basado en la participación política exclusiva de una oligarquía de propietarios (sufragio censitario), altos mandos del ejército y funcionarios de alto nivel. El sufragio restringido excluía al resto del país. Además, era un régimen de gobiernos autoritarios, defensores del orden y de una monarquía también fuerte, con un sistema bicameral que limitaba la tendencia a las reformas profundas y que restringía las libertades individuales y colectivas. Apoyo de la reina a los sectorés más conservadores. Desde 1863 ese alineamiento provocacó el alejamiento progresivo respecto de su pueblo y la caída de la monarquía en 1868. Una constante del reinado fue la presencia permanente de militares entre los gobernantes del país (pretorianismo): Narváez, Espartero, O’Donnell, principalmente. La participacíón de los militares en la vida política se debía a varias causas, entre las que cabe destacar la debilidad de un sistema parlamentario en el que no se respetaba la alternancia basada en las urnas, sino que se recurría a los militares, para acceder al gobierno a través de los pronunciamientos; y la creencia de que un militar al frente del ejecutivo garantizaba un gobierno fuerte y garante del orden. De hecho, los militares «garantizaban» al Estado liberal tanto frente a la reacción carlista, aún viva, como contra la revolución. La presencia exclusiva en la vida parlamentaria de partido burgueses: hasta 1854, los moderados y los progresistas, y desde entonces otros grupos, como la Uníón Liberal grupo de centro, formado por políticos moderados y progresistas, o el partido demócrata (progresista radical). Al margen de la vida parlamentaria quedaban los republicanos, ilegales. Pero, en la práctica, sólo los moderados y progresistas contaban, y entre ellos se repartieron los gobiernos a lo largo de todo el reinado. Década MODERADA El general Ramón María Narváez puso fin a la regencia de Espartero. Proclamaba mayor de edad a los 13 años, Isabel II a sumíó el trono de España (1843) y encargo la formación del gobierno al partido moderado, liderado por Narváez. Con el apoyo de burgueses conservadores, el partido moderado gobernó durante 10 años con mano dura. Anuló la constitución de 1837 y redactó otra nueva en 1845: otorgaba poderes a la Corona y al Gobierno y recortaba los del Parlamento. El Sistema Legislativo era bicameral (Senado y Congreso de los Diputados) y se manténía en sufragio sensitario. Por lo tanto, solo podían ejercer el derecho a voto y ser elegidas las personas procedentes de los sectores sociales que tenían propiedades o se distinguían por su profesión. Los políticos moderados intentaron un acercamiento a la Iglesia, enemistada con el régimen liberal desde la desamortización de 1836; se firmó un concordato o convenio de colaboración con el Vaticano por el que la Iglesia recuperaba muchos de sus privilegios y era autorizada para intervenir en la enseñanza.