La Revolución de 1868 (La Gloriosa) fue motivada por la crisis económica, financiera y de subsistencia. Se firmó el Pacto de Ostende (1866) con un gobierno nuevo al que se unieron los unionistas de Serrano. Los republicanos y obreros se opusieron. El hambre y el paro provocaron inestabilidad y se reivindicó el sufragio universal, la supresión de quintas y los consumos.
En Septiembre de 1868 la escuadra al mando de Topete realizó un pronunciamiento militar contra Isabel II. Prim y Serrano se unieron con los sublevados y consiguieron el apoyo de la población. Las tropas de Isabel fueron derrotadas en Alcolea, el gobierno dimitíó y la reina se exilió en Francia. Se formaron las Juntas Revolucionarias que organizaron el levantamiento y solicitaron soberanía nacional, separación de Iglesia y Estado y sufragio universal.
En Octubre se nombra un Gobierno provisional con Serrano regente y Prim presidente, integrado por progresistas y unionistas. Se ordenó disolver las Juntas y se tomaron una serie de medidas para legitimar su poder. En Noviembre el gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes por sufragio universal. Vencíó la coalición gubernamental, partidarios de la monarquía.
Se creó una comisión parlamentaria que redactó una Constitución que fue aprobada en Junio de 1869 y se fundamenta en los principios del liberalismo democrático. Se caracterizaba por una amplia declaración de derechos y libertades, la libertad de cultos y una monarquía parlamentaria democrática, además de soberanía nacional, con elecciones por sufragio universal. Existía una división de poderes
El legislativo promulgaba leyes, el ejecutivo lo ejercía el rey, nombraba a los ministros y podía disolver las Cortes y el judicial tenía lugar en los tribunales.
Prim fue el encargado de buscar rey, eligiendo al príncipe Amadeo de Saboyá. Prim fue asesinado, lo que dificulta la llegada al trono de Amadeo
Entre los grupos que se opusieron al nuevo rey estaban los moderados y los carlistas que querían el trono para Carlos VII y así estalló la Tercera Guerra Carlista. En Cuba inició la Guerra de los Diez Años.
La crisis final llegó con la ruptura de la coalición gubernamental. En dos años hubo 6 gobiernos y se convocaron 3 elecciones generales. Finalmente, Amadeo renunció el 11 de Febrero de 1873 y abandonó España. El día de su abdicación, las Cortes votaron la República. Fue elegido Estanislao Figueras quien presidíó hasta el 10 de Junio de 1873.
La República nacíó con escasas posibilidades de éxito. Salvo Estados Unidos y Suiza los países veían el sistema como un régimen revolucionario. Este tuvo en contra a las clases con poder y con la división republicana entre federales y unitarios provocó su inestabilidad, durando así poco.
Se convocaron elecciones a Cortes constituyentes y ganaron los republicanos aunque la abstención fue alta. En Junio de 1873 se proclamó la República Democrática Federal. Estanislao Figueras fue nombrado presidente y debía consolidar la República. Suprimíó los impuestos de consumos y las quintas.
Figueras dimitíó, sucediendole Pi y Margal que continuó con la elaboración de una Constitución federal. Hizo frente a la insurrección carlista y a la Guerra de Cuba. Integraron a Cuba y Puerto Rico como territorio de la Federación Española. Ocurríó la insurrección cantonal y el presidente se opuso a terminar esto por armas y acabó dimitiendo.
Le sustituyó Salmerón acabando con la insurrección. Salmerón dimitíó por no firmar las penas de muerte a los cantonalistas. Le siguió Castelar dirigente del republicanismo unitario.
En Enero de 1874 el gobierno de Castelar fue derrotado. Pavía, Capitán General de Madrid dió un Golpe de Estado y terminó con la República. El poder pasó a una coalición de unionistas y progresistas encabezada por Serrano
Tras la I República, tiene lugar la Restauración borbónica en Alfonso XII. Cánovas del Castillo redactó el Manifiesto de Sandhurst en 1874 y el general Martínez Campos a través del pronunciamiento de Sagunto, proclamó rey a Alfonso.
Cánovas creó el sistema canovista de carácter conservador, apoyado por los conservadores. Se asentaba en un sistema parlamentario liberal y pretendía acabar con la inestabilidad del Sexenio. Entre sus pilares estaba la Corona que compartía la soberanía con el Parlamento. También los partidos conservador y liberal que defendían la monarquía y la Constitución y se alternaron en el poder y oposición. El conservador, cuyo líder era Cánovas y luego Silvela, era más cercano al inmovilismo político. El partido liberal, cuyo líder era Sagasta, estaba inclinado a las reformas más progresistas. Por último, el ejército, que pasó a ser el garante del orden público. Quedaban excluidos los carlistas, los republicanos progresistas, unitarios, nacionalistas y socialistas.
El sistema se basó en la Constitución de 1876 que era moderada e inspirada en la de 1845. Se establecíó una monarquía constitucional y una soberanía compartida entre las Cortes y la Corona. Las Cortes se organizan en dos cámaras, el Congreso y el Senado. Se establecíó la colaboración entre los tres poderes y la confesionalidad católica con el presupuesto del culto y clero. Además recogía una amplia declaración de derechos que fueron regulados posteriormente. La Constitución estuvo en vigor 47 años.
Para el ejercicio se establecíó el turno pacífico o alternancia regular. Cuando el partido en el poder sufría un desgaste se convocaban elecciones que dieran mayoría parlamentaria al nuevo gobierno de la oposición. El proceso electoral era controlado por el Ministerio de la Gobernación y los caciques. Era un sistema electoral corrupto.
El partido conservador (1875-1880) se centró en fortalecer el poder del Estado y el régimen. Finalizó la tercera guerra carlista y la de Cuba, mediante la Paz de Zanjón (1878). Prometieron el fin de la esclavitud y de reformas políticas no cumplidas, acabando en 1879 en la Guerra Chiquita
Durante el gobierno liberal (1881-1884) se anularon algunas leyes restrictivas y se pasó a una política librecambista. Tuvo lugar la persecución de dirigentes anarquistas vinculados a la Mano Negra, una organización para acabar con los terratenientes. En 1885 volvíó al poder Cánovas y en Noviembre murió Alfonso XII de tuberculosis.
Asumíó la regencia su segunda esposa Mª Cristina de Habsburgo hasta 1902. Cánovas y Sagasta apoyaron a la regente y firmaron el Pacto de El Pardo, consolidando el caciquismo sin tapujos y un sistema electoral corrupto y manipulador. Cánovas aconsejó a la regente que los liberales tomaran el poder, comenzando así el segundo gobierno liberal conocido como el Parlamento Largo (1885-1890). Sagasta aplicó un programa liberal introduciendo algunas leyes como la instauración del servicio militar obligatorio, la ley de Asociaciones, que legaliza organizaciones obreras, la Ley de Sufragio universal masculino y el Código Civil de 1889.
Sagasta fue destituido por la regente y se inicia con un gobierno conservador (1890-1892) que dio un giro con el arancel de 1891 a favor del proteccionismo del trigo y la industria vasca y catalana. Aparecieron las divergencias entre los conservadores y le sucede un gobierno liberal (1892-1959). Se propusieron un conjunto de reformas para Ultramar y una ampliación del cuerpo electoral, no aprobadas. Se inicia una crisis, acentuada por la guerra de Cuba y el asesinato de Cánovas.
Sagasta fue sustituido por el conservador Francisco Silvela (1899-1901), que inició un programa regeneracionista que daba prioridad a lo social y educativo. Para ello se crea el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes. En 1901 Sagasta vuelve a dirigir el gobierno. La pérdida del Imperio ultramarino y la ineficacia del sistema canovista, favorecieron la regeneración de España. Con la mayoría de edad de Alfonso XIII (1902), se inicia la segunda etapa de la Restauración y un intento de modernizar, marcado por un espíritu también regeneracionista.