TEMA 1: LOS INICIOS DE LA Edad Moderna.
1. HECHOS TRASCENDENTALES QUE CAMBIARON A Europa A MEDIADOS DEL Siglo XV
B)
Nacimiento del capitalismo
En algunos lugares de Europa (Florencia, Génova, Amsterdam o Amberes) el comercio aumentó considerablemente, y surgíó una nueva clase social: la burguésía.
Los burgueses vivían en las ciudades y estaban al frente de prósperos negocios. Algunos de ellos llegaron a ser grandes banqueros que prestaban dinero incluso a los reyes cuando éstos, por ejemplo, lo necesitaban para sufragar los gastos de alguna guerra.
La burguésía llegó a convertirse en la Edad Moderna en el “motor” de las monarquías. Sin embargo, los burgueses no tenían los privilegios que seguían teniendo los nobles, y tuvieron que esperar varios siglos, hasta finales del S. XVIII, para poder participar en el poder político. En ese momento jugaron un papel fundamental en la Revolución Francesa. Por último este crecimiento económico provocado por el capitalismo, supuso que aumentara la población en Europa, la gran crisis iniciada a mediados del S. XIV.
E)
Nacimiento de las grandes monarquías autoritarias. El Estado moderno
Desde mediados del S. XV, cuando el feudalismo estaba en decadencia, comienzan a surgir en Europa las primeras monarquías autoritarias. Las más importantes fueron Inglaterra, Francia y España.
En estos Estados, los monarcas lograron imponerse a la nobleza, ya que su principal objetivo era crear un gobierno centralizado desde la Corte Real. Allí, en la Corte, los reyes vivían rodeados de nobles que le ayudaban en las tareas de gobierno. La nobleza, pues, siguió teniendo privilegios y ocupaba los mejores puestos dentro del ejército y la administración y se convirtió, de una nobleza feudal, en una nobleza cortesana.
Por último, los reyes tomaron una serie de medidas para que su gobierno fuera más efectivo:
1. Crearon los Consejos, organismos especializados que asesoraban al Rey en una determinada materia. Así, en la monarquía hispánica, el Consejo de Hacienda se ocupaba de los asuntos económicos; el Consejo de Guerra de los conflictos con otros Estados y el Consejo de Indias de todo lo relacionado con el gobierno y administración de los territorios conquistados en América.
2. Tuvieron ejércitos permanentes, siempre dispuestos por si estallaba un conflicto con otro Estado
3. Nombraban embajadores que vivían en otros Estados. La diplomacia, por tanto, fue fundamental en el desarrollo de las relaciones entre los distintos Estados de Europa.
4. Organizaron un sistema práctico de recaudación de impuestos
2. EL NACIMIENTO DE LA MONARQUÍA AUTORITARIA. LA
MONARQUÍA DE LOS REYES CATÓLICOS (1479-1516)
2.1
El camino hacia el trono de Castilla y Aragón:
El matrimonio de Isabel
Castilla con Fernando de Aragón, en 1469, marcó el inicio de la unidad nacional de España y sentó las bases del Imperio español de los siglos XVI y XVII. Fernando tenía 17 años e Isabel 18, cuando se produjo el matrimonio. En Castilla reinaba Enrique IV, hermano de Isabel y, en Aragón, reinaba Juan II, padre de Fernando.
Fernando no tuvo problemas para heredar el trono de Aragón, pues le correspondía desde el momento que muriera su padre, Juan II, lo que sucedíó en 1479.
En Castilla, Isabel tuvo más dificultad para llegar a ser reina, puesto que Enrique IV tenía una hija, Juana la Beltraneja, que también tenía derecho a la Corona.
En un principio, Enrique IV se decidíó por su hermana Isabel, a la que se reconocíó como heredera por el Pacto de los Toros de Guisando, en 1468, pero con una condición: tenía que casarse con el rey de Portugal, Alfonso V, que por entonces era ya un anciano. El matrimonio secreto de Isabel con Fernando, en 1468, rompía, por tanto, lo acordado en ese pacto.
La situación en Castilla se complicó en 1474, cuando murió Enrique IV: Isabel fue proclamada reina y estalló una Guerra Civil por la sucesión al trono entre los partidarios de Isabel I y los de Juana La Beltraneja. El enfrentamiento duró varios años pero, tras la derrota de Toro (1476) y Albuera (1479), Juana renunció al trono (Paz de Alcaçobas, 1479)
. Por tanto, aunque Isabel fue proclamada reina en 1474, no fue hasta 1479 cuando esto no se puso en duda por nadie, el mismo año que su marido, Fernando, heredó la Corona de Aragón.
El enlace entre Isabel I y Fernando II no produjo de forma automática el Estado nacional de España pero, tanto los territorios de Castilla como los de Aragón, fueron viendo poco a poco las ventajas de una uníón nacional, que se produciría en 1516 cuando Carlos I, nieto mayor de los Reyes Católicos, pasó a ser Rey único de Castilla y Aragón al heredar ambas Coronas.
Los Reyes Católicos, con la unificación de sus dominios, dieron un paso decisivo para la creación de lo que hoy es España. Sin embargo, la importancia de su reinado estriba, además, en la gran labor que ambos realizaron, no descuidando ningún detalle tanto de política interior, como de la exterior.
2.2. Política interior de los Reyes Católicos:
El principal objetivo que persiguieron estos dos monarcas fue, como ya hemos dicho, reforzar la autoridad real para poner fin a los intentos de algunos nobles por alcanzar el poder. Para ello, además de su matrimonio, pilar sobre el que basaron toda su política de unificación, debemos destacar otros dos aspectos esenciales de su política interior:
A) La unificación religiosa
: Los Reyes Católicos utilizaron la religión como un elemento más para lograr la uníón entre sus súbditos. Para ello, introdujeron, en 1478, el Tribunal de la Inquisición, encargado de perseguir la herejía, es decir, las desviaciones de la fe cristiana. La Inquisición actuó tanto en Castilla como en Aragón, e intervénía mediante el procedimiento de denuncias, cada vez más numerosas con el paso de los años.
La Inquisición, además de ser un instrumento de control de la población en materia religiosa, supuso una importante fuente de ingresos para el Estado, puesto que todos los bienes de las personas juzgadas que eran consideradas herejes, pasaban automáticamente a la Corona.
Dentro de este apartado dedicado a la religión, debemos señalar un hecho de especial trascendencia para el futuro de España: la expulsión de los judíos de las tierras de Castilla y de Aragón, decretada por los Reyes Católicos en 1492.
La expulsión afectó a todos los judíos que no quisieron bautizarse, y supuso un avance importante hacia la unidad religiosa de España, aunque a costa de la pérdida de una parte de la población, la judía, constituida, en buena parte, por personas del mundo del comercio y de las finanzas.
Por otro lado, en 1502, se obligó a la población musulmana (los mudéjares)
A la conversión al cristianismo, siendo expulsados los que rechazaron esta propuesta. La mayoría, sin embargo, optó por bautizarse, por lo que pasaban a ser cristianos (los llamados moriscos)
.
B) Reconquista de Granada
: Para completar el proceso de unificación territorial, era imprescindible reconquistar el Reino de Granada. Para ello, los Reyes Católicos movilizaron un enorme ejército constituido por 10 000 caballeros y 16 000 soldados.
Las primeras acciones guerreras se llevaron a cabo a partir de 1481 y, diez años después, la ciudad de Granada estaba casi a merced de los Reyes Católicos, que habían levantado un campamento, llamado Santa Fe, como una base desde las que se producían las acciones militares contra los musulmanes. Éstos, debilitados tras una Guerra Civil (1486-1487) que había dado el poder a Boabdil, cada vez tenían más difícil la victoria. En efecto, cuando finalizó la Guerra Civil entre los musulmanes del Reino de Granada, los Reyes Católicos recuperaron Málaga y, en 1489, Baeza.
A pesar de estas pérdidas para los musulmanes, el emir Boabdil se negó a entregar Granada, por lo que se inició un largo asedio que finalizó el dos de Enero de 1492.
La rendición de los musulmanes se produjo tras unas negociaciones con los Reyes Católicos, en las que se establecieron determinadas condiciones como, por ejemplo, la concesión del perdón general a los vencidos, así como el respeto de sus usos y costumbres.
Además, a Boabdil se le entregó un señorío y le fueron reconocidas las propiedades que poseía en el Reino de Granada aunque, un año después, marchó hacia el exilio tras la ruptura de estos acuerdos a los que había llegado con los Reyes Católicos.
Por último, en la Reconquista de Granada, destacó el militar español Gonzalo de Aguilar y Fernández de Córdoba, conocido con el sobrenombre de El Gran Capitán, miembro de la nobleza andaluza que alcanzó un gran prestigio por sus cualidades como estratega. Para Fernández de Córdoba, la guerra de Granada supuso un ensayo de las técnicas militares que emplearía poco después, desde 1494, en Italia, donde fue enviado al frente del ejército español que luchó en Nápoles y Sicilia contra los franceses. Su principal aportación fue la de dar un papel principal a la infantería, armada con arcabuces, espadas cortas y lanzas arrojadizas. Nacieron, así, los llamados “tercios”, que darían muchas victorias al ejército español desde entonces.
2.3. Política exterior de los Reyes Católicos
La política exterior de los Reyes Católicos estuvo influida desde un principio por la rivalidad con Francia, iniciándose una lucha entre los dos países que se extendería a lo largo de casi toda la Edad Moderna. En el caso de los Reyes Católicos, los principales rasgos de su política exterior fueron:
A) Creación de una política de enlaces matrimoniales
La rivalidad con los franceses marcó los matrimonios de los diferentes hijos de los Reyes Católicos con miembros de la Realeza extranjera, destinados a fortalecer la posición de España en Europa.
La primera alianza matrimonial fue con Portugal
Tras el Tratado de Alcaçobas (1479), los Reyes Católicos buscaron la amistad con los portugueses.
Así, se concertó el matrimonio del infante Alfonso, hijo de Juan II de Portugal, y la infanta Isabel, la hija mayor de los Reyes Católicos. Dicho matrimonio se produjo en 1490, aunque Alfonso murió en 1491, por lo que se tuvo que planificar un nuevo matrimonio que uniera ambas dinastías. Así, tras subir al trono de Portugal Manuel I el Afortunado, en 1495, los Reyes Católicos le ofrecieron como esposa a su hija María. El rey de Portugal no aceptó y pidió, en cambio, la mano de la infanta Isabel, a lo que accedieron los Reyes Católicos. Un año después, en 1496, se consumó el matrimonio, fruto del cual nacíó el príncipe Miguel, posible heredero, en el futuro, de las Coronas de Castilla, Aragón y Portugal.
La mala fortuna quiso, sin embargo, que Miguel muriera de forma prematura, cuando sólo tenía dos años, por lo que el sueño de la unidad peninsular tuvo que aplazarse.
La rivalidad con Francia también fue la causa de las alianzas matrimoniales entre España e Inglaterra:
La primera de ellas se formalizó en 1501, cuando se produjo el matrimonio de Catalina, la hija menor de los Reyes Católicos, con Arturo, hijo del rey inglés Enrique VII. Dos años después murió Arturo, pero el empeño de ambas familias por mantener la alianza provocó el matrimonio de Catalina con el futuro Enrique VIII de Inglaterra.
No obstante, la alianza que sería más decisiva para el futuro de España fue la que pactaron los Reyes Católicos con el Emperador Maximiliano de Austria, de la dinastía Habsburgo. Dicha alianza se plasmó con una doble boda: la del Archiduque Felipe (Felipe el Hermoso) con Juana de Castilla (Juana la Loca), en 1496, y la de Margarita de Austria con el príncipe Juan, en 1497. Éste murió unos meses después, por lo que las esperanzas se centraron en el matrimonio de Juana con Felipe, del que nacería Carlos, futuro Rey de España y Emperador de Alemania.
B) Principales logros de los Reyes Católicos en el exterior
En un principio, la política exterior de los Reyes Católicos se centró en los intereses de la Corona de Aragón en el Mediterráneo y el Sur de Italia, puesto que Sicilia pertenecía a Aragón desde 1302 y Cerdeña desde 1324. Por otro lado, en 1442, un tío de Fernando, Alfonso de Aragón, se proclamó Rey de Nápoles.
El objetivo, por tanto, de los Reyes Católicos, fue defender sus territorios italianos de los ataques de los franceses y, por otro lado, conquistar el reino de Nápoles. Como ya hemos dicho, en las guerras de Italia destacó Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, que consiguió los triunfos de Garellano y Cerignola (1503), por lo que llegó a ser nombrado Virrey de Nápoles.
Con Francia también se produjo un conflicto debido a la lucha por Navarra, que finalizó en 1512, cuando este Reino fue conquistado por Fernando el Católico y anexionado a la Corona de Castilla.
En cuanto a las Islas Canarias, fueron conquistadas entre 1475 y 1479, y también pasaron a pertenecer a Castilla.
En definitiva, la política exterior practicada por los Reyes Católicos fue una política expansionista destinada al engrandecimiento de España, y que tuvo su máxima expresión en el Descubrimiento de América (1492)
, que no hubiera sido posible en aquellos años sin el interés y el patrocinio de ambos monarcas por semejante empresa.
2.4. El final del reinado: la sucesión de los Reyes Católicos
La muerte de la Reina Isabel, en 1504, significó la reanudación de los conflictos en Castilla. En efecto, la nobleza quiso aprovechar la oportunidad para ocupar el poder, con lo que se pondría en peligro todo el proyecto político creado por los Reyes Católicos.
Tras las prematuras muertes del infante Juan, de la infanta Isabel y del hijo de éste, Miguel, la continuidad de la monarquía recayó sobre la infanta Juana y su esposo, Felipe el Hermoso, quienes llegaron a España en 1502.
Muy pronto, Isabel observó en su hija Juana claras señales de desequilibrio psíquico y, aunque en su testamento la reconocía como su sucesora en Castilla, también indicó que, en caso de que Juana no pudiera gobernar por su enfermedad, sería su marido, Fernando, quien lo haría en su nombre.
Así pues, tras morir Isabel, las Cortes reconocieron a Juana como reina de Castilla. Ante este hecho, su esposo, Felipe el Hermoso, anunció que él se encargaría de la Regencia. La situación se complicó bruscamente pues, en 1506, murió Felipe, por lo que Fernando tomó el poder en Castilla y ordenó que se recluyera a su hija Juana en el castillo de Tordesillas. Allí ingresó en 1509, permaneciendo hasta su muerte, en 1555.
Por último, las Coronas de Castilla y de Aragón recayeron en Carlos, el hijo mayor de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, que reinaría en España como Carlos I desde 1556, tras la muerte de su abuelo Fernando.