1. De la Autarquía al Desarrollismo
La política económica franquista quería establecer una economía autárquica sin dependencia del exterior, pero no parecía la política más correcta para la economía española. El régimen impuso su política con un carácter nacionalista y estatal, por lo que España debía contar con sus propios recursos y ser autosuficiente. De esta forma, empezó un plan de saneamiento y reconstrucción con leyes como la “Ley de Protección y Fomento de la Industria Nacional” o la “Ley de Ordenación y Defensa de la Industria Nacional”, entre otras, mediante las cuales la economía quedaba subordinada a los intereses políticos.
Creación del Instituto Nacional de Industria
En 1941 se creó el Instituto Nacional de Industria (INI), con el fin de fomentar la industria, surgiendo empresas como IBERIA o SEAT, por ejemplo, y se nacionalizaban la telefónica y los ferrocarriles (RENFE). El estado reguló toda actividad económica, especialmente el comercio exterior, lo que propició el amiguismo y la corrupción. La gran perjudicada fue la agricultura, que recibió pocas ayudas y ninguna reforma; solo se pusieron en marcha los Planes Integrales, como el desarrollo de regadíos. Destacaron los Planes de Badajoz.
Consecuencias Negativas de la Política Económica
Las consecuencias fueron muy negativas, ya que la política económica no funcionó correctamente y tuvo muchos fallos: se fue elevando la inflación y frenando el crecimiento. La disminución de producción provocó una escasez de alimentos y la población alcanzó niveles de pobreza extremos. El régimen utilizó el Auxilio Social mediante comedores sociales. Esta escasez de alimentos obligó al gobierno a imponer racionamiento (regulación por las autoridades al repartir alimento y otros bienes a las familias) y a distribuir cartillas de racionamiento a partir de mayo de 1939. El estado controló la producción agrícola a través del “Servicio Nacional de Trigo”, donde los agricultores estaban obligados a entregar la mayor parte de sus cosechas al Servicio, a un precio regulado. Sin embargo, el desabastecimiento propició la aparición de un mercado negro, basado en la especulación, conocido como “el estraperlo” (comercio ilegal de bienes sometidos a algún tipo de impuesto o tasa por el Estado).
El Cambio hacia el Desarrollismo
Franco, aconsejado por Carrero Blanco, formó un nuevo gobierno en 1957 con algunos miembros del Opus Dei, llamados tecnócratas, que eran aperturistas en materia económica y conservadores en temas político-sociales. Éstos convencieron a Franco de sacar a España del colapso económico y modernizar sus estructuras mediante una serie de reformas.
El Plan de Estabilización
El Decreto-Ley de la Nueva Ordenación Económica, conocido como “El Plan de Estabilización”, ponía fin a la autarquía del régimen con ayudas de los organismos internacionales, como la “Organización Europea de Cooperación Económica” (OECE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde 1958, para integrar la economía española en Europa. Las distintas medidas incluyeron reformas de carácter monetario-fiscal, suprimiendo los subsidios fiscales a las empresas públicas y reduciendo el gasto público; y medidas comerciales, como la devaluación y fijación de un cambio único de la peseta y la liberación de inversiones extranjeras.
Impacto Inicial de las Reformas
Pese a estas reformas, el nivel de vida empeoró inicialmente: congelación de salarios, aumento de algunos impuestos, crecimiento del paro, reducción de horas trabajadas y emigración al exterior. Por el contrario, los efectos positivos se observaron en la contención de la inflación, las exportaciones industriales y el mayor equilibrio de pagos.
Planes de Desarrollo
En 1962 se creó la Comisaría del Plan de Desarrollo, dirigida por López Rodó, y se pusieron en marcha tres planes: el primero en 1964, el segundo en 1968 y el tercero en 1972, interrumpido por la crisis del petróleo. Los planes fueron poco eficaces: se centraron en la industria (crecimiento en sectores automovilístico, siderúrgico y químico, con el objetivo de favorecer a las zonas menos industrializadas), las mejoras en el transporte fueron insuficientes y la creación de empleo escasa.
Éxitos y Desafíos
El éxito se observó en el ciclo económico favorable en los años 60, y en liberar el mercado. España y la CEE firmaron en junio de 1970 un acuerdo preferencial. La calma económica europea permitió aumentar la exportación de productos españoles y de mano de obra excedente, y los ciudadanos europeos se interesaron por España. Así, las remesas de dinero de los emigrantes, los ingresos por turismo y la inversión extranjera constituyeron tres pilares básicos del desarrollo español. De esta forma, se triplicó la renta nacional y España se convirtió en un país industrializado, provocando el descenso acelerado de la población dedicada al sector primario.