De la Monarquía de Alfonso XIII a la Segunda República: El Régimen de Primo de Rivera
2.1 El Golpe de Estado de Primo de Rivera (1923)
En un contexto de crisis política y social, el 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera lideró un golpe de Estado en Barcelona. Alfonso XIII aceptó la instauración de un Directorio Militar presidido por Primo de Rivera, quien suspendió el régimen parlamentario constitucional.
Primo de Rivera justificó su acción como una medida necesaria para poner fin a la crisis política y a la conflictividad social que atravesaba el país. Los golpistas argumentaban la necesidad de un cambio debido a:
- La inestabilidad y el bloqueo del sistema político parlamentario.
- El temor de las clases acomodadas a una revolución social, ante el auge de la conflictividad obrera y campesina.
- El aumento de la influencia del republicanismo y de los nacionalismos periféricos.
- El descontento del ejército tras el desastre de Annual.
El dictador justificó el golpe militar con un discurso de tintes regeneracionistas y moralistas, centrado en la crítica a la «vieja política». A esto se sumó la falta de reacción significativa por parte del movimiento obrero, que incluso llegó a colaborar en ciertos aspectos. La dictadura se presentó como una solución, aunque inconstitucional, para frenar una posible reforma del sistema que amenazaba los intereses de ciertos sectores sociales.
2.2. El Directorio Militar (1923-1925)
La dictadura de Primo de Rivera se divide en dos fases. Inicialmente, hasta 1925, gobernó el Directorio Militar, compuesto exclusivamente por militares. Posteriormente, se dio paso al Directorio Civil, que incorporó a personalidades civiles en el gobierno, aunque el peso de los militares siguió siendo preponderante y el régimen mantuvo su carácter autoritario.
Las primeras medidas del Directorio Militar evidenciaron su naturaleza dictatorial:
- Suspensión del régimen constitucional.
- Disolución de las Cortes.
- Cese de las autoridades civiles.
- Militarización del orden público.
- Prohibición de partidos políticos y sindicatos.
- Represión del obrerismo más radical.
- Suspensión de todos los mecanismos electorales, limitando la renovación política a la sustitución de unos caciques por otros.
El conflicto de Marruecos fue una prioridad para Primo de Rivera, quien logró ponerle fin con el desembarco de Alhucemas.
Para fomentar la adhesión al régimen, se creó un partido único, la Unión Patriótica, un partido gubernamental sin un programa ideológico definido, cuya función principal era proporcionar apoyo social a la dictadura.
2.3. El Directorio Civil (1925-1930)
A partir de 1925, Primo de Rivera intentó institucionalizar su régimen para asegurar su continuidad. Este proceso hacia un régimen autoritario comenzó con la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva de carácter corporativo, dejando de lado el sufragio universal.
La dictadura se benefició de la coyuntura económica internacional favorable. En este contexto, el régimen implementó un programa de fomento de la economía española, centrado en la industria y las infraestructuras:
- Aumento de la intervención estatal a través de políticas proteccionistas y subvenciones para impulsar la agricultura, la industria y el comercio.
- Fomento estatal de obras públicas y servicios públicos.
- Financiación a través de Presupuestos Extraordinarios, lo que generó una gran deuda acumulada, aunque los Presupuestos Ordinarios del Estado se presentaban equilibrados.
- Regulación de los conflictos laborales mediante la creación de Comités Paritarios.
2.4 La Oposición y la Caída de la Dictadura
La oposición al régimen aglutinó a diversas fuerzas políticas:
- Los antiguos partidos del turno, que criticaban la prolongación del régimen que los marginaba del poder.
- Intelectuales como Ortega y Gasset y Unamuno, junto con el movimiento universitario.
- Los republicanos, que contaron con el apoyo de la CNT, el PSOE y el PCE.
En Cataluña, las medidas adoptadas por Primo de Rivera fueron percibidas como profundamente anticatalanistas, lo que provocó un notable distanciamiento, incluso entre los sectores que inicialmente habían acogido la dictadura con cierta simpatía.
Ante la creciente oposición, Alfonso XIII retiró su confianza a Primo de Rivera, quien dimitió en 1930. El general Berenguer lo sustituyó con el objetivo de restaurar la normalidad constitucional, en un periodo conocido como la «Dictablanda». El fracaso de Berenguer llevó al nombramiento del almirante Aznar, pero el proceso de constitucionalización del Estado se desarrolló con gran lentitud.
2.5. El Pacto de San Sebastián y la Caída de la Monarquía
Los republicanos, catalanistas de izquierda y el PSOE firmaron el Pacto de San Sebastián en agosto de 1930. Este pacto establecía un programa para presentarse a las elecciones y constituir un comité revolucionario que se convertiría en el gobierno provisional de la futura República. Finalmente, el gobierno convocó elecciones municipales. Los resultados, mayoritariamente favorables a los republicanos, transformaron estas elecciones en un plebiscito popular entre monarquía y república, sellando el destino de la monarquía.