La Caída del Régimen Isabelino y la Revolución de 1868
El final del reinado de Isabel II estuvo marcado por la incapacidad del moderantismo para satisfacer las demandas sociales y políticas, el desprestigio de la reina y el malestar social generado por la crisis económica.
El descontento hacia el régimen isabelino provenía de tres grupos principales:
- Unionistas: Militares, propietarios e industriales, monárquicos y defensores del equilibrio entre libertad y orden.
- Progresistas: Partidarios de la soberanía nacional, monárquicos pero antiborbónicos.
- Demócratas: Republicanos e intelectuales, defensores de la soberanía popular.
Estos grupos, aunque con diferentes perspectivas, se complementaron para impulsar la revolución. Los demócratas aportaron las ideas, los unionistas la fuerza armada y los progresistas movilizaron a la población.
La crisis económica general de 1866 agravó el descontento social. Afectó al sector ferroviario, a la industria textil y provocó una crisis de subsistencia debido a las malas cosechas, elevando los precios y generando hambre entre los más desfavorecidos.
En 1866, se firmó el Pacto de Ostende (Bélgica) entre los grupos opositores para derrocar a Isabel II.
La Revolución Gloriosa (Septiembre de 1868)
La revolución, conocida como la Gloriosa, estalló en Cádiz con el pronunciamiento del almirante unionista Topete, apoyado por los generales Prim (progresista) y Serrano (unionista). La sublevación se extendió rápidamente bajo lemas como «¡Viva España con honra!» y «¡Abajo los Borbones!».
En la batalla del Puente de Alcolea (Córdoba), los sublevados derrotaron a las tropas gubernamentales, y la reina Isabel II se exilió en Francia.
La Constitución de 1869
El Gobierno Provisional, formado por progresistas y unionistas, tuvo como principal objetivo la elaboración de una nueva Constitución.
Se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes con sufragio universal masculino (mayores de 25 años), ganadas por los progresistas, seguidos por los unionistas. Los republicanos obtuvieron representación.
En 1869 se aprobó la nueva Constitución, que establecía:
- Soberanía nacional.
- Sufragio universal masculino.
- Monarquía constitucional.
- División de poderes:
- Legislativo: Cortes (Congreso y Senado).
- Ejecutivo: Rey, Gobierno y ministros (con poder limitado para el monarca).
- Judicial: Jueces y tribunales.
- Derechos y libertades: Expresión, reunión, asociación y religión (con obligación del Estado de mantener el culto católico).
Tras la aprobación de la Constitución, España se convirtió en una monarquía sin rey. Se instauró una regencia presidida por el general Serrano, mientras que Prim asumió la jefatura del Gobierno.
El Breve Reinado de Amadeo I (1871-1873)
Descartada la vuelta de Isabel II, se buscaron candidatos al trono entre aristócratas y miembros de dinastías europeas, como el Duque de Montpensier, Leopoldo de Hohenzollern, Fernando de Portugal y Amadeo de Saboya. También se consideraron figuras como Serrano, Espartero y el pretendiente carlista, Carlos VII.
El general Prim, encargado de la búsqueda, optó por Amadeo de Saboya, duque de Aosta, un príncipe extranjero sin vínculos con el pasado español. Sin embargo, Prim fue asesinado en Madrid antes de la llegada de Amadeo, dejando al nuevo rey sin su principal apoyo.
Amadeo I enfrentó la falta de apoyos sociales y la oposición de:
- Fuerzas monárquicas tradicionales: Carlistas (que iniciaron la Tercera Guerra Carlista) y el partido alfonsino (liderado por Cánovas del Castillo).
- Republicanos: Rechazaban el restablecimiento de la monarquía.
- Agitaciones obreras: Cada vez más organizadas.
Además, sufrió el desprecio de la aristocracia y las altas jerarquías eclesiásticas españolas, y tuvo que lidiar con la guerra colonial en Cuba, iniciada en 1868 con el Grito de Yara.
Aislado y sin apoyos, Amadeo I abdicó en febrero de 1873.
La Primera República Española (1873-1874)
El 11 de febrero de 1873 se proclamó la Primera República en España. Aunque los republicanos eran minoría en las Cortes, eran la única opción no probada. Su establecimiento no reflejaba un apoyo mayoritario de la población.
Estanislao Figueras, primer presidente de la República, enfrentó graves problemas: Guerra Carlista, guerra colonial en Cuba, crisis económica, agitación social y la oposición de grupos antirrepublicanos (moderados, Iglesia, parte del Ejército).
Los propios republicanos estaban divididos:
- Republicanos unitarios: Defendían un Estado centralizado.
- Republicanos federales: Defendían un Estado federal descentralizado. Dentro de este grupo existían:
- Benévolos: Priorizaban el orden social antes de construir la república federal desde arriba.
- Intransigentes: Buscaban construir la república federal desde abajo, mediante la insurrección popular.
Las expectativas populares sobre la República eran diversas: Reparto de tierras para los jornaleros andaluces, reducción de la jornada laboral para los obreros catalanes, etc.
Las elecciones a Cortes Constituyentes dieron la victoria a los republicanos federales. Francisco Pi y Margall fue elegido presidente, pero las divisiones internas hicieron ingobernable el país. Mientras se debatía un proyecto de Constitución federal (que nunca se aprobó), los intransigentes iniciaron la revolución cantonal (Cartagena, Murcia, Levante, Andalucía…). El cantonalismo combinó tres revoluciones:
- Regionalista: El federalismo malinterpretado fomentó la separación y los odios regionales.
- Política: La creación de cantones independientes desafió la unidad de España, generando conflictos entre unitarios y federales, republicanos y monárquicos.
- Social: El paro, el descontento social y la propaganda republicana federal impulsaron a las masas a una revolución social, creyendo que el independentismo mejoraría sus condiciones.
Pi y Margall dimitió, siendo sucedido por Nicolás Salmerón en julio de 1873. Salmerón dio un giro conservador a la política, apoyándose en el ejército para sofocar las insurrecciones. Dimitió por motivos morales, al negarse a firmar penas de muerte contra los cantonalistas.
Emilio Castelar fue el último presidente. Continuó el viraje conservador, buscando restaurar el orden y la autoridad. Su autoritarismo provocó la oposición de los republicanos intransigentes.
En enero de 1874, el general Pavía disolvió las Cortes por la fuerza, poniendo fin a la Primera República y estableciendo una dictadura presidida por el general Serrano.
La Política Económica del Sexenio Democrático
Los políticos del Sexenio implementaron medidas para impulsar el crecimiento económico.
En 1868, durante el gobierno de Serrano, el ministro Figuerola creó la peseta como unidad monetaria, reemplazando al real. El Banco de España obtuvo el monopolio de emisión de billetes y se convirtió en prestamista del Estado.
Se intentó una reforma fiscal para eliminar los consumos (impuestos indirectos), pero fracasó debido a la resistencia de la burguesía y los problemas de la Hacienda.
Los progresistas buscaron abrir la economía española con medidas como:
- Ley Arancelaria de 1869: Redujo los impuestos aduaneros para facilitar las importaciones de bienes de equipo y la exportación de alimentos y materias primas, buscando que la industria española compitiera con el exterior.
- Ley de Sociedades Anónimas y Ley de Minas de 1871: Buscaban atraer inversiones extranjeras. La Ley de Minas fue una desamortización del subsuelo, provocando la exportación masiva de minerales.