Carlos II y el Problema Sucesorio
El reinado de Carlos II marca el declive definitivo de la dinastía de los Austrias y de la hegemonía española. Su gobierno se caracterizó por una constante lucha diplomática entre las potencias europeas (Francia, Inglaterra, Suecia) por la sucesión del vasto Imperio español.
Durante su minoría de edad, el gobierno estuvo en manos de su madre, Mariana de Austria, y el jesuita Nithard. Posteriormente, Fernando de Valenzuela y Juan José de Austria asumieron el poder. Las disputas entre las diferentes facciones de la corte por influir en el débil rey paralizaron la acción del gobierno e impidieron reformas efectivas. A pesar de esto, un cambio en la coyuntura económica permitió una mejora económica y una recuperación demográfica.
En el ámbito internacional, la Francia hegemónica de Luis XIV presionó a España para alcanzar sus objetivos expansionistas. Se libraron tres guerras que concluyeron con la firma de sendas paces: la Paz de Aquisgrán (1668), la Paz de Nimega (1678) y la Paz de Ryswick (1697). Estas paces supusieron la cesión de territorios a Francia, como el Artois y el Franco Condado. Sin embargo, gracias al apoyo de Suecia, Austria y el Papado, y al deseo de Luis XIV de asegurar la sucesión de su nieto Felipe de Anjou, España logró recuperar algunas plazas fuertes en Flandes y Cataluña.
La Crisis Demográfica y Económica
El Descenso Demográfico
El siglo XVII fue testigo de un notable descenso de la población española. Se estima que la población se redujo en más de un millón de habitantes, pasando de 8 millones en 1600 a 7 millones en 1700. Las principales causas fueron:
- Grandes epidemias (1597-1602, 1647-1652 y 1676-85), además de brotes en localidades aisladas.
- Malas cosechas, desnutrición y malas condiciones higiénicas que agravaron el impacto de las epidemias.
- Descenso de la tasa de natalidad debido a las guerras, la crisis económica y el aumento del celibato.
- Expulsión de los moriscos en 1609.
El descenso demográfico fue más acusado en el centro de la península que en la periferia, que comenzó a tomar el relevo demográfico.
Los Problemas Agrarios
La agricultura española experimentó una profunda crisis durante el siglo XVII debido a varios factores:
- Empeoramiento del clima con sequías y lluvias torrenciales.
- Deterioro de los sistemas de cultivo.
- Expulsión de los moriscos, que redujo la superficie de tierras de regadío.
A pesar de la introducción de nuevos cultivos como el maíz y la patata, y los avances en la viticultura, el descenso demográfico provocó despoblamientos y abandono de tierras cultivadas. Esta situación afectó especialmente a los pequeños y medianos propietarios rurales y a la nobleza, que vio disminuir sus rentas agrarias. Las plagas de langosta también contribuyeron a la crisis.
La ganadería también sufrió una etapa de crisis y reestructuración. El número de cabezas de ganado disminuyó y la lana castellana perdió competitividad en los mercados europeos. Esto perjudicó a los pequeños ganaderos, pero favoreció la concentración del ganado en manos de los grandes propietarios.
La Actividad Artesanal y Comercial
La actividad artesanal se vio paralizada desde finales del reinado de Felipe II. Los efectos de la revolución de los precios, el descenso demográfico y la competencia de productos extranjeros redujeron la rentabilidad del sector. Los gremios, con su carácter arcaico, no supieron adaptarse a la nueva situación.
La artesanía textil sufrió una gran decadencia. La situación no comenzó a mejorar hasta la década de 1680, con la creación de la Junta General de Comercio para impulsar la reactivación comercial y manufacturera.