La Desamortización de Mendizábal de 1836
Nos encontramos frente a un documento de carácter informativo o expositivo, de naturaleza jurídico-legal y de contenido político, ya que plantea un avance en el proceso desamortizador de las tierras en 1836. El documento es una fuente histórica primaria y de autor individual, fue firmado por uno de los políticos más representativos del liberalismo progresista, Juan Álvarez Mendizábal. Nombrado jefe de gobierno ante el fracaso de sus predecesores de tendencia moderada, era un político-financiero progresista que inició una serie de reformas avanzadas. En agosto de 1836, tras el pronunciamiento de La Granja que apoyó una mayoría progresista en el gobierno, Mendizábal fue nombrado ministro de Hacienda y pudo llevar a la práctica las medidas desamortizadoras.
El destinatario es privado, en primer lugar, ya que va dirigido a la regente Mª Cristina, de la que se espera su aceptación; pero con ánimo de convertirlo en público, ya que esta desamortización afectaba territorialmente a todo el Estado y por ello se publicó en la Gaceta de Madrid.
La idea principal del documento es el esfuerzo de Mendizábal para convencer a la reina de la necesidad de poner en el mercado libre las tierras, en este caso, de la Iglesia. El proceso desamortizador se inscribe dentro del tránsito del Antiguo Régimen al liberalismo (conseguir la liquidación del sistema señorial en favor de una economía liberal).
Objetivos de la Desamortización
Las ideas secundarias pasan por enumerar los objetivos básicos que perseguía y que se convierten en los argumentos citados para convencer a la reina:
- Sanear la Hacienda Pública: El fin prioritario de poner a la venta “la masa de bienes” que han sido anteriormente declarados “bienes nacionales” es sanear las Hacienda Pública, fuertemente endeudada, entregando a cambio de los títulos de deuda esos bienes. Los gastos del Estado se incrementaban, dado que en estos momentos seguía latente el conflicto carlista, guerra civil por la sucesión al trono que comenzó en 1833.
- Impulsar la economía: Se alude a la grave crisis económica que había dejado el gobierno de Fernando VII. Al convertir los bienes inmuebles eclesiásticos en propiedad privada y plena, se abriría un proceso de creación de riqueza. Con la nueva situación, los bienes inmuebles podrán salir al mercado, ser capitalizados, aumentar su productividad, etc.
- Modernización del país: Mendizábal hace referencia al retraso de España con respecto a Europa en cuanto a industrialización con su frase “desobstruir los canales de la industria y de la circulación”, criticando de nuevo la organización económico-social de tipo feudal del Antiguo Régimen. Para todo esto, Mendizábal pretende “vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad del Estado”.
- Apoyo político al liberalismo: Obtener apoyo de la burguesía para el nuevo régimen liberal encarnado en la reina Isabel II.
- Creación de una base social de propietarios: La “estabilidad del nuevo régimen liberal” se debe fundamentar en una amplia base social de “propietarios” vinculados al régimen y al bando cristino, que, trabajando por su beneficio, sirvan de base para el triunfo de las instituciones de gobierno.
Contexto Histórico de la Desamortización
Las primeras medidas desamortizadoras tuvieron lugar durante el reinado de Carlos IV, cuando Godoy autoriza en 1798 la desamortización de los bienes de la suprimida Compañía de Jesús y de las obras pías (hospicios, casas de misericordia, etc.) para, con el dinero recaudado por su venta, hacer frente al pago de la deuda pública en un contexto de guerras. Las Cortes de Cádiz, en 1813, deciden la nacionalización de los bienes de las Ordenes Militares, los conventos suprimidos durante la Guerra de Independencia y los de los afrancesados. También se procedió a desvincular los señoríos, que se transformaron en propiedad privada plena, y a suprimir el mayorazgo. La restauración absolutista anuló toda esta obra, con el consiguiente descontento de la burguesía que había comprado estas propiedades.
Con todo, el grueso de la desamortización española fue obra de los progresistas Mendizábal (desamortización eclesiástica) y Madoz (civil) durante el reinado de Isabel II. Los decretos de 1836 y 1837, firmados por Mendizábal suponían la nacionalización de todos los bienes del clero para su posterior venta en subasta pública, una vez divididas las fincas en lotes.
Como se lee en el texto de Mendizábal, la desamortización tenía como finalidades recaudar dinero para hacer frente a los gastos del Estado (las guerras carlistas), transformar el régimen jurídico de la propiedad agraria, ayudando al triunfo de la revolución burguesa, y crear una clase de pequeños y medianos propietarios favorables al liberalismo. Se citan otras finalidades como incentivar la libertad de comercio y defender la propiedad privada como base del desarrollo económico.
Consecuencias de la Desamortización
- Transformación de la propiedad de la tierra: Modificó el sistema de propiedad de la tierra; introdujo, cambios en el sistema de cultivo, condicionando de ese modo la evolución de la agricultura española. Así, el policultivo de subsistencia fue sustituido por un monocultivo comercial, cerealista. Aumentó la producción con las roturaciones, pero no la productividad ya que apenas se modernizó la agricultura.
- Impacto limitado en la Hacienda Pública: No se consiguió paliar el problema de la hacienda pública.
- Desigualdad social: Tampoco se consiguió crear una clase de pequeños propietarios adictos al liberalismo, puesto que los campesinos no pudieron comprar las tierras y los contratos de arrendamiento impuestos por los nuevos propietarios endurecieron sus condiciones. Los municipios perdieron sus ingresos por el arriendo de los bienes de propios y ya no contaban con los terrenos comunales que servían de medio de subsistencia a los campesinos más pobres, que vieron empeorar su vida.
- Nueva aristocracia terrateniente: El carlismo arraigó entre los pequeños campesinos del norte, mientras que los propietarios más acomodados se unieron al liberalismo, formando una nueva aristocracia terrateniente.
Conclusión
En conclusión, ni los nuevos propietarios invirtieron en la modernización de la explotación agraria ni se creó una clase de propietarios medios, por lo que no se dieron las circunstancias favorables para que la agricultura sirviera de base a la Revolución Industrial. Por otro lado, el desequilibrio social generado en el campo (en especial, de la mitad sur de España) obligará a retomar el tema del campo en 1932, durante la II República: la nueva Reforma Agraria pretenderá redistribuir la propiedad agraria con el triple fin de liquidar los latifundios (expropiación con indemnización), incrementar los rendimientos de los nuevos lotes resultantes, que serían entregados a los campesinos sin tierras, y contribuir a equilibrar la estructura social del campo español.